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El coronavirus llega a los barrios marginales de Lisboa

EFE/EPA/MARIO CRUZ/Archivo

EFE

Lisboa —

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Cuando la pandemia de coronavirus parecía estar casi bajo control, rebrotes en la región de Lisboa hicieron saltar las alarmas. Algunos de ellos en barrios marginales donde, con viviendas precarias, hacinadas e incluso sin agua, se cuestiona cómo evitar el contagio si no hay condiciones mínimas de habitabilidad.

Es el caso de Jamaica, un barrio situado a las afueras de Seixal, al sur del Tajo, que ya saltó al centro del foco mediático a principios de 2019 por un enfrentamiento entre policías y vecinos.

Más de un año después, durante el que volvió a ser olvidado, las cámaras han regresado a Jamaica por la amenaza de un virus que puede encontrar un campo fértil para proliferar en los edificios precarios a medio construir en los que viven muchas familias a la espera de ser realojadas.

Las autoridades sanitarias detectaron un foco con 16 contagiados en Jamaica a finales de mayo, pero no se ha desvelado si la cifra de positivos ha aumentado desde entonces.

Los boletines de la Dirección General de Salud sólo ofrecen datos totales de cada municipio, por lo que se desconoce el número de casos de Covid-19 que existen en los barrios marginales de Lisboa y su área metropolitana.

Pero han salido a la luz, al igual que en Jamaica, contagios en Santa Marta, también localizado en Seixal; en Alfredo Bensaúde (Lisboa); en el Bairro da Torre (Loures), y en Quinta da Mina (Azambuja).

Todos con condiciones de habitabilidad diferentes -algunos son autoconstruidos, otros tienen viviendas públicas-, pero que reflejan una realidad del virus: que afecta más a las poblaciones más pobres.

QUEDARSE EN CASA SIN UNA VIVIENDA DIGNA

“El principal instrumento de defensa para contrarrestar la propagación del virus fue la idea de quedarnos en casa y aislarnos en pequeños grupos. Esto no puede funcionar en contextos de hacinamiento y de falta de condiciones de higiene básicas como agua”, señala a EFE Simone Tulumello, miembro de Rede H.

Rede H, que une en torno al problema de la vivienda a individuos y colectivos del mundo académico, el tercer sector o instituciones públicas y privadas, entre otros, ya lanzó en marzo una carta abierta dirigida al Gobierno para alertar de que quien no tuviese condiciones dignas para vivir no podría protegerse del virus.

“Hay que pensar en la vivienda como una cuestión de salud pública”, insiste Tulumello, que considera que era “esperable” una propagación amplia de la enfermedad en contextos de vivienda precaria.

Más de dos meses después de que la pandemia llegase a Portugal, el Gobierno ha anunciado que creará un plan de realojamientos de emergencia para las personas que vivan en viviendas precarias y con hacinamiento del área metropolitana de Lisboa, para poder aislar a los afectados por Covid-19.

El problema del impacto de la pandemia en poblaciones sin condiciones para tener una vivienda digna en Portugal ya saltó a la luz en abril, cuando se detectó un foco con decenas de positivos en un hostel que alojaba a más de un centenar de solicitantes de asilo, por la saturación de los centro de acogida del Consejo Portugués para los Refugiados.

CONTROLAR LOS FOCOS

Por el momento se desconocen los detalles del programa de realojamientos, pero las autoridades sanitarias aseguran que los focos en los barrios sociales están bien delimitados y se está actuando para mantener la situación controlada.

“El trabajo consiste en identificar los focos de infección, hacer pruebas a las personas que deben ser testadas y aislarlas del resto para impedir que se creen cadenas de transmisión”, explican a EFE fuentes de la Autoridad Regional de Salud de Lisboa y Valle del Tajo.

En el barrio de Quinta da Mina, en Azambuja, tras detectarse un foco de casi una decena de positivos, se procedió a principios de esta semana a realizar test a todos los inquilinos del edificio afectado. Días después, las pruebas se ampliaron a otros vecinos del barrio.

También se ha solicitado un refuerzo de los dispositivos policiales en la zona para asegurar que los afectados cumplen el confinamiento, según explicó a EFE la presidenta de la junta de distrito de Azambuja, Inês Louro.

Y se han cerrado algunos bares donde suelen reunirse los vecinos, como también se hizo en Jamaica.

Lo que se ha descartado son los cercos sanitarios a estos barrios, rechazados por las autoridades, que apelan a no estigmatizarlos: se han identificado focos bien delimitados al igual que ha ocurrido en empresas o en residencias de ancianos.

Por ello, el programa de realojamiento no será aplicado específicamente en los barrios marginales, sino que su acceso se basará en las condiciones de habitabilidad de cada vivienda, donde haya un elevado número de inquilinos en la misma residencia, independientemente de dónde se encuentren.

Paula Fernández

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