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“El cine independiente habla de temas que nos afectan”

Marc Crehuet. Foto: Maria Dias.

Francesc Miró

El rey tuerto lleva la firma de Marc Crehuet por todas partes. Escribió el guión y dirigió la obra de teatro. Dos años después, se convertiría en una película también con él al frente. Un debut en el largometraje que le llevaría hasta las puertas de los Goya por la Mejor Dirección Novel.

En el teatro, la obra fue aclamada por crítica y público. Un empujón que le permitió hacerse un hueco más que razonable en la industria. En su trayectoria, pasó de analista y guionista de TV3 a director del espectáculo de monólogos Magical History Club. También ha escrito y dirigido numerosos cortometrajes, como Señoras, o Aniversario.

La película por la que opta al Goya es una comedia negra abiertamente política con una sobrada solidez en la realización, dirección de actores y puesta en escena. Una historia que desarma a base de honestidad y que narra el encuentro, en una cena, de un antidisturbios y manifestante que acaba de perder un ojo por una bala de goma.

¿Cómo ha sentado su nominación a los Goya a la película? ¿Ha tenido repercusión a nivel de distribución?

Seguimos con la promoción, ahora con otro empujón a raíz de esto. Tuvimos un primer momento álgido cuando se proyectó en Málaga, después otro por el estreno en salas. Y ahora la nominación hace que la película pueda seguir su camino. Algo que no deja de ser sorprendente porque parte de una producción independiente, aunque luego entrase TV3, El Terrat o Lastor Media. Esto lo empezamos de manera muy independiente y cooperativa. Así que nos va muy bien para seguir haciendo campaña. A nivel de distribución no, por ahora, pero a nivel de ventas sí.

Cuando empezaron con la obra de teatro en 2013, ¿en algún momento imaginaron que iba a llegar hasta los Goya?

¡Qué va, qué va! Ni siquiera me había planteado rodar una película de esta historia. Y ahora mira. De entrada estaba pensando en rodar otra distinta. Pero llegó un momento que viendo que funcionaba tan bien y sobre todo a raíz de un encuentro con Joaquín Oristrell, que me lo sugirió, pensé que era una buena idea hacer mi opera prima a partir de un texto que ya sabía que funcionaba. Y también viendo que la reacción de la gente ante la obra solía ser buena, creí que era positivo que la historia llegase a más público.

¿Hay alguna diferencia elemental entre los dos formatos?

La gran diferencia es el punto de vista. En el teatro el punto de vista es más libre, aunque haya elementos para condicionarlo. Pero al final en el cine el resultado ha superado con creces mis expectativas. Con la incorporación de profesionales como Xavi Giménez en la dirección de foto o Sylvia Steinbrecht en la de arte, la cosa enseguida creció.

El primer planteamiento era rodar la obra de teatro tal cual pero con multicámara. Sin mucha más puesta en escena. Pero al integrar en el proyecto a gente como ellos, se fueron sumando una serie de ideas que hacían que la imagen transmitiera cosas que sólo se pueden hacer en cine y que transformaron la película en lo que es hoy.

¿Hubo algo del texto que pudiera hacer con más libertad en el teatro que en el cine?

En este caso no porque en el teatro empezamos en una sala muy pequeñita en la que teníamos absoluta libertad para hacer lo quisiéramos. Del mismo modo, en el cine empezamos produciendo como Moiré Films, que es nuestra productora, así que también hicimos lo que quisimos.

Reconozco que en mi caso era un poco diferente por el riesgo. Es decir, que empezamos la película sin tener claro cómo financiarla. Y mira: después las cosas han ido saliendo.

En la línea de las diferencias de la obra original y de la adaptación al cine, hay recursos que cuesta traducir, como la ruptura de la cuarta pared. ¿Se encontró más veces con este tipo de problemas?

Sobre todo con esto que apuntas de la cuarta pared. Por lo demás estaba todo muy calculado. Lo de la cuarta pared sí que no lo vi claro hasta que estábamos en rodaje. Prácticamente hasta el mismo día de rodar esa escena clave.

En teatro esto era mucho más fácil porque los actores se pueden acercar al público. Alain, de hecho, se terminaba sentando en el patio de butacas y miraba a la escena como un espectador más. Ese matiz se perdía pero había otros materiales con los que jugar. Como el uso del punto de vista de la cámara o el tratamiento del sonido, que es muy especial.

