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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

Auditoría social: cuando no todo es la cuenta de resultados

La sede de Ecos, que agrupa a varios impulsores del balance social en Cataluña

Pere Rusiñol

A muchos analistas les basta con una mirada rápida al beneficio neto, al cash flow y al ebidta para hacerse una idea aproximada de la situación de una empresa.

En la economía social no es tan fácil.

Los conceptos citados son importantes para cualquier empresa que aspire a ser viable, incluidas las de la economía social. Pero la razón de ser de este otro tipo de organizaciones es precisamente ir más allá y guiarse también por otros parámetros que raramente aparecen en los balances contables, de responsabilidad social o de gobierno corporativo.

Por ejemplo, ¿qué porcentaje de trabajadores son mujeres? ¿Cuál es la relación salarial entre el que más cobra y el que menos? ¿Cuántos trabajadores han participado en la toma de decisiones estratégicas de la empresa? ¿Qué medidas se han tomado para respetar el medio ambiente? ¿Los proveedores ofrecen algo más que un buen precio?

La forma jurídica de una empresa no es necesariamente garantía de nada. Suele haber reglas generales, pero luego cada entidad es un mundo, y como los datos que permitirían medir estas cuestiones no suelen aparecer en los balances, tenemos un problema.

Mejor dicho: teníamos.

La auditoría social —o balance social— trata de dar respuesta a estas inquietudes y hace ya un lustro que existen herramientas gratuitas adaptadas a a la realidad española para que cualquier empresa pueda autoexaminarse. Incluso le es posible acceder al sello acreditativo de haber pasado el balance social y quién sabe si gracias a ello obtener una ventaja competitiva sobre otra firma que esté interesada solo en su cuenta de resultados.

En Cataluña, la herramienta del balance social la desarrolló la Xarxa d’Economia Solidària (XES), entidad que acaba de lanzar la campaña La economía solidaria muestra el corazón para aumentar el número de compañías que lo realizan. El año anterior fueron 43 entidades, que habían gestionado en total 35,8 millones de euros. Basta con ir revelando las tripas de la empresa con una herramienta online. La XES estima que se precisan alrededor de 30 horas para completar todo el proceso: 20 de preparación y 10 rellenando el cuestionario, que incluye 76 preguntas: 11 sobre datos generales, 8 sobre democracia, 6 relacionadas con la igualdad, 27 con el medio ambiente, 11 con el compromiso social, 11 con la calidad laboral y 2 con la calidad profesional.

La Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), de la que forma parte la XES, ha desarrollado su propia herramienta, también descargable online y con criterios análogos, que lleva ya varios ejercicios aplicándose, sobre todo en Euskadi —en 2012, 56 entidades y unos ingresos conjuntos de 84 millones— y Navarra, con 22 entidades que sumaron ingresos por valor de 11,4 millones.

En los tres casos se ofrecen datos agregados de conjunto que permiten apuntar algunas tendencias. La economía social alrededor de XES y REAS —la más politizada, en el sentido de que las empresas se conciben como herramientas de transformación social— tiene un acento femenino muy destacado: en Cataluña, el 61% de los trabajadores de las empresas que han elaborado su balance social son mujeres; en Euskadi, el 57,6%, y en Navarra, el 54,5%.

Las diferencias salariales dentro de la empresa son mínimas entre las entidades que han elaborado el balance o auditoría social de la XES o de REAS: en Cataluña, la ratio es de 2,2:1 (y 1,8:1 entre las cooperativas). Es decir, la retribución del que más cobra apenas duplica la del que menos, una ratio muy alejada de las grandes empresas del Ibex, que suelen moverse en torno a 50:1 y que en casos extremos alcanza incluso 400:1. En Euskadi fue 1,8:1 y en Navarra, 1,4:1, según se desprende de los respectivos informes. Un igualitarismo que enorgullece a la XES y a REAS y que preocupa a los sectores cooperativos que consideran que la prioridad del sector es atraer talento.

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