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Podemos y las elecciones municipales

Ignacio Urquizu

La decisión de Podemos de no presentarse a las elecciones municipales ha sido analizada en diversas ocasiones. El argumento más extendido es el siguiente. Montar un partido desde la nada es algo muy difícil. La selección de cuadros lleva tiempo y hacerlo de forma extremadamente rápida es un peligro. ¿Por qué? Puede convertirse en la puerta de entrada para personas que están en política por razones equivocadas. Si se hace con mucha precipitación, cualquier nuevo partido se queda en una situación de especial vulnerabilidad. Esto significa que si no se realiza un correcto control sobre la selección de los cuadros internos, una vez pasen las elecciones, asistiríamos a episodios que dejarían a Podemos en muy mal lugar: corrupción, alianzas contra natura en algunos municipios…. Un ejemplo puede ser muy esclarecedor. Imaginemos una pequeña ciudad donde antiguos militantes del PSOE y de IU tratan de hacerse con el control del Círculo de Podemos local. En el caso de obtener un número de concejales suficientes para condicionar el próximo gobierno municipal, podrían optar por apoyar al Partido Popular con tal de fastidiar a sus antiguos compañeros de partido.

Desde luego que si ésta es la motivación última, no queda en muy buen lugar la dirección de Podemos. Si gran parte de su discurso se apoya en ser el partido de los de abajo que se enfrenta a los de arriba, no parecen confiar mucho en los de abajo.

No obstante, considero que éste no es el único argumento por el que Podemos no va a presentarse a las próximas elecciones municipales. Si por algo se caracteriza esta formación política es por su medida estrategia de comunicación. No dejan nada al azar y casi todas sus acciones están dirigidas a llegar en la mejor situación posible a las elecciones generales. Pero si se presentaran en mayo a los comicios locales, esta estrategia de comunicación podría ponerse en riesgo. ¿Por qué?

Las encuestas les otorgan en estos momentos la primera posición. Por ello, si decidiesen concurrir, todo el mundo miraría el 24 de mayo por la noche en qué posición ha quedado la formación de Pablo Iglesias fruto de la suma de todos los votos municipales. Si no fuera la primera posición, muchos analistas acabarían concluyendo que Podemos es una burbuja electoral fruto de la crisis política. Y para ser los primeros en unas elecciones municipales hay que presentar listas electorales en la inmensa mayoría de los 8.119 municipios de España, una tarea imposible para una formación política recién creada.

Es por ello que Podemos va a jugar una estrategia de comunicación alternativa: obtener una posición electoral relevante en las principales comunidades autónomas y en las grandes ciudades. Lo que los dirigentes de Podemos buscarán es acaparar los titulares del lunes 25 de mayo por haber conseguido amplios apoyos en algunos sitios muy estratégicos. Lamentablemente, la “renovación” de nuestra democracia parece pasar más por la táctica que por el contenido de un proyecto político para el país que también afecte a la administración más cercana a la ciudadanía: los municipios.

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