Alain Hernández y Miki Esparbé también eran los protagonistas en la obra.¿Cómo fue trabajar un texto que ellos se conocían tanto? ¿Se hubiera podido hacer con alguien que no fueran ellos?

La verdad es que ni siquiera me lo llegué a plantear. Creo que si unos actores mueven una obra durante dos años, al final esta también es suya, ¿no? En realidad eso era clave: trabajábamos con un texto que todo el equipo consideraba suyo.

Por eso fue un lujo y una gozada porque había un trabajo de base que ya estaba hecho cuando les pusimos la cámara delante. No tenían que construir el personaje. Pudimos ir a hacer un trabajo más sutil y enfocamos los esfuerzos en intentar pulir cosas.

Rodó El rey tuerto tanto en castellano como en catalán (El rei borni). ¿Vio algún matiz que no superara la barrera idiomática? ¿Algo que se perdiera de una versión a otra? El rey tuertoEl rei borni

Eso es curioso porque las diferencias en el rodaje eran casi imperceptibles. Lo que pasa es que con el tiempo, el público que la ha visto en ambos idiomas también ha visto cosas. La tendencia era decir que David -el personaje del antidisturbios-, daba más miedo en castellano [Risas]. Y bueno, en general, muchos han coincidido en que la versión en castellano es más intensa y en catalán la comedia se percibía mejor. No sé porque se producía esto [Risas].

También hay diferencia en lo formal. A veces no teníamos tiempo de rodar ciertos planos dos veces y hay momentos que en la versión catalana duran más, y otros que hay más movimiento rompiendo con el contraplano en la versión en castellano.

¿Por qué decidió rodarla dos veces? Normalmente se recurre al doblaje.

Es una locura. Cuando los productores vieron lo que estábamos haciendo, recuerdo que de Lastor Media dijeron: “Pero ¿por qué lo habéis hecho así?”. Lo cierto es que no nos gustaba la idea del doblaje y ellos llevaban el texto claro en ambos idiomas. Así que después de hablarlo decidimos hacer esta locura. ¡Y lo hicimos en 17 días, además! [Risas] Casi diría que esto es de Récord Guinness en realidad fueron dos películas. No te niego que muchas veces quisimos desistir porque no había tiempo para pensarse las cosas dos veces. Teníamos que tenerlo todo clarísimo, no podíamos hacer planos de más para luego ver lo que nos servía.

Digamos que si los actores no hubiesen tenido ese conocimiento de la obra, no se habría podido rodar.

Claro. Ellos habían estado dos años girando la obra de teatro. En una lengua y otra. Y además el equipo técnico era tremendo. Xavi Giménez, el director de fotografía, llevó a su equipo y era todo extremadamente profesional, no hubo ninguna traba técnica en ese sentido.

Este año se ha visto reafirmada una tendencia que, digamos, había estado menos acentuada durante la crisis. Ahora triunfan comedias como Villaviciosa de al lado o Cuerpo de Élite que no tienen casi nada que ver con la sátira política. ¿Cree que se ha despolitizado el humor en el audiovisual de un tiempo a esta parte?Villaviciosa de al ladoCuerpo de Élite

He oído que se comenta lo típico de 'Es que ya no apetece hablar de la crisis'. No sé si es del todo cierto, pero se ve que hay cierto cansancio en este sentido. Así que aumentan las ganas de evasión. Tengo que decir que yo escribí El rey tuerto en 2013, y no creo que hayan cambiado demasiado las cosas. El texto sigue siendo actual, tristemente. A lo mejor hay una tendencia a la evasión en el cine comercial pero el cine independiente yo creo que sigue hablando de temas que nos afectan a todos. Pero que conste que no lo sé seguro, estoy teorizando.

Y usted, ¿seguirá en el futuro la línea de la sátira política?

Lo próximo será diferente. No hay sátira, o si la hay es de manera más secundaria. Pero bueno, te puedo decir que se llama Los descartados y es una comedia coral. Creo que hasta ahí puedo leer.

Volviendo a los Goya, ¿se le han abierto puertas a futuros proyectos gracias a la nominación?

Tengo un proyecto: un guión que estoy empezando a mover ahora porque acabé de escribirlo hace una semana. Espero que sí, que la nominación abra puertas [Risas]. Pero bueno, que aún es pronto, estoy pensando en temas de casting y eso. Para imaginarme la película con caras y gente con la que me gustaría trabajar. Y luego tocará moverse para encontrar productoras, socios y financiación.

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