Los auditores de la UE alertan de que Europa va a la zaga en la competición de la Inteligencia Artificial
La carrera por la Inteligencia Artificial es del presente y del futuro. Y es una competición a todo o nada. Los auditores de la UE advierten de que el retraso que acumula Europa en el desarrollo de esa tecnología puede marcar la diferencia económica de las próximas décadas y alertan de que ya hay una gran distancia con Estados Unidos y China.
La UE ha llegado tarde a la batalla, a pesar de que es la primera potencia que ha aprobado una ley para regular los contenidos de la Inteligencia Artificial (IA). Pero la pelea está en otro sitio: en el desarrollo tecnológico y la inversión que lo permite. Ahí va a la zaga y sus competidores le aventajan en miles de millones de euros.
“Desde 2018, la Comisión Europea ha adoptado múltiples medidas y ha trabajado en componentes básicos para impulsar el ecosistema de IA de la UE, como la regulación, las infraestructuras, la investigación y la inversión”, señala un informe del Tribunal de Cuentas de la UE, que también destaca las “medidas tempranas para explorar los riesgos de la IA”.
Sin embargo, los auditores de la UE suspenden las actuaciones en lo básico: “Las medidas de la UE no estaban bien coordinadas con las de los Estados miembros, y el seguimiento de la inversión no fue sistemático”.
“Los objetivos de la Unión en IA para la inversión pública y privada fueron de 20. 000 millones de euros durante el período 2018-2020 y de 20 000 millones de euros al año durante el siguiente decenio; la Comisión se propuso aumentar la financiación de la UE en IA a 1.500 millones de euros en el período 2018-2020 y a 1.000 millones de euros anuales durante el período 2021-2027”, recopila el informe. Sin embargo, ya era tarde. Entre 2018 y 2020 la brecha con Estados Unidos ya era del doble (más de 10.000 millones de euros).
Otro dato relevante es el registro de patentes. En 2021, Asia Oriental y el Pacífico aglutinaron el 62%, seguidos de América del Norte (17%) mientras que Europa y Asia Central quedaron a una gran distancia con tan solo el 4%.
La Europa de las dos velocidades en la que Alemania es el motor y Francia la segunda gran economía se reproduce también en el ámbito de la IA en la que son esos dos países -que también absorben la gran mayoría de ayudas de estado para sus industrias- los que han impulsado mayores inversiones públicas en ese sector. Francia lideró los planes al establecer en 2018 una estrategia con una inversión de 1.500 millones hasta 2022, que luego actualizó aumentando otros 1.500 millones hasta 2025. Poco después Berlín se sumó al carro con un presupuesto inicial de 3.000 millones que rápidamente subió a 5.000.
“Los objetivos de inversión de la UE siguen siendo demasiado vagos y han quedado obsoletos, pues no han cambiado desde 2018, y su falta de ambición contrasta con el objetivo de construir un ecosistema de IA competitivo a escala mundial”, regaña el informe, que no llega a analizar, no obstante, la ley de inteligencia Aritificial, que pretende establecer las reglas de juego para el uso de ese tipo de tecnologías al mismo tiempo que potenciar su desarrollo.
Entre las pegas que encuentran los auditores a la actuación de la UE está la ausencia de coordinación en las iniciativas y la falta de cofinanciación privada para los proyectos. “Las medidas nacionales y de la Comisión no se coordinaron eficazmente, ya que esta institución carecía de las herramientas de gobernanza y la información necesarias. La Comisión consiguió aumentar el gasto en IA con cargo a programas de investigación según lo previsto, pero no contaba con objetivos de rendimiento específicos de la IA ni un correspondiente sistema de seguimiento”, señala el texto, que también reprocha a la Comisión Europea errores a la hora de llevar a cabo la supervisión.
Más allá del tirón de orejas por el letargo con el que los 27 han llegado a esa competición, el Tribunal de Cuentas alerta del riesgo de quedar atrás de cara al crecimiento económico general del continente dado que se prevé un crecimiento de ese mercado mundial de un 15,8% entre 2024 y 2030, que se traduce en 680.000 millones de euros.
“La velocidad del crecimiento económico de la UE en los próximos años vendrá determinada por una inversión en IA cuantiosa y bien orientada”, seña en un comunicado Mihails Kozlovs, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo que dirigió la auditoría: “En la carrera de la IA existe el riesgo de que el ganador se quede con todo”.
“Si la UE desea alcanzar su ambición, la Comisión Europea y los estados miembros deben aunar fuerzas de manera más eficaz, acelerar el ritmo y liberar el potencial de la UE para triunfar en esta importante revolución tecnológica en curso”, es la receta de Kozlovs.
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