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La brecha digital se vuelve sistémica en España: el 45% de los trabajadores tiene dificultades con la informática

Indicador global de capacidades digitales para España.

Carlos del Castillo

Un 37% de la población española (15,6 millones de personas mayores de 15 años) no usa nunca el correo electrónico, 10 puntos por encima de la media de los países europeos, según el último Eurobarómetro. Un 42% no sabe crear un documento ni usar un procesador de texto. Un 28% no es capaz de mover archivos de un dispositivo a otro. Hasta un 17% de los españoles “no sabe hacer ninguna actividad relacionada con la informática con capacidades, como usar un buscador, emplear una suite informática [aplicaciones informáticas utilizadas en oficinas] o instalar un software básico”.

Son datos recopilados en el último informe sobre la brecha digital en España elaborado por UGT a partir de datos de múltiples fuentes oficiales como el propio Eurobarómetro de la UE, el Instituto Nacional de Estadística (INE) o el Centro de Investigaciones sociológicas (CIS). Un informe que revela que, más allá de los datos de población con acceso a Internet con los que suele identificarse a la brecha digital, ésta ha adquirido un “carácter estructural y sistémico” en materias que se relacionan directamente con la empleabilidad de los trabajadores españoles.

“Casi la mitad (45,3%) de los españoles adultos (16-74 años) no posee ningún tipo de competencia o habilidad digital, o su nivel es muy bajo. Dos años antes, en 2015, este porcentaje era del 46,1%”, expone la organización como prueba de que el bache entre ciudadanos adaptados a las nuevas tecnológicas y aquellos con problemas para manejarse con ellas se ha estancado. 

Esta situación entronca con el bajísimo porcentaje de españoles, casi residual, que afirman que han adquirido sus habilidades para manejar nuevas tecnologías en la escuela o alguna otra institución oficial, apenas un 1,6%. Este dato sitúa a España más de 50 puntos por debajo de la media de la UE y emparejada con Bulgaria, Rumanía o Italia, “habitual comparsa en asuntos digitales”, como refiere el estudio.

 

“La brecha digital es la brecha de las brechas”, argumenta en el prólogo del informe Francisco Polo, actual secretario de Agenda Digital en funciones y elegido diputado del PSOE el 28A: impacta de forma directa sobre todos los modos de exclusión. “La brecha digital impacta de forma directa sobre todos los modos de exclusión. Las limitaciones al acceso y uso de la digitalización para ciertos colectivos acentúan las injusticias de un país”.

“El tamaño de la Brecha es muy grande, elevadísimo, inexplicable y muy distante de las cifras de nuestros países vecinos”, denuncia por su parte José Varela, autor del estudio y responsable de Digitalización en el trabajo de UGT, motivo por el que la organización reclama un “Plan Nacional de Inclusión Tecnológica que implique a todo tipo de Administraciones Públicas y Privadas” para esta legislatura.

La brecha digital se cierra, pero muy lentamente 

El estudio de UGT muestra que, tras unos años reduciéndose a buen ritmo, la brecha digital en España casi se ha solidificado y ha mejorado muy poco desde 2016. En 2019, un 13,6% de los hogares españoles no están conectados a Internet, la cuarta por la cola entre los 27 países de la UE más Reino Unido. La situación se agrava porque, a lo largo de los últimos años, los países que empataban con España con contextos socioecómicos similares han avanzado mucho más rápido. 

 

“Este retraso no es nuevo”, recuerda el análisis de UGT. “Nuestro diferencial negativo con la media europea es evidente desde que se tienen datos (2006), con una clara tendencia a lo largo de los años a estancarse: en once años no hemos conseguido converger con la media europea (8 puntos porcentuales, la misma distancia que en 2007). Al contrario, cada vez nos hundimos más en la clasificación, ya que las economías vecinas crecen a un ritmo muy superior al nuestro”.

La conclusión de los 15 años de análisis de brecha digital es que, más que cerrarse, ésta va avanzando entre los sectores de población. “En trece años, el número de internautas de entre 55 y 64 años ha aumentado un 65%. Pero es necesario prestar atención a qué dato representa la comparativa: en 2004 habla de aquellos que tienen entre 55 y 64 en dicho año; en 2018, ya no están en dicho segmento, sino en el siguiente, e incluso muchos de ellos ya habrán sobrepasado el límite registrado (los 74 años)”, recuerda el análisis. 

 

Edad, pero también género y renta 

El cruce de los datos de los distintos organismos oficiales por parte de UGT arroja que la brecha digital está muy determinada por el factor edad, pero no es el único. El género (el 60% de los desconectados son mujeres, según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información) es un aspecto diferencial en el acceso a nuevas tecnologías, mientras que la renta también tiene un papel clave: uno de cada tres hogares (31,5%) con una renta inferior a 900 euros no tiene acceso a Internet, mientras que el 99% de los hogares con una renta superior a los 2.500 euros manifiestan tenerlo, según el Instituto Nacional de Estadística.

El nivel de ingresos marca una diferencia clara no solo en el porcentaje de hogares con acceso a Internet, sino también en el de españoles que han accedido a la red en los últimos tres meses. “La comparativa internacional arroja unos ingratos resultados para España”, recoge la investigación de UGT: “Coloca a nuestro país por detrás de la media europea en población con poca renta que nunca accede a Internet (puesto 15 de 27), aunque, de forma muy palmaria y llamativa, a medida que se comparan con rentas más altas, los españoles/as superan la media europea, hasta sobrepasarla con creces en las rentas más elevadas”.

 

UGT ha identificado otros tres agravantes de la brecha digital, como son el lugar de residencia (infraestructuras), situación laboral (los desempleados usan mucho menos Internet que los ocupados, hasta un 12,4% menos) y la formación académica. “En su forma más aguda (mujer, senior, sin empleo, con bajos ingresos, poca formación y habitante rural) representan un sinónimo no solo de desconexión digital, sino también, y de forma generalizada, de exclusión social”, refiere la organización.

Como remedio, apunta al citado Plan Nacional de Inclusión Tecnológica, para el que pide “un gran pacto de estado”, como “remedio idóneo para cerrar la brecha digital que sufre nuestro país”. Entre las medidas que incluiría está el ataque a la desigualdad que origina la brecha en los sectores de población más afectados, como planes de formación o “puesta en marcha de tarifas sociales de acceso a Internet para colectivos en situación de vulnerabilidad digital”.

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