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Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Lo machista es político

Mujeres del movimiento feminista extremeño con el mensaje 'No votes machismo'

Miguel Lorente

Lo personal es político nos lo dijo el feminismo para desenmascarar a un machismo que despreciaba lo personal y se centraba en lo público, y de ese modo garantizar a través de la ideología y de sus valores que todo continuara bajo sus referencias androcéntricas, con independencia de que las políticas abordaran unos temas u otros. No se puede cambiar la realidad sin cuestionarla y sin plantear una alternativa, lo demás sólo es maquillarla y adaptarla a nuevos escenarios, pero no transformarla.

Y si lo personal es político y lo personal es machista, al final tenemos que lo político es machista.

Lo estamos viendo, incluso a cámara lenta, en estos más de seis meses en lo que lo político ha quedado suspendido en la ingravidez de una sociedad amenazada justo por lo contrario, por la “ley de la gravedad” de una economía en cuidados paliativos, de un mercado laboral politraumatizado, de una violencia en continua crisis de agitación... A pesar de todo ello, sólo se plantean medidas contra las manifestaciones más graves del modelo de sociedad que las ha causado, y frente al que, curiosamente, nadie propone nada, y así dejar que todo suceda como si nada estuviera ocurriendo.

La política, esta política conformista, acaricia la realidad pero no la agita y apenas la conmueve... Busca más la tranquilidad de la gente que su implicación, y cuando llama a la “revolución” lo hace por delegación más que por compromiso e implicación. La idea es que todo vale, o al menos que cualquier cosa puede valer para que “yo haga lo que te digo que tú quieres que haga”, pero siempre dejando al político que decida e interprete la realidad y el sentido de cada uno de los votos. En ningún otro espacio de la sociedad una persona podría decidir una cosa y la contraria sin responsabilidad alguna, ni podría pedir la confianza de la gente para llevar a cabo un proyecto y luego realizar otro completamente diferente. En política, que se supone que es la expresión de la voluntad popular a partir de un proyecto plasmado en un programa, sí.

Todo ello es reflejo de la presencia del machismo como ideología en la política, y de la política en el machismo para garantizar su continuidad a través de su esquema de valores, con independencia de las conductas particulares. Por eso no es de extrañar el silencio ante la violencia de género, tampoco la ausencia de medidas específicas contra las manifestaciones más graves de la desigualdad, menos aún la falta de debate sobre el modelo de sociedad que queremos y necesitamos más allá de los próximos cuatro años, el cual pasa por alcanzar una Igualdad real y funcional, no sólo de escaparate y exhibición.

La política actual refleja también el machismo a través de la actitud paternalista que desarrolla sobre la idea de capacidad y poder, dando por hecho que sólo quien está en la política tiene la capacidad para entender cuáles son los verdaderos problemas de la sociedad, y cómo y con quién hay que resolverlos. Cualquier otra alternativa o prioridad es considerada como “populismo” para denostar así el sentido y el origen de la propuesta, que es justo lo mismo que hacen cuando critican las políticas o planteamientos sobre Igualdad calificándolas de “feministas”. Para el machismo las propuestas del pueblo y del feminismo son un ataque a sus posiciones, y son rechazadas tanto por su contenido como por quien las plantea.

Por eso el machismo está tan nervioso en estos últimos tiempos, porque ve que a pesar de todos sus mecanismos de poder y de su posmachismo en red, cada vez se encuentra más lejos de influir en la realidad y ya sólo le queda el recurso al “castigo” a través de la violencia.

El machismo se ha dado cuenta de que el verdadero avance de la Igualdad está en el cambio que han asumido muchas personas, más mujeres que hombres, es cierto, pero también es verdad que cada vez son más numerosos los hombres a favor de la Igualdad. Y ese cambio personal es político también, de ahí el miedo de algunos partidos a hablar de violencia de género, porque saben que a pesar del cambio, todavía el machismo está lo suficientemente arraigado para que un silencio sea un voto.

Ellos lo tienen claro y juegan con que lo machista es político aún. ¿Y tú, lo tienes claro?

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