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Así funcionan los sistemas para detectar plagios en los trabajos universitarios

La tesis de Pedro Sánchez.

Matías de Diego

En poco más de cinco minutos puede detectarse si un trabajo universitario ha sido plagiado. Recurriendo a una serie de programas informáticos que se encargan de cruzar los datos del texto con todas las bases de datos disponibles en la red, cualquier profesor puede descubrir los 'corta y pega' que hayan incluido sus alumnos.

Cuando en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) un profesor recibe una tesis doctoral puede comprobar si existen plagios recurriendo al programa que la universidad pone a disposición de todos los docentes: “En los casos de tesis doctorales, tienen que pasar por ese filtro, pero no ocurre lo mismo con otro tipo de trabajos”, aseguran a eldiario.es desde la universidad pública.

“En la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) todos los docentes tienen a su disposición un programa de detección del plagio que hace comparaciones exhaustivas del texto de la tesis con documentos disponibles en Internet y en las bases de publicaciones científicas”, asegura a eldiario.es por correo electrónico el vicerrector de Coordinación Académica de la universidad, Juan Antonio Huertas.

La Universidad Camilo José Cela (UCJC), que desde este miércoles está presente en todos los medios de comunicación por ser la universidad en la que se encuentra la tesis del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también se utilizan estos sistemas antiplagio. De hecho, la UCJC y la UAM recurren al mismo servicio que la UCM: Turnitin, una empresa que trabaja con 60 universidades españolas y más de 15.000 clientes en todo el mundo.

“Lo único que tiene que hacer un profesor cuando quiere comprobar la originalidad de un trabajo es subirlo al sistema. En unos cinco minutos se presenta un reporte que se ha hecho de forma automática cruzando múltiples bases de datos”, explica a eldiario.es el gerente territorial de la empresa en España, Lluís Val.

Este sistema cuenta con un triple proceso de comprobación: cruza el trabajo con todo el contenido que puede consultarse de forma gratuita, lo compara con todas las publicaciones que funcionan por suscripción y lo comprueba recurriendo a la base de datos que forman todos los textos que alguna vez han sido analizados en Turnitin. “Ese último análisis es el más eficaz porque hemos conseguido crear una descomunal base de datos de trabajos y conformar un sistema de seguridad intrauniversitario”, asegura Val.

Una de las únicas limitaciones que tienen este tipo de programas es que no pueden trabajar con formatos multimedia, solo pueden analizar y rastrear archivos de texto. A pesar de ello, existen aplicaciones gratuitas que permiten cambiar el formato y los programas antiplagio suelen avisar de que el documento no está en el formato en el que debería.

Cuando los docentes tienen en sus manos el reporte de Turnitin, es el momento de analizar página a página los trabajos para remarcar los posibles plagios y poder argumentarlos con el alumno. Pero ¿cuándo se considera una violación de los derechos de autor? Val destaca que “hay muchos factores que influyen” y que depende del peso que el porcentaje detectado tiene en el conjunto global de la obra. Pero advierte: “Tratar de subjetivizar cualquier escenario de plagio a un criterio numérico es un error. Hay que mirar los datos, analizarlos, y estudiar el trabajo con mucha atención”.

Por tanto, para detectar un plagio no es suficiente con cotejar el trabajo con las diferentes bases de datos; también sería necesario una revisión de los resultados por parte de los docentes interesados. Un punto que destacan desde la UCM: “La valoración de si un texto es cita o es plagio debe tomarla cada profesor basándose en su experiencia profesional y en el trabajo que ha hecho con el alumno”.

Desde la UAM, además de recurrir a Turnitin, confían en la experiencia de sus profesores para detectar esos plagios. “La propia experiencia de los docentes es un buen mecanismo para detectar ideas o escritos que no son propios del autor de la tesis y que no están referenciados”, explica Huertas. Un procedimiento que no anularía la comprobación informática.

“Basta con utilizar un párrafo que no hayas citado correctamente para que podamos hablar de plagio”, asegura a eldiario.es Javier Mayoral, uno de los profesores de la Complutense de Madrid. Para el docente, este es un tema que se ha ido banalizando con el tiempo porque los alumnos “tienden a pensar que el copia y pega es algo normal por ser cada vez más sencillo”.

Mayoral lleva desde el año 2007 dirigiendo tesis doctorales. Desde entonces se ha encargado de siete de ellas y tiene tres en proceso de presentación. Aunque el profesor reconoce que en este tipo de trabajos es “menos frecuente” detectar plagios, sí destaca que los casos aumentan en los Trabajos de Fin de Grado (TFG) y en los Trabajos de Fin de Máster (TFM). “Y aún es más frecuente en los trabajos que hacen en su día a día”, explica.

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