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La fina separación entre la cordura y la locura retratada en Irán

La fina separación entre la cordura y la locura retratada en Irán

EFE

Teherán —

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La fotógrafa iraní-española Jila Mokhtari busca concienciar sobre la fina línea que separa la cordura de la locura en una exposición en Teherán, en la que mezcla imágenes de un hospital mental y de las calles de la capital iraní.

“Mi intención es concienciar a la sociedad, que les mire con otros ojos”, explicó a Efe Mokhtari de una serie de fotografías que no muestran el rostro de los enfermos y que se exhiben en la conocida galería Shirin.

Es un conjunto de seis retratos cortados de hombres que están ingresados en el psiquiátrico y, de otros, que no padecen ninguna enfermedad mental.

“Esas personas que aparecen en los retratos cortados pueden ser mi padre, mi hermano o mi marido. A mí me parecen todos iguales”, señaló Mokhtari, quien se formó como fotógrafa en San Sebastián y Madrid.

Por eso quería mostrar las similitudes entre los enfermos y la gente de la calle. Para ello, fotografío a algunos de los internos, sin mostrar sus rostros como exigieron en el psiquiátrico, pero también a ciudadanos corrientes vestidos con la bata del hospital en espacios públicos como un autobús o un mercado.

“Quería decir que cualquier persona, aunque esté fuera de un hospital mental, puede que sufra el mismo problema que padecen ellos”, afirmó.

Mokhtari, cuya obra también se ha expuesto en ciudades españolas como San Sebastián, considera que en Irán los enfermos mentales están todavía estigmatizados y marginados.

La fotógrafa, nacida en Teherán en 1982, lamentó que hay reticencias a pedir ayuda especializada cuando se sufre una depresión o algún problema emocional y que sigue dando “vergüenza” asumir estas situaciones.

“Somos muy diferentes y muy parecidos. Da igual que estemos en un hospital encerrados o estemos en nuestra casa o en un autobús. Todos somos humanos y puede que en algún momento necesitemos atención médica”, aseveró.

Por ello, su objetivo era comparar ese “mundo dentro de un hospital mental que es paralelo a la vida del exterior” y la semejanza entre las personas consideradas cuerdas y aquellas diagnosticadas con problemas mentales.

“Día a día vemos a gente que no está en un psiquiátrico pero que tiene problemas emocionales. Un tipo que está en un semáforo y golpea el coche de enfrente u otro que empieza a insultarte sin motivo”, comentó.

De ahí el título de su exposición “La locura menos un segundo” y la necesidad, a juicio de Mokhtari, de que la sociedad no rechace a las personas recluidas en los hospitales.

“Puede que estén mucho mejor que nosotros en cuanto a emociones y control de sí mismos. Hay una separación muy frágil entre la cordura y la locura y puede que en un instante todos nosotros nos convirtamos en alguien con problemas mentales”, añadió.

“La locura menos un segundo” es el resultado de varias visitas a un hospital mental de Teherán y de arduas negociaciones para lograr los permisos necesarios para fotografiar a los enfermos -de espaldas o cubriéndose el rostro- y las instalaciones del centro, desde el comedor a las habitaciones.

Un reto que no le es nuevo a Mokhtari. En Guipúzcoa, la fotógrafa iraní-española consiguió que el convento de Santa Ana en la localidad de Lazkao le abriera sus puertas para retratar la vida de clausura.

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