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Las universidades públicas de Sevilla facilitarán equipos informáticos a los estudiantes con menos recursos en un año académico semipresencial

Biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.

Carmen Ibáñez

Sevilla —

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Este lunes, en torno a 10.000 universitarios han comenzado este atípico curso académico en la Universidad Pablo de Olavide. Dos semanas después lo harán los matriculados en la Universidad de Sevilla, donde aún no ha terminado el plazo de inscripción pero que el pasado año académico contó con 70.900. La gran mayoría de las facultades de ambas universidades arrancará con la modalidad semipresencial, y los criterios de asistencia y rotatoria están por definir en cada centro, pero para aquellos estudiantes con menos recursos, tanto la UPO como la US facilitarán el equipo informático necesario para que la brecha digital no sea un obstáculo a la hora de seguir las clases. Además, los estudiantes de primer curso tendrán prioridad a la hora de asistir físicamente a las aulas.

Las universidades han tenido que adaptar su funcionamiento y organización a las medidas de seguridad impuestas desde el Ministerio de Sanidad y la Junta de Andalucía en un curso académico marcado por la distancia física que impone la pandemia de la COVID19. En junio, las instrucciones establecían que los alumnos podían estar en el aula con mascarilla. Pero las últimas directrices dictadas por el Ministerio de Sanidad en este mes de septiembre han reforzado estos requisitos y, además del uso obligatorio de la mascarilla, también se hace imprescindible la distancia física de un metro y medio entre las personas. “Nosotros teníamos organizado el modelo en función de las instrucciones de junio, pero ahora las medidas son más estrictas, y nos ha obligado a volver a medir las aulas y volver a reasignarlas”, explican desde la UPO.

Así, han planificado el curso en función de tres escenarios. El de presencialidad total, el de semipresencialidad y el cierre total de las aulas. La presencialidad total (Escenario 0) en principio está pensada para titulaciones en las que la ratio de alumnos es más baja y la dimensión de las instalaciones permite mantener la distancia de seguridad, como es el caso de Ingeniería de la Edificación de la US, donde se están planteando esta posibilidad. Lo mismo ocurre en la UPO en aquellas asignaturas más prácticas en las que el número de estudiantes puede ser alojado en las instalaciones disponibles manteniendo la distancia física impuesta. 

El segundo escenario, el A, consiste en una menor actividad académica presencial o, como lo llaman ya, semipresencial. Y es el modo en el que va a arrancar el curso, tanto en la US como en la UPO, de forma mayoritaria. Un grupo de alumnos asiste físicamente a la clase por turnos rotatorios y el resto la sigue por streaming. Cada facultad tiene autonomía para organizar esta semipresencialidad, cuyos detalles debe luego publicar en su página web. 

En el caso de la Universidad de Sevilla, explican que están a la espera de recibir estos planes para poder crear un espacio unificado en su portal de Internet donde consultar la planificación de cada facultad y de cada grado.  

En la Pablo de Olavide, igualmente, cada facultad decidirá el criterio de asistencia de sus alumnos a la sede física, aunque existen unas pautas generales en función del aforo de las instalaciones. Las enseñanzas básicas, con asignaturas de carácter más teórico y con un mayor número de alumnos matriculados, se impartirán principalmente de forma semipresencial y online; y las EPD (enseñanzas prácticas y de desarrollo), se harán de forma presencial. 

Según explican desde la UPO, existen grados en los que todos los alumnos de una EPD tienen cabida en el aula. Y para aquellos casos en los que no es posible, se ha previsto el seguimiento por streaming de las clases desde otro aula de la facultad o desde su domicilio. De todos modos, advierten que el desarrollo de la pandemia puede modificar todos estos escenarios, previsiones y planificaciones.  

Sistema de ayudas sociales para equipamiento informático 

La experiencia vivida en el último trimestre del pasado curso, cuando el confinamiento fue total, llevó a ambas universidades a facilitar equipamiento informático a aquellos estudiantes con menos recursos para que no se quedasen atrás. Estas ayudas se reeditarán en este nuevo año académico, según consta en sus respectivos planes de actuación y protocolos. En los próximos días, la UPO aprobará el Plan que contiene estas ayudas sociales, que será similar al que puso en marcha durante el confinamiento del último trimestre del pasado año. Lo mismo ocurrirá en la US, donde se publicará una convocatoria en la que se recogerán los requisitos para solicitar estos medios. 

