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Rajoy trata de salir del punto muerto con su última oferta a Pedro Sánchez

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, durante el encuentro en Moncloa en octubre del pasado año.

Luz Sanchis

Mariano Rajoy volverá a reunirse con Pedro Sánchez este martes en el Congreso para tratar de desbloquear la situación y salir del punto muerto en el que se encuentra. Aunque los socialistas ya han avanzado que no se plantean moverse del 'no' por el momento, en el PP aseguran que el documento que el presidente en funciones presentará al líder del PSOE se lo pondrá difícil y lo señalará como culpable de unas terceras elecciones. Las 125 medidas constituyen un resumen de su propio programa electoral aunque recoge los aspectos coincidentes del acuerdo suscrito entre Sánchez y Rivera. Sólo si Rajoy percibe alguna disposición en ambos, estará dispuesto a nombrar un equipo negociador para discutirlas.

En el PP dicen mantener un cierto optimismo ante la reunión, basado en que no contemplan que el bloqueo pueda mantenerse por más tiempo. Miembros de la dirección de Génova confían en que el panorama cambie cuando puedan sentarse los equipos a discutir la letra pequeña. “Para hacer pan hay que mancharse de harina y no nos han dejado aún entrar en la cocina”, expresa un miembro de la cúpula, que cree que Sánchez dejará abierta la puerta a que se pongan “el delantal” y avanzar en las próximas tres semanas.

La actitud con la que el PSOE encara la cita, que tendrá lugar en el Congreso, es la de plantear al presidente en funciones varias preguntas para intentar sacarle de la ambigüedad de la que ha hecho gala en los últimos días con tal de no mojarse sobre si está dispuesto a someterse a la investidura. Así, según explican fuentes cercanas a Sánchez, el secretario general del PSOE exigirá que le conteste si rechazará el encargo del rey en caso de no obtener los apoyos y rehuirá de nuevo el debate y la votación en el Parlamento.

Las preguntas a las que Sánchez exige respuesta

La siguiente cuestión será el cuándo. Por ese motivo, Sánchez espera saber la fecha en la que Ana Pastor convocará el debate y, en caso contrario, qué plazos contempla. Cuando fue el turno del socialista, los conservadores presionaron todo lo posible a Patxi López para que lo convocara de forma casi inmediata. Por el momento, el tercer partido en liza, Ciudadanos, ya ha anunciado que está dispuesto a esperar siempre que la sesión de investidura se celebre en agosto.

A pesar de que el PP dice estar dispuesto a incidir en el capítulo de la regeneración y las medidas contra la corrupción si se produce una negociación, los socialistas no se fían. Tras los intentos fallidos de controlar al Gobierno en funciones después del 20 de diciembre, el PSOE quiere que Rajoy cambie de actitud y se comprometa ahora a lo contrario. Además, pretende que el líder del PP se comprometa a acudir a la Cámara una vez sea firme el auto que procesa a su partido por la destrucción de los discos duros de Luis Bárcenas para dar explicaciones públicas.

En el capítulo de exigencias, Sánchez también quiere saber si el grupo del PP bloqueará una comisión de investigación sobre la guerra sucia contra algunos políticos catalanes desvelada por las grabaciones de Jorge Fernández Díaz con el exresponsable de la oficina Antifraude de Cataluña.

Los 170 diputados, el número peligroso para el PSOE

A pesar de que la postura del PSOE no se ha movido de la negativa, en Ferraz reconocen que un aumento de los apoyos a Rajoy, caso de que Ciudadanos se mueva de la abstención al 'sí', les colocaría en una situación muy difícil. La cifra peligrosa, según ha admitido la propia dirección del partido, es que Rajoy pudiera contar con el apoyo de 170 diputados, a sólo seis de los necesarios para salvar el trámite. En ese caso, la negativa socialista podría verse debilitada y pasar a convertirse en una abstención.

El papel de los nacionalistas catalanes ha dado un giro ya que el previsible pacto con el partido que lidera Francesc Homs en el Congreso parece haber saltado por los aires. Los votos que permitieron que la presidencia de la Cámara fuera para el PP se entendieron como un toma y daca en el que el pago era la autorización de grupo parlamentario propio. Con la negativa en el Senado y la insumisión del Parlament a la sentencia del Tribunal Constitucional que suspende su resolución, el acuerdo está en peligro.

También este martes se reunirá la Mesa del Congreso en la que se abordará la cuestión, pero algunos dirigentes del PP ya han avanzado de que ese gesto sería “preocupante” ante la negativa del Parlament que preside Carme Forcadell.

Tampoco la cercanía de las elecciones vascas, adelantadas al 25 de septiembre, facilita que el PNV preste su apoyo. Este mismo lunes, el partido que preside Andoni Ortuzar acordó rechazar de plano el apoyo durante una reunión de su Ejecutiva, así como también una abstención colectiva en la que participe el PSOE. Los nacionalistas vascos no han sido ambiguos y han anunciado que votarán 'no' tanto en la primera votación como en la que se produzca dos días más tarde.

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