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Pablo Malo ve “peligroso” que a los jóvenes el tema de ETA les empieza resultar “curiosamente lejano”

Pablo Malo ve "peligroso" que a los jóvenes el tema de ETA les empieza resultar "curiosamente lejano"

EUROPA PRESS

SAN SEBASTIÁN —

El director de la película 'Lasa y Zabala', sobre los presuntos miembros de ETA Josean Lasa y Joxi Zabala, secuestrados, torturados y asesinados por el GAL, Pablo Malo, ha afirmado que ahora “sorprende mucho que para los chavales” la violencia de ETA y lo acontecido en Euskadi “empieza a resultar lejano” y “esta historia empieza a ser la de sus abuelos”, a lo que ha añadido que “esa manera de asimilar algo y echarlo a la mochila es peligroso en cierto modo, porque nos está alejando de algo que hemos vivido durante muchas décadas”.

Malo ha participado este lunes en la presentación de la retrospectiva 'The Act of Killing. Cine y violencia global', del 64º Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que pretende reflejar a través de una selección de películas situaciones de violencia que se producen en todo el mundo, muchas de ellas de raíz política, como los conflictos de Irlanda del Norte o la violencia de ETA.

Malo ha estado acompañado por algunos de los directores cuyos trabajos se incluyen en esta retrospectiva, como Pablo Vidal (que junto a Jordi Ferrer presenta en el Zinemaldia 'El problema: testimonio del pueblo saharaui'); Aitor Merino que dirige 'Asier eta biok'; Eterio Ortega ('Al final del túnel); Joshua Oppenheimer ('The act of killing' y 'The look of silence'); Xuban Intxausti (Mugaminak) e Iñaki Arteta ('1980').

El cineasta ha apuntado que 'Lasa y Zabala' fue una película que le “reafirmó en muchas creencias sobre la política” y “necesaria”. “Fuimos honestos al hacerla”, ha apuntado, aunque ha reconocido que les “desgastó mucho”, por las “recomendaciones que se sucedieron a la hora de abordarla”.

Cosas que no se podían contar

El director de 'Lasa y Zabala' ha opinado que “nos faltan muchos años para conocer la realidad de lo que pasó” en Euskadi, con la violencia de ETA, y “hoy en día no se puede hablar de las subtramas todavía porque se levantarían muchas escamas”.

En este sentido, ha explicado que a la hora de hacer la citada película hubo “muchas cosas que no se podían contar, para no crear caldo de cultivo” y porque no quería hacer un filme “que fuera un arma arrojadiza”, ni tampoco “que la gente se volviera a dar de tortas”. “Todavía te das cuenta que hay desde un lado y del otro muchas cosas que no se pueden contar”, ha incidido.

Además, ha señalado que parece que al hacer una película como 'Lasa y Zabala' “te posicionas y simpatizas con la izquierda abertzale”, pero lo que se trataba era de contar “una injusticia brutal sobre dos personas a las que con dinero de todos unos deciden secuestrar, torturar y asesinar” y hacer un filme “sobre derechos humanos”.

“Estoy de acuerdo con Lasa y Zabala, aunque estoy totalmente en desacuerdo con los métodos de la organización en la que se metieron”, ha apuntado, para añadir que hubiera estado “igual de cómodo”, haciendo una película sobre las víctimas de ETA José Ortega Lara o Miguel Angel Blanco, porque “hubiera sabido dónde poner la cámara en todo momento”.

Por otro lado, ha reflexionado sobre el hecho de que cuando han exhibido 'Lasa y Zabala' en colegios y universidades “sorprende mucho que para los chavales esta historia empieza a ser la de sus abuelos” y este tema “les empieza a resultar curiosamente lejano”. “Esa manera de asimilar algo y echarlo a la mochila es peligroso en cierto modo porque nos está alejando de algo que hemos vivido durante muchas décadas”, ha afirmado, para, a continuación, incidir en que le sorprende “cómo hemos empezado a olvidar”.

Sobre ese olvido, Paya ha opinado que Euskadi vive un momento “de alejamiento emocional, no se convive, coexistimos” con lo ocurrido. En este sentido, ha reflexionado sobre el hecho de que “una generación que no escucha los problemas de la anterior se convierte en intérprete de su silencio”. “Si no se nos cuenta lo que ha pasado, tendremos que interpretar el silencio y eso suele llevar más tiempo”, ha señalado.

Además, ha defendido que el cine y la literatura tienen “mucho que decir al respecto” y ha incidido en “el valor activista del cine para seguir denunciando injusticias y con valor catártico y traumatúrgico”.

Por su parte, Merino ha explicado que en 'Asier eta biok', un filme sobre su relación con un amigo miembro de ETA, se parte de “un relato autobiográfico” para hablar “sobre la amistad en un entorno de violencia”. “La subjetividad nos permitió hablar con total honestidad y compartir las dudas que a nosotros nos generaron nuestras vivencias”, ha explicado. El propósito del filme es “crear interrogantes”, no reafirmarse en sus posiciones, sino trasladar sus dudas, porque “en la duda y el caos está cualquier opción de movimiento”.

La voz de las víctimas

Eterio Orgeta, director del documental sobre el fin de la violencia de ETA 'Al final del túnel', ha relatado que el final de esta obra audiovisual se prolongó durante seis años y ahora ve “las cosas con cierta perspectiva”, porque “estamos en un momento donde nos toca reflexionar, donde no se habla demasiado”. En este sentido, ha opinado que en Euskadi se tardará “un tiempo en hablar de lo que ha supuesto la violencia y el conflicto vasco”.

Arteta, que presenta su película documental sobre la actividad armada de ETA en 1980, '1980', se ha referido a las víctimas del terrorismo y cómo su “espacio” ha ido “emergiendo”. “Yo he trabajado para que tuvieran voz”, ha indicado sobre sus documentales.

A su juicio, era “necesario” que quienes “más han sufrido” la “persecución” de la banda terrorista “tuvieran su presencia en la narrativa del cine”. Además, ha señalado que el objetivo es tratar de “influir en el espectador desde la honestidad” y ha señalado que en el caso de Euskadi durante muchos años “no había presencia visible de un conflicto que era terrible”, parecía que “no pasaba nada”, y por eso “era aún más difícil de contar”.

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