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La Unión Europea elige Barcelona para testar cuatro modelos de Renta Básica con 1.000 vecinos

El barrio de la Mina, en el Besós

Sergi Franch

1.000 vecinos del Besós, un área especialmente afectada por la pobreza en Barcelona, participarán a partir del mes de septiembre en un programa europeo para evaluar la Renta Garantizada de Ciudadanía durante los dos próximos años. El programa, definido por sus responsables como un “laboratorio”, estará dotado con 13 millones y se llevará a cabo en las ciudades de Utrech y Helsinki, además de la capital catalana.

Según ha explicado en rueda de prensa el coordinador de programas europeos B-Mincome, Raffaele Barbato, se trata de “cambiar radicalmente, revolucionar la lucha contra la pobreza urbana”. En el caso de Barcelona, la evaluación científica del programa será llevará a cabo por diferentes organismos y universidades locales, como la Universitat Pompeu Fabra, el IESE o el Centro para la Innovación Social Nova.

Barbato ha apuntado que el objetivo es analizar, tras dos años de aplicación de cuatro modelos de renta mínima, “cuál es la más eficaz e inclusiva”. Un consejo asesor formado por grupos de análisis e investigación social, colectivos de lucha contra la exclusión social, universidades y entidades del tercer sector analizarán el impacto de la aplicación de medida.

En el programa piloto participarán un millar de vecinos, de 25 a 60 años, y usuarios de la red de servicios sociales, que se elegirán de manera aleatoria. A todos ellos se les concederá una prestación que el Ayuntamiento ha estimado entre 400 y 525 euros. Los beneficiarios participarán en el programa con diferentes proyectos de inserción laboral, promoción de la autoocupación, de rehabilitación de viviendas o programas de fomento de la participación social.

La teniente de alcaldía de derechos sociales del Ayuntamiento de Barcelona, Laia Ortiz, ha recordado la existencia previa de hasta 68 rentas monetarias en la ciudad, sumando las que concede el Estado y la Generalitat. En la aplicación de esta nueva ayuda barcelonesa, de nombre “renta municipal de inclusión”, se monitorizará qué impacto tiene su implantación para las familias.

Según los cálculos realizados, una pareja con dos hijos podría percibir entre 1.000 y 1.500 euros, excluyendo los gastos para el alquiler o la hipoteca. “Queremos comprobar qué autonomía y qué impacto produce una vez garantizado el derecho a la vivienda”, ha puntualizado la responsable municipal.

El proyecto establecerá cuatro grupos de vecinos de 250 individuos cada uno que percibirán cuatro tipos de renta para evaluar los beneficios y los cambios que suponen. Una vez se implanten se analizarán con base científica las medidas y mecanismos de inserción social que promueven. “No se concibe como un ejercicio administrativo sino como un proyecto de aprendizaje”, aseguran sus responsables.

De esta forma, han advertido los promotores municipales, se constatará “la validez de tópicos y discursos recurrentes” sobre el reconocimiento de la renta mínima, poniendo como ejemplo que las personas que se beneficiarían de este derecho “no tendrán incentivos para buscar trabajo”.

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