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El deporte femenino en Gaza, un motor para el cambio social

Amjad Shabat

Gaza —

Durante los últimos años, en la franja de Gaza se ha vuelto muy popular entre los jóvenes practicar fútbol, ​​baloncesto y balonmano al aire libre, especialmente con la ampliación de los clubes deportivos públicos. Pero esta popularidad se limita a los hombres.  

Beit Hanoun es una ciudad en el extremo noreste de la franja de Gaza. La gente de la zona se dedica principalmente la agricultura y la ganadería. Es considerada una comunidad muy cercana y conservadora donde las mujeres y los hombres se casan a una edad temprana y las niñas viven con restricciones por el simple hecho de ser mujeres.  

Bissan Al Kafarnah, refugiada de Palestina de 17 años, junto a un grupo mujeres jóvenes, decidió tomar la iniciativa y desafiar a su contexto: “No se trata de ir en contra de la sociedad. Quiero mostrar mi talento jugando al baloncesto”. 

Dos o tres veces por semana, Bissan se pone su equipación de baloncesto y sus deportivas para entrenar, “rara vez me pierdo un día de entrenamiento”, comenta. Su pasión por el baloncesto le llegó a los 9 años. Los padres de Bissan fueron de las primeras personas en defender la elección de su hija de jugar baloncesto, a pesar de la presión social que recayó sobre ellos por parte de la comunidad. Con su apoyo, Bissan trabajó duro para obtener una beca deportiva y estudiar medicina en Argelia al año que viene.  

El apoyo de sus padres no le evitó la cantidad de críticas a las que ha sido sometida e incluso intentos de detenerla en su objetivo de vivir de forma libre sus pasiones. “Con la gente menos conservadora trato de explicar los beneficios del deporte y con la gente muy conservadora me quedo callada porque sé que nunca cambiaré su mentalidad”. 

Bissan juega en la posición de base y ha influido en muchas personas de su alrededor: “Llevé a tres niñas, hijas de mis vecinos, a jugar baloncesto en el equipo de entre 10 y 14 años y a todas les encantó. Se divirtieron mucho y trajeron más niñas para probar”.

En un intento por normalizar la presencia de las jóvenes practicando deporte al aire libre, la entrenadora de Bissan, Maha Mohammad, y sus colegas, llevaron a cabo muchos procedimientos para adaptarse al entorno social. Una de las mayores preocupaciones de la comunidad era mezclar niños y niñas en un mismo lugar. “Nos tuvimos que adaptar. Y para tranquilizar a los padres de las niñas, separamos a niños y niñas en diferentes horarios de entrenamiento y en patios de recreo distintos”, comenta Maha.  

A sus 30 años, Maha Mohammad es entrenadora de equipos femeninos, refugiada de Palestina y ha dedicado toda su vida a cambiar la mentalidad de las personas, la forma en que ven y entienden el deporte y a ayudar a las mujeres jóvenes de Beit Hanoun a desarrollar sus talentos deportivos. Licenciada en educación deportiva se ha enfrentado cientos de críticas y desafíos para poder llegar a estudiar lo que le apasionaba con el condicionante de ser mujer.  

“Lanzamos muchas campañas para convencer a las familias de los beneficios de enviar a sus hijas a jugar fútbol y baloncesto”. Por lo general, las personas pueden apuntar a sus hijas a edades tempranas, incluso menores de 12 años. Gracias a estas iniciativas de fichaje se han descubierto talentos de grandes jugadoras como Bissan. 

Bissan está convencida de que el deporte no solo ha fortalecido su cuerpo, sino que también ha forjado su personalidad: “Era una chica tímida, pero jugar en ligas y conectar con diferentes personas fuera de la ciudad me ha permitido relacionarme con gente muy diferente y hacer amigas”. Cuanto más conocía otras comunidades, más ganas tenía de seguir jugando. 

Las escuelas de niñas de UNRWA en la ciudad desempeñaron un papel fundamental en el ejercicio de empoderar y convencer a los padres y madres de los beneficios de apuntar a sus hijas a fútbol y baloncesto. “Los directores de las escuelas de UNRWA animan a las familias a enviarnos a sus hijas para que compitan en las ligas escolares locales y consideren el deporte como parte de los logros anuales de las pequeñas”, afirma Maha. 

Las disparadas tasas de desempleo entre las jóvenes en Gaza, el bloqueo al que está sometida la sociedad y las múltiples ofensivas que ha soportado la población civil, deja a los y las habitantes de la Franja en una situación de trauma constante. Con la salud mental destruida, el deporte femenino en Gaza se ha convertido en motor del cambio social y terapia colectiva.  

Durante los últimos años, en la franja de Gaza se ha vuelto muy popular entre los jóvenes practicar fútbol, ​​baloncesto y balonmano al aire libre, especialmente con la ampliación de los clubes deportivos públicos. Pero esta popularidad se limita a los hombres.  

Beit Hanoun es una ciudad en el extremo noreste de la franja de Gaza. La gente de la zona se dedica principalmente la agricultura y la ganadería. Es considerada una comunidad muy cercana y conservadora donde las mujeres y los hombres se casan a una edad temprana y las niñas viven con restricciones por el simple hecho de ser mujeres.