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Mejoras para futuras riadas: más simulacros de evacuación en los pueblos

Mejoras para futuras riadas: más simulacros de evacuación en los pueblos

EFE

Zaragoza —

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Realizar un simulacro de evacuación en los municipios del Ebro al menos una vez al año y asegurar el desalojo de las granjas son algunas de las propuestas de mejoras detectadas de cara a preparar las próximas crecidas, afirma a Efe en una entrevista el jefe de Servicio de Seguridad y Protección Civil de Aragón, Miguel Ángel Clavero.

El pasado 11 de abril, ante el empeoramiento de las previsiones meteorológicas, el Centro de Coordinación Cooperativa (CECOP), que agrupa a los órganos de emergencias de las administraciones públicas, activó el Plan Territorial de Protección Civil (PLATEAR) ante una crecida calificada de extraordinaria.

Desde entonces, 400 efectivos trabajaron intensamente para minimizar los daños de esta riada que ha mantenido en vilo a veinte municipios de la ribera del Ebro durante días.

Ahora, una vez desactivada la emergencia, el Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón analiza el desarrollo de las acciones llevadas a cabo.

Todavía no han tenido esa reunión de análisis que se producirá en los próximos días, pero Miguel Ángel Clavero, quien ha coordinado todo el operativo junto al consejero de Presidencia, Vicente Guillén, propone ya algunas de ellas, según cuenta en una entrevista con Efe.

Queda pendiente para las próximas riadas establecer un sistema que asegure la evacuación de las granjas.

Aunque Clavero indica que en este aspecto se ha mejorado, dado que este año la riada ha afectado a cuatro explotaciones ganaderas frente a las 14 de la crecida del 2015, señala que todavía hay margen de mejora.

Recuerda que es obligación de los propietarios hacerlo, pero visto que el aviso del Gobierno de Aragón no ha sido suficiente, propone un normativa para que el desalojo sea obligatorio.

Preparar planes de evacuación para los municipios ribereños y, sobre todo, ensayarlos, al menos una vez al año, es otra de las medidas de mejora planteadas.

De hecho, el puesto de mando avanzado trasladado a la zona afectada, encargado de ejecutar las decisiones estratégicas que se adoptaban en las reuniones del CECOPI, tenía preparado el dispositivo para desalojar a los municipios de Pradilla, Boquiñeni, Alcalá y Cabañas, en caso de que hubiera sido necesario.

Finalmente, aunque todo estaba dispuesto, el nivel del agua en la Ribera Alta fue menor del esperado y no hubo riesgo para la población. En cambio, en Pina de Ebro, en la Ribera Baja, la evacuación del pueblo estuvo encima de la mesa y no se descartó hasta el lunes, día 15.

Por eso, desde el Servicio de Seguridad y Protección Civil realizarán un simulacro de evacuación de todo el municipio a lo largo de este año para medir los tiempos. Se ha elegido Pina porque el cauce del río está muy próximo al casco urbano y porque la población, de unos 2.000 habitantes, es superior a los pueblos cercanos, que rondan los 500.

Esta última crecida, que ha pasado por la ribera con un caudal inferior al de 2015 (riada que se tomó como referencia), se ha comportado además de una manera diferente.

Así como la de hace tres años se caracterizó por ser una avenida rápida, cuya punta pasó por Aragón en apenas 24 horas, ésta se ha presentado en forma de meseta y se ha prolongado al menos durante dos días y medio.

Para ilustrar esta singularidad, Clavero explica que hubo un momento en el que la Ribera Baja tenía la misma cantidad de agua que la Alta por la descarga del caudal del río Gállego, cuando todavía no había recibido la punta del Ebro.

Esto llevó al CECOPI a instalar el pasado domingo dos puestos de mando avanzados, en Luceni y en Pina de Ebro, aguas abajo, algo que no había ocurrido antes en la gestión de las crecidas.

También la experiencia de 2015 ha servido para minimizar daños. La carretera, que conecta Pina de Ebro con Boquiñeni, construida sobre tierra, actuó en 2015 como un dique, reteniendo el agua en esta zona y elevando el riesgo para la población.

Entonces se dio la orden de romper la carretera, para que el agua pudiera pasar y después se reconstruyó de otra forma: sobre dos pilares con un espacio diáfano a modo de puente para dejar pasar el agua, lo que, en esta ocasión, ha evitado romper la vía.

Marta Salguero

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