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“Los pasajeros del tren han vuelto a nacer”

El PP acusa al PSOE de "politizar" el descarrilamiento de Arahal y recuerda que la prioridad son los heridos

Fermín Cabanillas

Los 79 pasajeros que este miércoles hacían el trayecto Málaga-Sevilla en el tren que descarriló a la salida de la localidad sevillana de Arahal “han vuelto a nacer”. Así de claro lo expresa Luis López Minguet, concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento arahalense y voluntario de Protección Civil, que fue de los primeros en llegar al lugar del suceso junto a sus compañeros José Manuel Bermúdez, Jesús Carreño, Juan Manuel Blanca, Jennifer Jiménez y José Carlos Carreño, este último jefe local del cuerpo de Protección Civil.

Porque, de momento, no tiene explicación física que el tren circulase casi 300 metros con el tercer vagón descarrilado, desde que se le venció el suelo bajo sus ruedas hasta que se detuvo unos 200 metros después de un túnel. Antes de que el maquinista lograse detener el vehículo, se había salido de los raíles, golpeado contra la pared de un túnel. Ese golpe lo colocó de nuevo en la vía, y todavía circuló 200 metros más, hasta que se paró.

No es de extrañar que José Manuel Bermúdez afirme que “atendimos heridas y gente de todo tipo, con algunas crisis de ansiedad, con gente que tenía el miedo en el cuerpo todavía”.

Entre esas personas se encuentra Asunción, una mujer que fue una de las dos personas que fue evacuada en helicóptero ante su estado por una contusión abdominal que hacía dudar sobre si tenía lesiones internas. Jennifer Jiménez, la voluntaria de Protección Civil que es diplomada en auxiliar de enfermería, no se separó de ella un solo momento: “Estaba muy nerviosa, sólo quería que la evacuasen, que la viese un médico, que le dijesen lo que tenía”. Jennifer hizo de psicóloga con ella, más que de enfermera, y se subió tranquila al helicóptero que la llevó al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

De su inquietud se pasó al enfado de Rosa Cañete, una vecina de Torremolinos que asegura que vio “la muerte de cerca”, en forma del techo del vagón, “que todos estábamos viendo que si se vencía como se estaba venciendo se convertiría en una guillotina, y fueron unos minutos de mucho miedo y tensión”.

Asegura, además, que a las 9.45 el revisor avisó a los pasajeros de que se iba a realizar un transbordo en autobús en la localidad arahalense por el mal estado de la vía, “y 15 minutos después” les dijeron que no, que seguiría el viaje hacia Sevilla. “En ese momento nos extrañamos, porque pensamos en cómo era posible que en un cuarto de hora todo se hubiese solucionado. Poco después el vagón descarriló”, relata.

Carlos Hernández White, diputado por Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, y que viajaba de camino a Sevilla para el pleno de presupuestos, asegura que “fue como si el tren diera un salto” y se muestra muy agradecido al 061: “en cuanto escuchamos el helicóptero, yo me quedé más tranquilo”. Califica la atención recibida de “muy buena y muy rápida”.

Salvadas las evacuaciones, llegó el segundo accidente del día, aunque en esta ocasión el maquinista paró el tren a tiempo antes de llegar a Dos Hermanas. En él viajaban los pasajeros que decidieron seguir el viaje en un tren que RENFE puso a su disposición. Otra acumulación de agua como la que se supone que causó el accidente de Arahal hizo que el tren se detuviese en medio de la vía. No llegaron a la estación sevillana de Santa Justa hasta pasadas las cuatro de la tarde, y de ahí tuvieron que montarse en un autocar para terminar su accidentado viaje.

Carmen, una vecina de Marchena que esperaba un viaje tranquilo, era clara al llegar a Santa Justa: “va a pasar mucho tiempo hasta que yo me vuelva a montar en un tren”.

Voluntarios del pueblo

De fondo, la queja unánime de los afectados: nadie en nombre de RENFE o ADIF acudió al lugar del suceso y ofreció ayuda a los pasajeros para seguir su camino. De hecho, los que decidieron acudir a la estación de Arahal para gestionar el final de su traslado lo hicieron porque los voluntarios de Protección Civil les ofrecieron sus vehículos. Antes de eso, las ambulancias pudieron entrar y salir de la zona del suceso porque tractoristas voluntarios de Arahal les abrieron camino e incluso les remolcaron. Fue tal la oferta que hubo que pedir en el pueblo que no acudiesen más tractores, que la ayuda ya estaba en el lugar de los hechos.

La situación de alerta volvió a la relativa normalidad a las 18.00 horas, cuando era desactivado el aviso amarillo que hizo que cayesen sobre el pueblo 119 litros de agua por metro cuadrado.

Por delante quedan varias semanas en las que la vía estará cerrada, para cerrar la investigación sobre este caso, que se ha quedado en un susto por encima de una tragedia.

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