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ENTREVISTA | Fernando Soler, médico proeutanasia

“La gente en España aún se muere mal, aullando”

Fernando Soler, médico y vocal de Derecho a Morir Dignamente

Raquel Ejerique

La sedación y el debate sobre la eutanasia y la muerte digna se cruzó en la vida de Fernando Soler por casualidad. Trabajaba en el Hospital de Leganés, el del doctor Luis Montes, el caso en el que el gobierno de Esperanza Aguirre acusó de haber matado a 73 enfermos terminales (una carta anónima, la que abrió el caso, hablaba de 400). “Esa acusación era un insulto a cualquier trabajador de ese hospital”, recuerda. Fue entonces cuando entró en contacto con la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) y empezó su interés por evitar el sufrimiento en el fin de la vida. “La diferencia teórica entre sedación y eutanasia la aprendimos entonces”, cuenta Soler.

Ahora, jubilado, sigue luchando a favor de la eutanasia como vocal de la Junta de Madrid de DMD, formando en sedación y en derechos de los pacientes.

¿Podemos tener la certeza de que a las personas terminales no se les hace sufrir en los hospitales públicos y se respeta su voluntad, como recoge la Ley de Autonomía del Paciente?

Apostaría sin temor a perder que como mínimo la mitad de profesionales no ha leído esa ley. De hecho, me he encontrado médicos que se enteraron cuando entró en vigor [en 2002] de que el paciente tenía derecho a rechazar un tratamiento desde la Ley General de Sanidad [de 1986], y que todavía creen que si el paciente rechaza el tratamiento está obligado a irse a casa con un alta voluntaria. El concepto de “derechos del paciente” está muy poco extendido entre médicos, que a veces se mueven entre el paternalismo y el autoritarismo. Es la convicción de que uno sabe lo que le interesa al paciente y si no lo quiere es un majadero desagradecido. Esto ha cambiado con las nuevas generaciones, que ya han tenido una formación un poco mejor, pero somos minoría quienes creemos que el paciente tiene derechos y no es un inferior. Tampoco ayuda que los hospitales no informen a sus médicos sobre la legislación que les afecta.

Entonces, al entrar un enfermo terminal en un hospital, ¿qué tendría que pasar y qué es lo que en realidad pasa?

De entrada, si entra un paciente con 90 años, diversas enfermedades y un cuadro agudo no se debería poner en marcha un dispositivo como si se estuviera salvando una vida que tiene un futuro por delante, aunque sea duro decirlo. Lo peor que le puede pasar a un ser humano enfermo de 90 años es encontrarse con un médico joven, entusiasta y dispuesto a salvarle la vida, porque eso te puede hacer padecer mucho.

Primero, el médico debería interesarse sobre si esa persona tiene un testamento vital en caso de que esté en proceso de terminalidad, pero claro, es el mismo médico quien decide si el paciente está en ese proceso, así que él tiene la llave. Y como tiene una buena razón para no interesarse por el testamento vital porque casi nadie lo tiene... De entrada a nadie le importa lo que la persona ha manifestado de lo que quiere y lo que rechaza. Aparte del testamento, el médico puede que encuentre una familia que le empuje a hacer medidas heroicas. O que le pidan que su familiar no sufra. Si es un médico razonable atempera sus entusiasmos, le pone a mínimos, le seda y deja a su familia alrededor. Si es un fundamentalista dirá: “Mire, si lo que quiere es que nos deshagamos de su madre se equivoca”.

¿En los médicos pesa tanto la moral?

Hay una moral hipocrática, sí. Un médico tiene una cualificación técnica y una cualidad moral superior, un juramento ante los dioses de que va a poner todo su empeño en curarte. Y tú, vulnerable, te pones absolutamente en sus manos y además eres inferior. No olvidemos que la enfermedad era la causa del pecado de nuestros primeros padres. La religión y el hipocratismo han funcionado muy bien.

¿Morirse duele?

Morirse cuesta una agonía, aunque haya una etapa muy inconsciente. Es un trabajo, duele y cuesta. Es una de las razones por las que los médicos participan poco del proceso. La palabra muerte no existe en medicina, se llama exitus letalis. Cuando llegas al hospital te dicen por ejemplo: “Anoche ha sido exitus el 16”. Quiere decir que se ha muerto, pero se utiliza un eufemismo porque la muerte no se lleva bien con la medicina. Si consideras que la medicina es luchar contra la muerte, estás condenado al fracaso, porque la única evidencia al nacer es que nos vamos a morir.

¿Hay un protocolo seguro y claro al que atenerse para hacer una sedación terminal, es decir, usar fármacos que alivien el dolor al final de la vida?

