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Emilio Aragón: “Mr. Inbetween’ es una pequeña obra maestra”

Piedad Sancristóval

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Emilio Aragón (La Habana, 1959) ha tocado con grandes éxitos todos los palos del espectáculo. Debutó en el circo, fue cantante, presentador estrella, actor y creador en algunos de los mayores hitos de la ficción en serie, productor, director de orquesta y compositor musical y director de cine. Ha vuelto a la actualidad con B.S.O., en Movistar, en el que se reúne con Raphael, Belén Rueda, Joaquín y Los Javis en los cuatro primeros programas para repasar la música de sus vidas con los mejores músicos del país. Aragón recomienda entre la oferta de las plataformas audiovisuales la producción australiana Mr. Inbetween.

“Llegué a ella por Fernando Castets, guionista de La luna de Avellaneda, El hijo de la novia y amigo y coguionista conmigo de mi ópera prima Pájaros de papel. Me mandó un día un wasap diciendo: ‘Tienes que ver esta serie, es fantástica. Los australianos están haciendo cosas muy buenas’. Y nos enganchamos, por muchas razones. Los que conozcan ya la serie estarán de acuerdo conmigo en que es distinta, en que ofrece algo que quizá no sea nuevo pero la manera de plantearlo, cómo están construidos los personajes lo hace novedoso. Para mí ha sido un verdadero descubrimiento”.

“Huye del cliché del asesino que se convierte en un hombre bueno”

La serie sigue al hombre para todo de un mafioso tanto en su trabajo como en su vida personal. En episodios de media hora añade comedia al género negro. “Hay una especie de angustia incierta que es la que amalgama los elementos a veces dispares de esta serie —dice de ella Emilio Aragón—. El personaje central, Ray Shoesmith, de Scott Ryan, el guionista, es un asesino con conciencia pero sólo hasta cierto punto. Una de las cosas que me gustan de la serie es que huye del cliché del asesino que se convierte en un hombre bueno y deja al personaje central haciendo equilibrios entre la vida cotidiana, hogareña, la de cualquier ciudadano medio, y la del conspirador criminal. Ese me parece un ejercicio muy difícil para un guionista. Conseguir ese equilibrio es muy complicado y Ryan, lo consigue, sobre todo entendiendo que él es además el actor principal, el protagonista”. 

Tal como señala Aragón, el autor de la serie, guionista de toda ella, es también cabeza del reparto. Ryan creó el personaje para un película de muy bajo presupuesto, The magician, y acabó resucitándolo en esta producción. Emilio también ha participado en algunos guiones de ficciones que ha protagonizado: “No es fácil esto de escribir e interpretar, —señala— es un ejercicio complicado. Las dudas que te surgen del personaje cuando escribes pensando en otro actor siempre existen, pero además, el que seas tú el protagonista es doble trabajo. ¿Dónde marcas los límites? Esto de interpretar, ir al combo (los monitores en los que se revisa lo rodado) ver la escena, ‘¿me he pasado, no me he pasado?’. Porque una cosa es lo que tengas en la cabeza, lo que has soñado del personaje y otra cosa es luego el set, el rodaje, los compañeros, lo que te propone a veces el otro actor, y creo que Ryan lo hace espléndidamente”. 

“La fuerza narrativa que tiene a pequeña escala es espectacular, es impresionante”

Emilio Aragón destaca los puntos fuertes de la serie: “Para mí, honestamente, esta es una pequeña obra maestra de comedia y drama, porque la comedia es deliciosa en los momentos que tiene. No puedes dejar de mirarla. Yo la veía compulsivamente. Lo cierto es que no hay grandes ideas aquí, pero la fuerza narrativa que tiene a pequeña escala es espectacular, es impresionante. Como decía, esto del asesino con un corazón de oro no es algo nuevo, lo hemos visto muchas veces. Como espectadores, en numerosas ocasiones hemos sido puestos en la posición del compromiso moral pero la verdad es que Mr. Inbetween le da un repaso fresco y divertido a toda esa idea”. 

