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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Colón no pasó por Tenerife

El palmeral del oasis de Maspalomas.

Es una pena que Cristóbal Colón no recalara en ninguno de sus viajes por la isla de Tenerife. Otro gallo cantaría sí así hubiera sido, porque a ninguna ponencia técnica o cualquier organismo dependiente del Gobierno regional se le habría ocurrido en tal caso poner en entredicho el interés cultural de un enclave en el que hiciera escala (técnica, por cierto) el descubridor de América. Ni discutiría, a mayor abundamiento, los valores históricos que encerrara cualquier sitio que para su protección promoviera el Cabildo de Tenerife. Resulta impensable, lo que convierte en increíble que la ponencia técnica de la Comisión de Patrimonio de Canarias se haya despachado con absoluto desprecio de los informes científicos aportados la protección del Oasis de Maspalomas como Bien de Interés Cultural, en su modalidad de sitio histórico. Se veía venir, todo hay que decirlo, desde el mismo instante en que escuchamos a Paulino Rivero decir el lunes en el foro de Canarias7 que el Gobierno estaría a lo que dijeran “los técnicos”. Sus técnicos, debemos añadir, convenientemente aleccionados para decir no al único Cabildo de Canarias que está gobernado por el Partido Popular, que se ha tomado más en serio que nadie la protección de ese enclave único como símbolo del pasado y del futuro del turismo en la isla. Seguramente sin pretenderlo, una ponencia vinculada a un Gobierno con marcada presencia nacionalista ha abrazado las tesis de un presidente de una patronal turística de Las Palmas, Fernando Fraile, natural de Asturias; de un presidente de la patronal provincial hotelera, José María Mañaricúa, natural de Euskadi, y de una cadena mallorquina, de nombre Riu. Estamos bonitos para presumir de canariedad.

Callaron al catedrático

La historia de esta decisión impensable si proviniera de otro cabildo como el de Tenerife, la habrán de explicar algún día con detalle sus protagonistas. Lo poco que ha trascendido tiene que ver con la indignación de los que creían que era una ponencia técnica seria y rigurosa. Porque en ella, según se ha filtrado, los mandarines no dejaron ni siquiera que votara el catedrático de La Laguna Antonio Tejera al considerarlo contaminado por ser uno de los que ha informado favorablemente la protección histórica del Oasis. Para contrarrestar sus argumentos, el director general de Patrimonio, Aurelio Gutiérrez, hizo que interviniera una profesora de la misma universidad, que con una sencilla intervención echó por tierra los miles de folios de los once informes científicos aportados al expediente. El tamaño de este atropello a Gran Canaria lo acabarán apreciando los miembros de esa ponencia técnica y los políticos que le han inducido a su decisión el día que vean levantarse el tremendo mamotreto que separará a los ciudadanos del palmeral del Oasis de Maspalomas, el día que vean cómo un hotel de 25 metros de altura, justo en la Avenida de Colón de San Bartolomé de Tirajana, acaba por sepultar un emblema de la isla. Y, desgraciadamente, lo apreciarán los miles y miles de ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, entidades, instituciones y asociaciones que hasta la fecha no han dado importancia a esta cuestión amparándose en la frágil excusa de la guerra entre políticos o entre empresas, o por simple desconocimiento de lo que está pasando. Será entonces cuando se producirá el levantamiento de la contestación social, cuando las injustificadamente temidas indemnizaciones a Riu sean verdaderamente dolorosas y cuantificables, cuando protestas como las del petróleo o las que se originaron contra la urbanización de Veneguera o en Burgos contra la urbanización de El Gamonal quedarán reducidas a la consideración de simbólicas. Mientras eso llega, ya se ha abierto una petición en Change.org bajo la sugerente invocación de “Salvemos el palmeral de Maspalomas”, que a las pocas horas de crearse ya tenía más de 300 firmas. Va dirigida respetuosamente al director general de Patrimonio con el sentido deseo de que no se vaya de rositas y con el único consuelo de la obediencia debida.

Soria el lunes; Brufau, el martes

Vaya semanita intensa se presenta. El lunes, día 21, José Manuel Soria será el centro de atención del desayuno de trabajo que ha programado Editorial Prensa Canarias en el hotel Santa Catalina. Hay mucha expectación, y no precisamente mediática, que ya nos podemos imaginar por dónde vendrán sus declaraciones de siempre. La expectación es la natural que convoca un ministro del Reino, de los que todavía tienen poder e influencia, y ante el que hay que dejarse ver como ante los deudos cuando se acude a un entierro. A ver si no por qué se inventó el besamanos final. Hay auténticas cachetadas para conseguir una invitación de entre aquellos que no forman parte del selecto y amplio listado. Y también hay cachetadas para ocupar un lugar relevante desde el que el conferenciante pueda observar quiénes son los más relevantes lameculos del lugar. Es lo que le ocurre, por ejemplo, a Juan Domínguez, el rey del transfuguismo, que está haciendo lo indecible por estar en la mesa presidencial, donde el jefe de protocolo del Cabildo de Gran Canaria solo ha conseguido colar a su jefe máximo, José Miguel Bravo de Laguna. Vicepresidente y tránsfuga no aparece en el decreto de precedencia de autoridades, lo que debe haberlo relegado a un puesto de tan poca relevancia que el hombre anda metido en un sinvivir. ¿Y el martes? Pues el martes tendremos en el mismo hotel Santa Catalina al presidente de Repsol, Antonio Brufau, que ha invitado a almorzar a los directores de los medios informativos de Gran Canaria seguramente para explicarles los últimos acontecimientos en torno a las prospecciones. Ninguno de los dos acontecimientos tienen que ver entre sí, así que no sean mal pensados.

Los chollos que se le acaban a Domínguez

Y hablando de Juan Domínguez. El papelón que está protagonizando desde que se hizo del PP fuera de plazo pasará a los anales en cuanto algún escribiente se ponga a contar la historia del tránsfuga lerdo. Se afilió, como decimos, a menos de un año de las elecciones autonómicas y locales, lo que estatutariamente le impediría (salvo nueva vulneración marca de la casa) presentarse como candidato. Australia Navarro, la presidenta del PP de Gran Canaria, le dijo que esperara a que pasaran las europeas y que, para probar su entrega a la causa, aportara a esos comicios al menos veinte interventores de su cuerda, de esos que debía haber reclutado cuando puso en marcha su plataforma política unipersonal. Incapaz de cumplir con el desafío, Domínguez tuvo que sacar dinero de los fondos que ha recaudado de aquella manera para pagar a los veinte curritos, a razón de 30 euracos por cabeza. Incluimos en la lista de reclutamiento al diligente Arcadio Domínguez, a Juanfra Herrera y a Pedro Alemán, alimentados por la sopa boba del poder. Libróse de la convocatoria Mónica Santana, que casualmente se cogió vacaciones. Satisfechas las exigencias, lo dejaron entrar en el PP pero, vaya por Dios, con algunas condiciones añadidas. Por ejemplo: todas sus ventajas como no adscrito en el Cabildo, con asesores, jefe de prensa y asignaciones se ponen en verdadero peligro. De entrada, tocan a su fin las libertades que se venía tomando hasta ahora de disponer de política de comunicación propia, sometiéndose a partir de ahora a lo que dicte el jefe de prensa del grupo de gobierno. Y ya veremos cómo queda la recaudación impuesta a sus asesores, y cuánto dinero prometió a una determinada fundación para ganarse sus favores sociales. Ya les iremos contando.

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