Un hallazgo genético reescribe la historia de una gran ciudad maya

Yacimiento maya de Edzná

Ada Sanuy

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Durante siglos, Copán ha sido uno de los enclaves mayas más estudiados, pero también más enigmáticos. Esta ciudad, situada en el actual Honduras, fue un centro de poder durante más de cuatro siglos, hasta su colapso en el siglo IX. Ahora, por primera vez, el análisis de ADN antiguo extraído de los restos humanos hallados en sus tumbas reales ha permitido reconstruir el origen genético de su élite gobernante. “Estamos reescribiendo una parte importante de la historia maya”, afirma David Reich, genetista de Harvard y uno de los autores del estudio publicado en Current Biology.

El linaje extranjero de la dinastía

Uno de los hallazgos más impactantes es que los gobernantes de Copán no compartían el mismo origen genético que el resto de la población local. El fundador de la dinastía, K'inich Yax K'uk' Mo', parece haber tenido ascendencia mesoamericana, posiblemente del altiplano central, lo que refuerza las evidencias arqueológicas que lo conectan con Teotihuacán. En cambio, sus descendientes muestran una mezcla genética diferente, más próxima a la de los habitantes mayas de las tierras bajas.

Este patrón sugiere que la élite pudo haber legitimado su poder mediante alianzas con linajes locales. “La evolución genética de la dinastía apunta a una estrategia de integración política y cultural a lo largo del tiempo”, concluyen los autores del artículo.

Agrupamiento de Leiden de 324 individuos americanos antiguos.

Técnica pionera en condiciones adversas

Extraer ADN de restos humanos en climas tropicales como el de Copán ha sido históricamente una tarea frustrante por la rápida degradación del material genético. Sin embargo, gracias a nuevas técnicas de secuenciación, el equipo internacional ha conseguido obtener muestras válidas de 21 individuos, incluyendo miembros de la nobleza y pobladores comunes, lo que ha permitido establecer comparaciones robustas. El estudio combina el análisis de ADN mitocondrial -transmitido por línea materna- con secuencias del genoma nuclear, ofreciendo así una visión más completa de los orígenes y relaciones entre los diferentes grupos poblacionales de la ciudad.

Un modelo para otras civilizaciones antiguas

Este avance abre la puerta a nuevas investigaciones genéticas en otras zonas de Mesoamérica, donde la falta de ADN antiguo había limitado hasta ahora la interpretación de los hallazgos arqueológicos. Según los investigadores, Copán puede servir como modelo para analizar los efectos de la migración, el mestizaje y las transformaciones políticas en otras civilizaciones del continente.

Además, el trabajo pone de relieve cómo los linajes dinásticos pueden haber utilizado el parentesco, real o simbólico, como herramienta de poder y legitimación. “Los datos genéticos enriquecen —pero también complican— la historia que creíamos conocer”, apunta Christina Warinner, coautora del estudio.

Perfiles genómicos del Copán Clásico en el contexto de las poblaciones americanas antiguas y actuales

Contradicciones con narrativas anteriores

Hasta ahora, se asumía que el colapso de Copán se debía principalmente a factores internos, como crisis ambientales, sobrepoblación o luchas de poder. Sin embargo, la nueva evidencia genética plantea la posibilidad de una transformación sociopolítica más compleja. La mezcla de linajes sugiere una dinastía que evolucionó con el tiempo, adaptándose a los cambios sociales y demográficos, y que podría haber mantenido su poder gracias a la flexibilidad y a la alianza con grupos locales.

Este hallazgo no solo aporta una pieza clave sobre el pasado de la civilización maya, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre cómo se construyen las identidades políticas en cualquier época.

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