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Rivera se descuelga de una reforma constitucional en la que se “recompense” a los independentistas

Albert Rivera, durante su intervención / Marta Jara

Carmen Moraga

Reforma de la Constitución, sí, pero con líneas rojas muy claras encima de la mesa. Albert Rivera las ha establecido de nuevo después de conocer el acuerdo al que han llegado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su encuentro del martes por la noche en la Moncloa.

Rivera ha ido adelantando en sus últimas comparecencias algunas de sus líneas rojas: Ni conceder a Catalunya más competencias en Justicia ni darle un concierto económico similar al del País Vasco, porque supondría un agravio para el resto de las comunidades autónomas. En Ciudadanos sostienen que una cosa es llegar a un consenso sobre la financiación autonómica y otra conceder a Catalunya más privilegios porque siempre pedirán más. “Son insaciables”.

“No podemos darle la llave de la caja a los golpistas que quieren romper España. No vamos a aceptarlo”, enfatizó este miércoles Rivera en su comparecencia en el Congreso.

El líder naranja, al que le pilló por sorpresa el acuerdo cerrado entre Rajoy y Sánchez, insiste en que está dispuesto a abrir el melón constitucional pero cree que hay otras prioridades. Como reformar el Senado, eliminar los aforamientos o cambiar la ley electoral, asuntos que pactó con Rajoy en su acuerdo de investidura y que aún no se han cumplido.

El líder de Ciudadanos, pues, se sentará a hablar de cambios en la Carta Magna pero lo primero que ha dejado claro es que sus principales interlocutores serán “el PP y el PSOE”, dado que con los que “han dado el golpe a la democracia no se pueden negociar nada”.

Eso no significa, según aclaran en la formación naranja, que no vayan participar en la Comisión Constitucional, o previamente de la Comisión de estudio sobre el modelo territorial que propone el PSOE y Podemos, que consideran “un pasteleo”, si en ella están el PDeCAT o ERC. Aunque dudan de que ambos grupos estén interesados en acudir a ambos foros cuando se pongan en marcha. De hecho, ERC ya ha adelantado que no participará.

Con quien ven imposible dialogar es con Carles Puigdemont, al que Sánchez incluso cree conveniente invitar a que acuda al Congreso para que explique su posición. “Que venga a la comisión, que venga al Congreso, si quiere una mediación, el Congreso es el perfecto mediador. El poder legislativo le hace un requerimiento que venga al Congreso y comparta cuál es su visión”, señaló el líder del PSOE tras su reunión con Rajoy.

“Se han situado al margen de la ley. El escenario solo cambiaría si vuelve a la legalidad y a la senda democrática”, replican fuentes de Ciudadanos.

Gestos de Rajoy que no han gustado a Ciudadanos

Pese a la buena sintonía que por lo general Rivera ha mantenido con Rajoy durante toda la crisis, hay gestos del presidente que en el partido no acaban de entender. Uno de ellos, el hecho de que la misma noche del martes, tras la larga jornada parlamentaria en la que Puigdemont proclamó la suspensión de la declaración unilateral de independencia (DUI), Moncloa les asegurara que la respuesta iba a correr a cargo del propio presidente del Gobierno. Poco después comprobaron con sorpresa que la que la que comparecía era la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Tampoco les está agradando mucho el gran protagonismo que la Moncloa está dando nuevamente a Sánchez, cuando los socialistas se han mantenido críticos con el Gobierno y han llegado a anunciar la reprobación de la misma vicepresidenta, por las duras cargas policiales que tuvieron lugar el 1-O en Catalunya. La iniciativa fue retirada in extremis por el PSOE este mismo miércoles.

Rivera, por el contrario, no ha dejado de mostrar su apoyo al Gobierno en toda la crisis y ha cerrado, además, un principio de acuerdo sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2018. Claro, que no es la primera vez que Ciudadanos se siente relegado a un segundo plano por Rajoy.

No obstante, consideran como un logro propio la decisión del presidente del Gobierno de aplicar por fin el artículo 155 de la Constitución, como han venido reclamando, pese a que Rajoy no haya dado ese paso hasta asegurarse el apoyo del PSOE.

Ahora van a estar expectantes con el nuevo escenario que se abre. Como no confían en que Puigdemont dé su brazo a torcer, “se baje del burro” y vuelva a la senda de la legalidad, insistirán en la necesidad de que se reúna el Senado para que se convoquen elecciones en Catalunya. Mientras tanto, seguirán presionando al PPC y al PSC para que apoyen la moción de censura en el Parlament anunciada por Inés Arrimadas. “No hay otra salida para acabar con esta pesadilla”, ha afirmado una y otra vez Rivera.

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