Preguntadas ambas universidades por los fondos extraordinarios que deberán emplear para sufragar estas actuaciones necesarias para empezar el curso, desde la UPO detallan que aún sin contar con una evaluación final de todas las necesidades, estiman en 1,5 millones de euros el presupuesto necesario para infraestructura tecnológica para aulas de docencia, ampliación de limpieza y desinfección, mantenimiento deaires acondicionados o material de protección COVID19, entre otras partidas. La Universidad de Sevilla no ha podido facilitar aún la cifra que estima necesitará.

Andalucía, a la cola en el reparto de fondos para la universidad

El pasado mes de julio, el Gobierno central acordó destinar 2.000 millones de euros a educación, de los que 383,85 millones corresponden a Andalucía y que se repartirían en un 80% para la enseñanza no superior (más de 307 millones) y un 20% para la educación superior (76,77 millones). Pero a fecha 18 de septiembre, a dos días de empezar el curso en la Pablo de Olavide, y dos semanas para que lo haga en la Universidad de Sevilla, el Gobierno de la Junta de Andalucía no ha establecido los criterios ni ha hecho la distribución de ese dinero, a diferencia de lo que sí han hecho ya otros gobiernos autonómicos, según han denunciado este viernes los rectores y rectoras de las universidades públicas andaluzas. 

Estos fondos deben ejecutarse antes de que finalice este año e irían destinados a atender las necesidades sobrevenidas por la actual situación de crisis sanitaria y los cambios que ésta ha impuesto en la organización diaria de las instituciones académicas. 

Las universidades públicas andaluzas han emitido este viernes un comunicado en el que quieren dejar constancia de la “apremiante necesidad” de que dicho dinero se distribuya para atender las necesidades de digitalización, becas, infraestructuras o limpieza que se han afrontado en este periodo y que aún quedan por asumir en lo que resta de este año. 

Formación del profesorado

La preparación, por parte de los docentes, de una enseñanza presencial y otra en línea en caso de confinamiento, es una tarea que viene desarrollándose desde el pasado mes de julio en las dos universidades. Un hecho que ha llevado a la modificación de las guías docentes a todos los posibles escenarios de enseñanza, según explican desde la UPO. 

En esta universidad, desde el inicio de la pandemia, el profesorado ha estado formándose a través de los cursos del Área de Formación e Innovación Docente. Fuentes de la Pablo de Olavide añaden que el uso de las herramientas de su Aula Virtual por parte de sus profesores era ya habitual antes de la pandemia. En estos momentos, esta herramienta se ha convertido en imprescindible, indican.  

En la Universidad de Sevilla, por su parte, se creó un grupo de asesor de apoyo pedagógico en tecnologías educativas y recursos digitales el pasado mes de abril. Este grupo de expertos es el encargado de coordinar y planificar las acciones de formación para el profesorado en este escenario híbrido. Y es el departamento que ha formado, ayudado y asesorado a todo el profesorado que lo ha solicitado, explican fuentes de la US. Pero de momento, no ha sido posible obtener la cifra o el porcentaje de docentes que han seguido esta formación.  

Reforzar la evaluación continua online

En cuanto a la evaluación, los protocolos de actuación prevén seguir el modelo aplicado el pasado fin de curso, si bien, apuestan por reforzar la evaluación continua. En las instrucciones aprobadas por la Universidad de Sevilla se recomienda priorizar la evaluación continua mediante pruebas de evaluación on line para facilitar el tránsito de un escenario de semipresencialidad a un escenario de cierre total. 

En la Universidad Pablo de Olavide, explican que adaptarán su sistema al tipo de docencia que se realice, siempre garantizando “la justa valoración de los conocimientos adquiridos por el estudiantado”. 

En esta semana que termina deberían estar celebrándose las jornadas de bienvenida para los estudiantes de primer curso en la UPO. Una celebración que reunía en el paraninfo o en la plaza de América -espacio central del campus- a los jóvenes que pisaban por primera vez la universidad. En su lugar, se están celebrando jornadas virtuales en las que se les explica, hasta donde se puede, qué tienen que hacer, cuáles son los horarios, etc.. 

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