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Jóvenes con discapacidad se convierten por un día en estrellas de circo

Jóvenes con discapacidad se convierten por un día en estrellas de circo

EFE

Madrid —

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Hacer malabares, volteretas, dibujar figuras en el aire con una tela e, incluso, subirse a un trapecio son algunas de las habilidades que aprenderán hoy un grupo de jóvenes con discapacidad en el Teatro Circo Price de Madrid, donde se convertirán en estrellas circenses por un día.

Todo gracias a los profesionales de la escuela de circo Carampa, Premio Nacional de Circo 2011, que entre sus actividades incluye la formación de niños y chicos con discapacidad física e intelectual de 7 a 21 años de edad.

“En el circo se sienten protagonistas”, cuenta a Efe la coordinadora del programa 'Circo diverso', Rocío Jiménez.

La escuela (fundada en 1994) lleva años formando a personas con discapacidad a través de las asociaciones y centros que trabajan con este colectivo, pero en 2016 estos talleres se hicieron regulares tras la firma de un convenio con la Comunidad de Madrid, que ejerce de intermediaria.

El Teatro Circo Price acoge nuevamente, como ya hizo en una ocasión el año pasado, los ensayos y la actuación de unos “artistas” muy particulares que habitualmente tienen lugar en las instalaciones de la escuela Carampa, en la Casa de Campo.

“Tienen muchas capacidades”, asegura la coordinadora de estos talleres, abiertos a personas con síndrome de Down, con ceguera, sordera o autismo, entre otros trastornos y minusvalías.

En total, cuatro profesores atienden a estos grupos durante algo más de una hora en la que aprenden las técnicas y especialidades más destacadas del circo distribuidas en cinco rincones de trabajo: música, aéreos, acrobacia, equilibrio y malabares.

“Algunos llegan diciendo: 'No me monto, tengo miedo', pero al final otros se atreven, los demás los van viendo, se animan y participan”, dice la coordinadora, que certifica que los alumnos acaban “agotados, pero muy contentos”.

Tras la clase y los ensayos, los niños y chicos con discapacidad tienen la oportunidad de demostrar lo que han aprendido en un breve espectáculo donde pueden elegir aquello que más le ha llamado la atención y hacerlo solos, en parejas o por equipos.

“A veces sólo cantan, pero para nosotros es suficiente con que se pongan delante de un pequeño público”, comenta Jiménez.

Este miércoles participarán en el taller veinte jóvenes de entre 14 y 21 años procedentes del colegio público de educación especial Alfonso X El Sabio, todos ellos con discapacidad intelectual y muchos, además, con retrasos psicomotores que les llevan incluso a tener que usar silla de ruedas.

El director de la escuela Carampa, Donald Lehn, que llegó a España procedente de Nueva York en 1981, defiende que aunque son personas con discapacidad tienen “la misma capacidad para disfrutar” que los chicos de su edad y cree que en estos casos no hay minusvalías, sino al contrario.

“Por ejemplo, una persona que anda con muletas tiene la parte superior de su cuerpo muy desarrollada y eso en el trapecio es una plusvalía porque consigue mayor fuerza y control”, sostiene.

Además de los talleres del programa 'Circo diverso', Carampa colabora con colectivos en riesgos de exclusión.

Uno de los antiguos profesores de la escuela, Gonzalo Arias, ha optado por esta vertiente con la creación del grupo 'Semillas de circo', que trabaja con niños y jóvenes de la Cañada Real.

“El circo les ayuda a desarrollar sus habilidades sociales, el respeto por uno mismo y los demás”, afirma.

Carampa también clases para niños tanto en las propias instalaciones de la escuela como en los colegios y en el Teatro Circo Price y, recientemente, colabora con la Universidad Rey Juan Carlos para impartir la especialidad de circo en el grado de artes visuales y danza.

Para adultos y jóvenes a partir de 16 años, Carampa cuenta con un curso profesional de dos años en el que ahora están inscritos alrededor de 50 alumnos llegados de Madrid y otros rincones España y del extranjero.

Aprenden formación básica en materias como danza, acrobacia y teatro, además de específica en malabares, técnicas aéreas y equilibrios.

También tienen clases teóricas de historia del circo, anatomía, teoría teatral, dramaturgia y producción, entre otras asignaturas, para prepararse a fondo en un arte como el del circo que, según el director de Carampa, tiene “muy poco apoyo por parte de las administraciones”.

“A Madrid le falta un esfuerzo para apostar por este arte, las compañías no tienen apenas lugares donde ensayar”, lamenta.

No le preocupa la nueva normativa del Ayuntamiento de Madrid que prevé prohibir la instalación en la capital de circos con animales salvajes, ya que asegura que no son necesarios en un “mercado creciente” con un público con gustos tradicionales pero también contemporáneos.

“El circo tiene futuro”, concluye.

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