Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Científicas

Marie Curie en su laboratorio.

Sabrina Duque

Marie Curie había ganado su primer Nobel −el de Física, en 1903− y era profesora en la Sorbona. Así que en 1911 presentó su candidatura a la Academia de las Ciencias en Francia. Los señores de la Academia dijeron que no. Que no entraba. Por judía. Por 'viuda alegre'. No bastaba haber recibido un Nobel ni dar clases en la universidad más famosa de la ciudad. No podía entrar. La razón no era el haberse enamorado de un hombre separado. Ni por ser polaca. Ni por ser judía. Su pecado era de género. Pasaron 68 años para que la Academia de las Ciencias en Francia dejase entrar a una mujer. Fue en 1979.

Albert Einstein, en cambio, le escribió una carta aquel mismo año de 1911 para decirle que admiraba su intelecto y su honestidad y para contarle cuán honrado se sentía por haberla conocido. Y para recomendarle que no le diera importancia a la “chusma”: los periódicos se habían ensañado contra ella, llamándola polaca destructora de hogares. Marie Curie siguió investigando física y química y criando sola a sus dos hijas. En aquel mismo año, 1911, se ganó su segundo Nobel, el de Química.

Si una mujer que ganó dos premios Nobel no logró el reconocimiento de sus pares −hombres− durante su asombrosa vida, imaginen cuánto ha costado −cuánto cuesta hasta hoy− reconocer en una científica la misma capacidad que se reconoce en un científico. Y, qué ironía, el nombre de Marie Curie se ha convertido en el argumento fácil de quien se defiende al decir que sí conoce nombres de mujeres científicas.

¿En verdad las conocemos? Cuando Stephen Hawkins murió, en 2018, los primeros párrafos de sus obituarios destacaron el éxito de venta de sus libros, el reconocimiento mundial del cual gozó y las teorías por las cuales se hizo famoso. Cuando Yvonne Brill −la mujer que desarrolló el sistema de propulsión que usan los satélites de comunicaciones− murió, en 2013, el primer párrafo del obituario de The New York Times comenzó elogiando el strogonoff que cocinaba, su decisión de apoyar la carrera de su marido y los ocho años que se alejó de su vida profesional para criar a tres hijos. En el segundo párrafo, recién recordaban que Brill había sido una brillante científica de cohetes. Varios lectores del diario escribieron indignados. Hoy, en la versión online del obituario, ya no aparece la referencia al strogonoff y lo de brillante científica de cohetes ha subido al primer párrafo, aunque acompañado de su papel de esposa y madre.

Yvonne Brill y Marie Curie tuvieron una ventaja que muchas mujeres a lo largo de la historia no: acceso a la academia. La posibilidad de publicar un trabajo. De ser reconocidas. Los accesos siempre fueron restrictos. En Estados Unidos, por ejemplo, las mujeres sólo fueron admitidas en la carrera de Medicina en 1910. Yale y Princeton dejaron entrar alumnas recién en 1969.

Pero antes, mucho antes de eso, la inglesa Augusta Ada Byron desarrolló formas de programar una máquina con algoritmos y un siglo después, en 1944, la estadounidense Grace Hopper se concentró en simplificar y unificar los lenguajes de programación de computadoras. Y las bases del wifi y Bluetooth que usamos a diario están en el sistema de frecuencias para enviar datos de forma segura que inventó la austriaca Hedy Lamarr. Lástima que sólo la recordemos como un símbolo sexual de Hollywood. A la austríaca Lise Meitner, descubridora de la fisión nuclear, le negaron el reconocimiento del premio Nobel: se lo entregaron a su colega, Otto Hahn.

Por eso, les propongo que investiguen quién inventó el generador termoeléctrico (Mária Telkes), la jeringuilla de una mano (Letitia Mumford Geer, en 1899, antes se necesitaban dos personas) y el material con el que se hacen los chalecos antibalas (Stephanie Kwolek).

El 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Cada año, se recuerda este día con un enfoque distinto, sugerido por la ONU Mujeres, el organismo de Naciones Unidas dedicado a fomentar la igualdad. Este año, el foco está en la participación de las mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el diseño.

Recordemos, cómo no, a la única persona que ha ganado el Nobel en dos categorías −Física y Química− Marie Curie. Pero también aprendamos otros nombres y otros logros de mujeres científicas, para que el amor de las niñas por las matemáticas no muera al pisar la secundaria y las carreras de ingeniería no sean un club de señores donde, de vez cuando, irrumpen algunas pocas señoras.

Etiquetas
stats