La Organización Médica Colegial tiene un protocolo publicado con la Asociación de Paliativos al que accedes no porque se facilite desde tu empresa, sino porque el tema te interesa mucho. Cuando una persona está muriéndose, las salvaguardas que tiene que cumplir un médico para que no le acusen de estar haciendo una eutanasia son de tal calibre que garantizas que el paciente está sufriendo hasta que das con la dosis que necesita para no sufrir. Empiezas con tila y si chilla es que no le ha servido, y así vas haciendo escalones. Se llama escala terapéutica, analgésica. Obliga a probar gradualmente. Pero si estamos hablando de una persona que se está muriendo no tienes ningún bien que proteger respecto a la vida, lo que tienes que proteger es su confort.

¿Entre sedación y eutanasia, puede haber zona de grises?

La diferencia entre sedar a alguien y poner una eutanasia es la intención. Si la intención es acabar con esa persona, es una eutanasia. Si es aliviarle, y admito como consecuencia que se pueda adelantar la muerte con esta sedación, entonces estoy haciendo una sedación terminal. Si le administras una inyección de cloruro potásico que le para el corazón es difícil decir que no es una eutanasia. De hecho, hay un médico condenado en España por ponerle una inyección así a una abuelita en situación catastrófica, porque además lo puso por escrito en el historial. Pero sí, es un territorio pantanoso.

Usted trabajaba en el hospital de Luis Montes cuando se le acusó de sedaciones masivas e injustificadas, el conocido como Caso Leganés. ¿Cómo lo vivió?

Acusaron a Luis de 400 asesinatos en urgencias [a partir de una carta anónima]. Fue un insulto para todos nosotros, porque alguien que trabajara en ese hospital no podía no haberse enterado de tal matanza. No nos hablábamos, pero ahí reempezamos nuestra relación y tuvimos el apoyo de Derecho a Morir Dignamente. Era la época de las películas 'Mar adentro', 'Million dollar baby'... Era una época en la que se abría el debate de la eutanasia, y con el Caso Leganés se quiso acabar con ello, criminalizarlo. La gente, los médicos, se asustaron mucho, porque la sedación era una práctica común en todos los hospitales. Tras el caso hubo una caída del consumo de morfina en picado.

Pero la sedación no solo no es una barbaridad, sino que es una buena práctica médica. Cuando tienes un paciente en proximidad a la muerte, tu única obsesión debe ser que ese tránsito sea pacífico, que no se muera aullando. Y todavía en nuestros hospitales la gente se muere aullando, gritando, arrancándose los sueros... Gente que no está bien sedada.

Ha habido más de una decena de iniciativas parlamentarias proeutanasia que han quedado en nada, ¿por qué cree que no hay todavía una ley?

Hay miedo, sobre todo a la Iglesia, que manda mucho. Hace campañas pero no contra la eutanasia, sino contra el genocidio que presentan como si fuera eutanasia, lo que llaman la cultura del descarte.

Hace un tiempo dijo el presidente del PP, Pablo Casado, que es un problema que no existe

Él no debe conocer a nadie que se haya muerto deseando haberse muerto mucho antes. Si tienes amigos dentro de la profesión médica no tendrás problemas. Pero si no los tienes y te encuentras con un fundamentalista ya puedes estar seguro de que tu muerte no va a ser como te gustaría.

Si se aprueba la ley que propone el PSOE para regular la eutanasia, ¿los médicos encontrarán un marco seguro?

Pone mucho empeño en la objeción de conciencia, que debería ser una excepción a la ley. Sin embargo vemos que tienen objeción hasta los centros hospitalarios. Inmaculada Echevarría pidió que le retiraran el respirador y tuvo que irse a un público donde el mismo equipo médico del hospital religioso del que venía la sedó y desconectó. Era el hospital el que tenía objeción. Si pones la objeción de conciencia sin límite, estaremos como con el aborto. Tendremos centros eutanásicos o médicos eutanásicos, porque si hay rechazo en el ambiente profesional y la nueva ley se lo pone difícil... Los colegios de médicos tienen una posición beligerante con la eutanasia, porque darle la muerte a alguien por más que lo pida y esté en situación catastrófica es un acto contrario a la medicina, eso es un axioma. Y eso se tiene en cuenta al hacer una ley.

La mayor crítica a la propuesta socialista es que prevé comités que tienen que dar autorización antes de practicar una eutanasia. ¿Le parece un problema?

Es tan original que no hay ninguna ley en el mundo que funcione así, con un control previo. Después de que un paciente ha pedido reiteradamente que acaben con su situación, el médico ha comprobado que está dentro de los supuestos y ha consultado con otro colega que lo confirma, todo esto se manda a un comité. El presidente de ese comité, cuya composición no se sabe cuál es y dependerá de las comunidades autónomas, nombra a un médico y un jurista para que vayan, vean la documentación y hablen con el paciente y el médico. Te vas a encontrar, y está pasando en Canadá, que si el presidente es un provida, que no es médico, está incordiando a los médicos. La ley tiene imprecisiones suficientes para que eso pase.

