Miles de personas han despedido este sábado al papa Francisco en una ceremonia en varias fases: tras las exequias de la plaza de San Pedro, abarrotada de fieles y representantes de más de 160 países, el pontífice ha recorrido las principales vías de Roma hasta Santa María la Mayor, donde él ordenó ser enterrado. El ritual, simplificado por elección de Bergoglio, es más sobrio que el de sus predecesores y da inicio a nueve días de misas pensados, supuestamente, como antesala del cónclave en el que los cardenales elegirán a su sucesor.