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Mujeres que hacen activismo machista

Barbijaputa

Una colaboradora de OK Diario y Espejo Público que suele tuitear en contra del feminismo (porque como dijo Simone de Beauvoir: el opresor no sería tan fuerte si no tuviera cómplices entre los oprimidos) se ha hecho viral con este tuit:

Casi 10.000 personas han difundido alegremente este tuit desinformado e indocumentado. Casi diez mil personas que, por supuesto, hacen activismo machista como lo hace la autora del tuit.

Cuando las cifras de asesinadas no dejan de sumar a más y más mujeres en este país, lo que triunfa, al parecer, es la victimización de los privilegiados. Privilegiados que, por mucho que se les sexualice, jamás darán con sus huesos bajo tierra porque una mujer los trate como a objetos a los que poseer, maltratar y matar.

¿Por qué no es lo mismo sexualizar a hombres que a mujeres?

Lamentablemente, escribir la explicación aquí es un poco predicar al coro, porque las ya concienciadas leen sobre feminismo, pero ninguna de esas 10.000 personas (por supuesto, en su mayoría hombres) quieren aceptar la realidad, ya que no les viene nada bien.

Sin embargo, no dejaremos de contestar a semejante despropósito, ya que parece que esta información falseada sigue y sigue difundiéndose.

Sexualizar a hombres en un sistema patriarcal como el nuestro, donde son ellos los que tienen los privilegios y nosotras la opresión, no reporta daño para ellos en su vida real. Un hombre blanco y heterosexual en este país no tiene nada que temer cuando sale a la calle, por mucho que estos anuncios cuelguen de todos los escaparates, porque hay un sistema que los protege, cuyos engranajes no dejan de funcionar ni un sólo día. Un sistema, el patriarcado, que los alza en el imaginario colectivo como ciudadanos de primera, dejándonos a nosotras el segundo lugar: el lugar de esa clase de personas que pueden ser acosadas, maltratadas y violadas para posteriormente culparlas por lo que hayan sufrido.

Los hombres no sufren violencia económica, institucional, física o psíquica por el hecho de ser hombres. Son ellos, precisamente, quienes la ejercen sobre nosotras.

En un país feminista, donde la igualdad fuera un hecho, tendría la misma repercusión sobre el cuerpo de cualquiera que se sexualizara a unos o a otras en escaparates y anuncios. No es el caso. El caso es que a día de hoy los objetos seguimos siendo nosotras y los sujetos son ellos. Y hasta que esto no cambie, sexualizar a una mujer seguirá siendo violencia simbólica y sexualizar a hombres seguirá siendo absolutamente inocuo, como las estadísticas de feminicidios de la Fiscalía del Estado tienen a bien informarnos año tras año.

Para más INRI, la periodista del tuit miente: nadie se queja de que a las modelos las elijan guapas y delgadas sólo porque a los hombres no se les exija lo mismo. Algunas personas, a pesar de su profesión, que es la de formar e informar, tocan de oídas y hacen justo lo contrario a lo que supuestamente deberían. Y que manipulen, por supuesto, no hace que un montón de miles de personas le bailen el agua.

Lo que el feminismo reclama son anuncios donde no se sexualice a mujeres porque sufrimos las consecuencias todas nosotras, o bien porque no encajamos en los cánones estrictos de belleza heteropatriarcales (lo cual se deriva en, por ejemplo, trastornos alimenticios), o bien porque la visión que se forma de nosotras la sociedad es la de que somos cosas, objetos, floreros para adornar que pueden ser manipulados a gusto del consumidor, tocados, manoseados, humillados y rotos contra el suelo.

Nadie en el feminismo cree que con ellos se deba hacer lo mismo: presentarlos como seres perfectos a base de Photoshop para que el hombre real se vea forzado a imitar esas imágenes. Muy al contrario, apoyamos que hombres calvos y gordos estén presentes, aunque para ellos no tengan ni de lejos las mismas consecuencias. Por lo que sí peleamos, día tras día, es por que las mujeres gordas, de 40, 50 y 70 años también entren a formar parte de la parrilla televisiva, como ellos, y peleamos para que las modelos de todas las formas y colores cuelguen en lonas kilométricas en la plaza de Sol. Que se nos visibilice tal y como somos, porque la realidad hoy día es que las vidas de ellos no acaban hasta que mueren, pero la nuestra es bien distinta: a partir de los 40 -50 empezamos a desaparecer de películas, anuncios, programas de televisión, empezamos a no existir. Nuestras aspiraciones laborales y vitales se van por el desagüe mucho antes que la de ellos.

Y eso, señora periodista de tuits falaces, es precisamente porque si no valemos como floreros que adornan, no le servimos al patriarcado para nada más. Y a usted también le pasará. Quizás quiera darle un par de vueltas antes de defender al género que lo tiene todo: lo suyo y lo que te corresponde a usted.

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