Pero si eres médico y tienes que participar en la muerte de una persona que no es una fiesta y no es fácil, si te ponen pegas desde el sistema, eres sospechoso, va a venir un señor de fuera y va a opinar sobre ti, el paciente, la familia y va a poner en cuestión tu diagnóstico... La tendencia natural del ser humano es la del mínimo esfuerzo.

Prevé entonces que haya pocos médicos que practiquen eutanasias si sale adelante la propuesta...

Hay pocos estudios sobre la opinión de los médicos (además de los de la OCU y CIS, que son antiguos), pero hay un 20% de médicos que reconocen haber practicado una eutanasia alguna vez, fuera de la ley, por supuesto. La Organización Médica Colegial dice que el 1% de las muertes en un país sin eutanasia son eutanasias encubiertas.

Si te quieres morir y no hay cerca un médico de confianza, ¿qué opción están eligiendo los pacientes terminales que quieren morir en España?

Cuando uno está en una situación en la que la vida es un tormento y no tiene un amigo médico o un médico comprensivo, solo queda suicidarse violentamente. Si puedes. Es muy cruel porque se castiga en el código penal la ayuda necesaria del colaborador para el suicidio: si eres Ramón Sampedro, ¿cómo consigues la cuerda? ¿Cómo te tiras por la ventana? Se dificulta para la persona en la peor situación, la que no puede ni suicidarse. El 2017, el día que se rechazó la ley de Unidos Podemos de eutanasia en la puerta del Congreso estaba una persona con ELA que cuatro días después se suicidó. Había conseguido su fármaco. Hoy en Internet se accede fácilmente al Nembutal, que se vende por unos 500 euros. Antes costaba 25 euros. Pero nunca puedes asegurar que eso que te han mandado sea Nembutal, te puedes quedar peor de lo que estabas.

En DMD han sido críticos con la ley del PSOE también porque dejaría fuera del sistema de eutanasia a personas con enfermedades graves pero que aún no han quedado incapacitadas, por ejemplo, con ELA.

Es que es un pastiche, porque tienes que tener un grado de incapacidad para que no se pene el suicidio asistido, cuando alguien te ayuda a morir. En el actual código penal se rebaja la pena para quien ayude a morir a alguien con una enfermedad grave. Con la nueva propuesta, si ayudo a alguien con ELA pero que no ha manifestado incapacidad todavía, esta persona no cumple los requitos, así que técnicamente se convierte a una ayuda a un suicidio de alguien que no está enfermo. Si tenemos acceso a la redacción de la nueva ley, de la que no se nos han consultado nada, lo haremos ver. Estoy seguro de que no han caído en ello, pero los provida sí caen.

Si el 86% de los españoles están a favor de la eutanasia, según el CIS, ¿por qué cree que sigue sin haber una ley?

No hay nada que tenga un apoyo mayor que la eutanasia, ni la oposición a la guerra del golfo. Y lo tiene igual para los que votan al PP, al PSOE, católicos o ateos. Cuando te estás muriendo, o un futuro por delante que no es más que sufrimiento, indignidad, dependencia, desastre... ¿Quién quiere vivir eso? Nadie. Si lo vives es porque no te dejan, porque si alguien te ayuda puede acabar en la cárcel, porque crees en dios o porque no tienes el dinero para ir a Suiza. Nadie que tiene una buena vida quiere morirse. La gente que quiere morirse es porque tiene una vida de mierda. O que se ha cansado de vivir. Yo he tenido la certeza muchas veces, al explicarle a algún abuelito que esa iba a ser su última enfermedad, que sentía una sensación de alivio.

Ciudadanos propone otra ley de muerte digna, que pone el énfasis en los cuidados paliativos, y cuya aprobación pone como condición previa a apoyar la del PSOE. ¿Es mejor?

Es lo que ya existe en la ley actual, las leyes no se cumplen por que las repitas. Con la salvedad de que dicen que se va a incluir la sedación a demanda, sin que el médico sea quien la decide. Eso sí sería una novedad, porque ahora lo que hay son lo que llamamos derechos de papel: tienes derecho a la sedación terminal si está médicamente indicada, que es lo mismo que reforzar no tu derecho, sino el del médico a decidir. Si se aprueba así, a demanda, es lo mismo que aprobar la eutanasia. En cualquier caso, probablemente la legislatura se va a acabar antes de que se apruebe esta ley.

¿Cree que acabará por haber en España una ley de eutanasia?

Yo espero morirme mediante una eutanasia legal. Si no es legal, me asistiré yo mismo, pero me temo que no será con esta ley que propone el PSOE. En cualquier caso, el debate ya está, ha roto el asunto en el Congreso, y eso no va a ir atrás.

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