Las mujeres de Zamarramala vencen la nieve y claman por la igualdad

La nieve no arredró hoy a las mujeres de la antigua colación de Zamarramala, arquetipo de la mujer recia castellana, que han salido a la calle para celebrar su fiesta en honor de Santa Águeda y, de paso, reivindicar la igualdad y gritar contra la violencia machista.

Las alcaldesas Soraya Herrero de las Heras y Elena Hijosa Velasco han cumplido con el honor de servir hoy a su patrona y también de ostentar el gobierno sobre los hombres, desde que en 1227 lograran encandilar a los musulmanes para que, entretanto, los hombres conquistaran la fortaleza.

Pocas variaciones tiene la celebración de un año hacia otro porque, aunque vistosa y declarada de interés turístico nacional, sus protagonistas la viven interiormente, en un encuentro de mujeres para mujeres, donde el hombre queda relegado a un segundo plano, consolándose con probar una tajada de chorizo cocido al vino.

Al son de dulzaina y tamboril, los músicos han comenzado a recorrer las calles del pueblo, donde los servicios de limpieza terminaban de limpiar los restos de la nevada de la madrugada, para recoger primero al párroco, Juan Santos Cuesta, y luego a las alcaldesas, con el traje de gala y la montera sobre la cabeza.

Desde la iglesia ha salido la procesión precedida por las mujeres del ahora barrio de la capital, también con sus vestidos y mantones típicos castellanos, con la imagen de la santa de Catania, que es conducida hasta la entrada de la localidad.

Con una extraordinaria panorámica de Segovia al fondo, hoy luciendo un manto blanco, los hombres han participado en el juego de banderas y alabardas arrebatadas durante la toma del alcázar.

En el campo de los agradecimientos, casi recién llegada de la gala de los Premios Goya, la directora de producción de El Deseo, Esther García, se ha encargado del pregón, lanzando un mensaje de “celebración, alegría y esperanza”.

No ha pasado por alto reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres, aunque ha matizado que esto se puede hacer también desde la fiesta, y ha recordado la brecha salarial entre hombres y mujeres, a pesar de realizar un mismo trabajo, por encima del 20 %.

En tono irónico, quien trabaja a las órdenes del director de cine Pedro Almodóvar ha mantenido que “se calcula” que se tardará “188 años” en igualarse hombres y mujeres, “a la velocidad que va, por lo que merece la pena hacer un esfuerzo en concienciar a todos, comenzando por las escuelas”.

El alfiler que empleaban las mujeres para sujetarse las enaguas, pero también para defenderse de los hombres en los bailes exclusivos para ellas, conocido como matahombres, ha ido a manos de la exgimnasta olímpica María Martín, quien ha defendido al deporte como “una herramienta muy valiosa para empoderar a las mujeres”.

Ha considerado su premio como un reconocimiento al deporte y a quienes tratan de hacer de éste una herramienta para mejorar la situación de las mujeres en la sociedad y ha lamentado el escaso impacto mediático que tienen los éxitos de las deportistas olímpicas, pese a que ganan más medallas que los hombres.

La tercera protagonista, mujer, pero con un título de “Ome bueno e leal”, ha sido la cantante de música tradicional Vanesa Muela, la juglar que ha subrayado que “se ve el machismo” en muchas estrofas del repertorio que se canta de hoy en día, heredado de hace doscientos o trescientos años.

Dirigiéndose a quemar el pelele, un muñeco de paja que simboliza lo peor del sexo opuesto, la alcaldesa Elena Hijosa ha clamado por “la igualdad de todos las mujeres, y justicia, que no es normal que mueran mujeres de manos de alguien que dice que las quiere”. Aurelio Martín