Y lo hace gracias a su protagonista, según el productor: “No es el prototipo de matón que estamos acostumbrados a ver. No es un tipo fornido, tiene más bien barriguita, a la vez que es delgado y por momentos parece cansado o aburrido de su trabajo pero lo más fascinante es que terminas queriendo al personaje, a pesar de ser un tipo frío y sin piedad. Compras en el minuto dos que pueda estar ejecutando a una persona y a continuación leyéndole un cuento a su hija o hablando con ella de cosas del cole”. 

“Introducir comedia en momentos delicados y hacerlo bien es oro puro”

Lo mismo le parece que ocurre con el resto de personajes: “Están muy bien dibujados, cuenta con algo peligroso en este género y es la comedia. Su amigo, por ejemplo, puede llegar a ser tan cruel como él pero el guionista y protagonista se permite introducir elementos de comedia en momentos delicados y eso bien hecho es oro puro pero si te pasas puede producir el efecto contrario en el espectador. Para mí Scott Ryan es un hombre de mucho talento. Su personaje me parece magnético. No te cansas de mirarlo, eso tiene mucho valor porque lo normal es que sales en una escena, luego pasa otra cosa, luego vuelves a salir, y él no, él sale en todos los capítulos, en todas las escenas y no cansa”. 

Aragón agradece la corta duración de los episodios: “El dúo de Nash Edgerton como director de todos ellos y Ryan escribiéndolos funciona a la perfección. Para mí, honestamente, cada episodio es un ejercicio narrativo fantástico. Podría decir que en Mr. Inbetween se cuentan muchísimas más cosas en 26 minutos que es la media de cada capítulo que en series de 45 o 50 minutos. Esta tendencia de ficción de media hora en drama cada vez me gusta más”. 

La serie está grabada en lugares anodinos de Sidney y sus alrededores. “Al principio la puesta en escena, como los que nos dedicamos a esto solemos mirarlo todo con lupa, me parecía algo sosa —afirma Aragón—, pero poco a poco te va arrastrando a esa estética tan personal y a veces sencilla y una vez terminada de ver te das cuenta de que has estado pendiente de la historia que es lo importante”.

“Acompañar al piano a los compañeros de ‘B.S.O.’ ha sido un viaje intenso pero sabroso”

B.S.O. ha supuesto el retorno de Emilio Aragón a la pantalla: “Nunca pensé que volvería a ponerme delante de las cámaras —dice al respecto—. Había tomado esta decisión hace quince años de escribir, dirigir y producir, pero estoy muy contento, y el ejercicio de hacer arreglos musicales o sentarme a preparar una canción con alguno de los compañeros que habéis visto en B.S.O., acompañarles al piano, a la guitarra, o a cualquier otro instrumento para preparar el tema ha sido un viaje intenso pero sabroso. Al terminar estos ocho programas es cuando me han empezado a salir todos los dolores de espalda y de rodilla, pero benditos dolores”. 

De esos ocho programas de B.S.O. ya pueden verse los primeros cuatro, los siguientes se emitirán en septiembre. Su director está satisfecho: “Estamos encantados con todos los comentarios y críticas. Me siento un afortunado. Haber podido cantar con Raphael ha sido un sueño cumplido, volver a estar en un plató con Belén Rueda, cantar con ella, no recuerdo haber cantado con Belén en un programa, haber acompañado a compañeros como Bebe, Coque Malla, Dani Martín, Alba Molina, Josemi Carmona, y las sorpresas que vamos a tener en los próximos cuatro programas. Ha sido un viaje duro, intenso, pero ha merecido la pena”. 

Sobre si se prolongará este retorno a la televisión, Emilio Aragón aclara: “Esto de hacer música en televisión y en directo, en este caso y en este programa en concreto es como el refrán ‘comer y rascar, todo es empezar’. Necesito tiempo para respirar y ubicarme de nuevo, porque ya los años pesan pero no me importaría hacer otros ocho. En cuanto a proyectos, también tengo encima de la mesa uno que dejé de cine, precisamente para hacer B.S.O. y una serie de ficción. Ambos son dramas pero también le estoy dando vueltas a una comedia. Me apetece volver a hacer comedia, mucho. Ahí estamos”.

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