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A mayor desafección ciudadana, menor polarización mediática

Antón R. Castromil

Los años que median entre las elecciones generales de 2008 y 2011 son los años de la crisis, tal y como muestra nuestro análisis de la prensa de referencia española entre los años 2008 y2011.

En materia de opinión y debate mediático esto se traduce en un giro desde lo político a lo económico, desde el terrorismo (tema principal de la campaña de 2008) al paro y la economía (elecciones de 2011).

Estas prioridades mediáticas –según los barómetros mensuales publicados por el Centro de Investigaciones Sociológicas– parecen haberse consolidado también entre los ciudadanos. El paro, los problemas de índole económica y la consideración de la clase política como un problema para salir de la crisis (temas “clase política” y “corrupción”) ocupan, con pocas variaciones, los primeros puestos en la lista de preocupaciones de los españoles.

La desconfianza que se viene detectando desde noviembre de 2011 (y aún antes) ha sido definida, de forma genérica, como “desafección política”. Las reflexiones que siguen conectan este descontento ciudadano con, por un lado, la acción de los medios de comunicación (polarización) y, por otro, con el clima político de irremediable llegada de la derecha al poder en 2011, según las encuestas del momento.

De este modo, en las elecciones del 20N se detectan dos tendencias muy llamativas en comparación con 2008 (Tabla1):

  • La prensa de referencia (El País, El Mundo y ABC) hace descender su grado de polarización. Es decir, su cobertura de ataque al rival (PSOE en El Mundo y ABC y PP en El País) y de defensa al afín (PP en la prensa de la derecha y PSOE en las páginas de El País).
  • Los lectores se muestran mucho más desafectos (para con el sistema político en su conjunto: parlamento y partidos políticos).

Es decir, el aumento (o descenso) de la desafección ciudadana parece correlacionarse con el descenso (o aumento) de la polarización mediática (tabla2). La relación entre ambos fenómenos parece ser inversa.

Para verlo todo más claro será bueno analizar datos más desagregados.

La prensa de la derecha (El Mundo y ABC) tendió en 2011 más que a suprimir a variar la dirección de su tendenciosidad. Se reduce el ataque al PSOE y se aumenta sustancialmente la defensa del PP (gráfico1). El País, por su parte, se centró en la neutralidad, en hacer descender sus ataques al Partido Popular y en abandonar a su suerte al Partido Socialista (ausencia casi total de positividad).

Gráfico 1. Sesgos de campaña (2008-2011)

Por otro lado, aquellos ciudadanos que siguieron la campaña del 20N a través de El País se mostraron mucho más desafectos en todos los indicadores propuestos por el CIS en sus encuestas post electorales. Desde luego mucho más que aquellos otros que se informaron a través de la prensa conservadora (gráfico 2).

Gráfico 2. Los indicadores de la desafección (2008-2011)

¿Qué nos están queriendo decir estos datos? ¿Qué le pasa a la prensa y a sus lectores en 2011 por comparación a 2008? Podemos manejar las siguientes hipótesis.

Del lado de los medios (y la polarización), parece que la prensa de referencia adopta una postura estratégica ante el horizonte que muestran las elecciones de 2011: victoria aplastante conservadora.

El modo que tiene El País de resignarse a la llegada del Partido Popular al poder tomará la forma de una drástica reducción de sus ataques al partido de Mariano Rajoy y una ausencia casi total de loas a un PSOE desahuciado. La estrategia se cierra con una neutralidad “de conformidad” ante la inevitable victoria de los populares.

La prensa conservadora también adapta en 2011 su cobertura a una situación que, sin embargo, le resulta mucho más grata. Ello se traduce en una reducción del negativismo hacia el PSOE (no parece necesario “hacer leña del árbol caído”) y, sobre todo, en un aumento del “positivismo” hacia el PP (los “suyos”, en el umbral mismo del poder).

Del lado de los lectores (y la desafección), la situación se antoja meridianamente clara: Son, casi en exclusiva, los lectores de El País los que “tiran del carro de la desafección”. Su valoración de la acción de las elites partidistas, el parlamento, los partidos y la evolución económica alcanzan cotas mínimas que se sitúan a “años luz” de las registradas en 2008.

Los lectores conservadores, por el contrario y aún dentro de un aumento general de su descontento, se muestran más comedidos, más ambiguos quizá. Al fin y al cabo el clima político de 2011 apuntaba claramente hacia la victoria de “su” partido, algo que endulza un tanto una percepción político-económica también pesimista.

En resumen, el aumento de la desafección en la España de 2011 parece estar reflejando la “depresión” y resignación de un grupo de lectores-votantes muy concretos: los progresistas. Este desánimo, unido a un clima político de victoria “pronosticada” de la derecha parece forzar a la prensa que desea la victoria de Rajoy (El Mundo y ABC) y la que no tiene más remedio que adaptarse a ello (El País) a mover ficha: reducir polarización.

Está por ver si estas dinámicas se han acentuado en los últimos tiempos. ¿La desafección actual sigue teniendo estas mismas características? ¿Variará la prensa de referencia su estrategia en 2015? Si se rompe del bipartidismo ¿se mantendrán estas tendencias?

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