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Un Lugar Llamado Mundo reúne a Klaxons y a Sidonie

Fryars, Valenzuela, Klaxons y Sidonie interpretan Chandelier en el show de Un Lugar Llamado Mundo. Foto: Alberto Ortiz

Alberto Ortiz

El pasado martes el show de Un Lugar Llamado Mundo volvió a llenar la sala Joy Eslava para juntar en una mezcla ecléctica a Sidonie, Francisca Valenzuela, Fryars y a los británicos Klaxons. La combinación de estilos es una constante en este programa que cumple ahora un año de vida después de haber reunido en escenarios de toda España a grupos destacados de la escena nacional e internacional como Pink Martini, Marlango, Ocean Color Scene o Editors.

El último show grabado ayer –aunque se emitirá en Canal + en diciembre- tuvo como plato fuerte la irrupción de Klaxons. Una banda de new rave que sabe entender el progreso de la técnica como una ventaja para mejorar el sonido de sus directos a base de samples y cajas de ritmos. El sonido de la Joy suma en positivo al entramado musical que montan cada semana Javier Limón y Toni Garrido bajo la dirección de David Trueba.

Limón introdujo ayer en primer lugar a una de las bandas españolas con más recorrido. Después de haber girado por salas y festivales presentando su último trabajo Sierra y Canadá, Sidonie recayó en Un Lugar Llamado Mundo para teñir de rock&roll y psicodelia la noche. La canción que abre y comparte el nombre del disco inauguró el show de ayer con la fuerza que imprimen las innovaciones en el sonido de los catalanes.

Después de haber sido un icono del rock psicodélico en España –a pesar de algunos desvíos hacia el indie comercial con El Incendio o Costa Azul-, Sidonie pretende renovarse otra vez con una dosis de electrónica en sus bases. De ese espíritu de reconversión ha nacido Estáis Aquí, uno de los temas más divertidos de la banda que también se pudo escuchar ayer en la Joy antes de que apareciera Francisca Valenzuela para acompañarles con una versión de Don’t you want me, de Human League.

Valenzuela es histriónica, se mueve con demasiada soltura y en las entrevistas acaba siendo ella la que hace las preguntas. La noche del martes lo fue aún más en su charla con Limón pero todo eso cambia cuando se sienta al piano. Valenzuela se transforma en una voz tan limpia y potente que acaba por eclipsar sus incontenibles movimientos extravagantes. En sus composiciones recuerda en algunos detalles a Jorge Drexler pero las comparaciones se acaban ahí, ella aporrea el piano haciendo gala de la mujer alfa que dice ser. Es imprevisible y su voz una maravilla.

Fryars, sorpresa de la noche

La nota cómica de la velada la puso Fryars. El cantante Benjamin Garrett, oculto detrás de unas gafas de sol y con síntomas de haberse divertido en los camerinos, convocó a su guitarrista y a su baterista alrededor de una nube densa de sonido. Es el nuevo indie, cargado de electrónica pero suave en las melodías y con un añadido de color digital en la guitarra eléctrica. La noche de ayer fue una demostración de lo que puede cambiar el sonido de un grupo con un par de loopers y unos pedales bien combinados.

Limón, que sin parecerlo cuenta con siete grammys en su haber como productor, jugó con su humor natural y un renqueante inglés para poner a prueba a Garrett en el rato de entrevista. Es una de las aportaciones más interesantes de este formato de programa, el presentador acostumbra a interactuar con los invitados, guitarra en mano. Sidonie tuvo que versionar Last Christmas a coro con el público y con Fryars el intento quedó en algo divertido que precedió a la versión de Golden Skans con Klaxons.

Los británicos acaban de lanzar su último álbum, Love Frecuency, para el que han trabajado durante casi tres años con los grandes ingenieros informáticos de la música como Tom Rowlands de The Chemical Brothers. Con ello han conseguido rebajar su euforia inicial para regalar a sus seguidores su disco más pop. Eso sí, sin perder su esencia rock espacial.

Klaxons consiguieron levantar al público de las sillas colocadas en el foso de la sala, fueron los únicos. Sus ritmos se prestan a ello, a bailes desenfrenados en discotecas y festivales. Aunque dos de sus miembros provengan del pueblo de Shakespeare, no se puede decir que su carisma sea muy clásico. Ayer subieron la noche a otro nivel que culminó con una versión de Chandelier interpretada por todos los artistas invitados y en la que los chicos de Sidonie, se sintieron un poco desplazados.

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