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Hasta luego, Blades (y zorionak)

Rubén Blades cierra el Festival de Jazz de Vitoria con su gira de despedida

Aitor Guenaga

Cuesta creer que Rubén Blades esté de retirada. Alguien que celebra su 69 cumpleaños compartiendo con su público casi dos horas y cuarto de un concierto vibrante como el que se ha vivido esta madrugada en el Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz no puede estar pensando seriamente en colgar las congas, los bongos y las maracas y meter para siempre su talento musical y el de su banda en un baúl. Ya lo dice su canción: Todos Vuelven, cuando la memoria les hace revivir de nuevo, soslayando el olvido e incluso la muerte.

Más bien lo que debe de estar haciendo Ruben Blades (Ciudad de Panamá, 1948) es mutar. Ya lo ha hecho antes: de músico a abogado, luego a actor, compositor y hasta ministro de Turismo de su país entre 2004 y 2009. Aunque como él mismo se encarga de recordar al público cuando revisita su éxito Pedro Navaja (tiene muchos, pero ninguno como este, mal que le pese): “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida·”. Claro que también es verdad que esa canción tiene otra estrofa que recuerda aquello de “Si naciste 'pa' martillo, del cielo te caen los clavos”. Y se diría que Rubén está encadenado a la salsa y a los escenarios para siempre. Caiga quien caiga y le pese a quien le pese. Incluso a la gira 'Caminando, adiós y gracias', con la que el músico panameño se despide (dicen) de los escenarios, después de prácticamente cinco décadas de carrera. ¡Cinco décadas, mi hermano!

El mítico tema en cuestión sonó casi al final de una actuación vibrante de 'purita' salsa en la que hubo sitio también para el jazz, el son, el bolero y otros géneros musicales que siempre remueven al público, le hacen sudar, bailar, levantar la bandera de su patria y, sobre todo, disfrutar. También en Vitoria, ciudad a la que agasajó desde el escenario. Fueron nueve minutos de Pedro Navaja arropada por una banda como la que dirige Roberto Delgado, un maestro que ceremonias que ya levantó en 2015 el Premio Grammy al mejor álbum de salsa (música tropical) por su espléndido trabajo junto a Blades 'Son de Panamá'. Un trabajo “grabado por técnicos panameños y en estudio de Panamá, es un disco totalmente hecho en nuestra Patria”, como recordó aquella noche del 19 de noviembre de hace dos años el propio Blades en su cuenta de Twitter.

Todos vuelven

Una orquesta de 13 miembros con una sección de metales de seis musicazos -probablemente lo mejor del acompañamiento, con el permiso de los dos teclistas Enrique Becerra y “nuestro ministro” Juan Berna, como le bautizó durante la actuación el propio Blades- que permite al público casi olvidar a la banda Seis del Solar, con la que el músico panameño ha recorrido medio mundo y grabado buena parte de su extensa discografía. Sonaron, entre otras, Juan Pachanga, Caín -con imágenes de soldados en plena guerra-, Paula C, El cantante (De Lavoe), la ya mencionada Todos Vuelven, convertida en homenaje a los artistas que ya nos han abandonado como Lou Reed, Prince, Tito Puente, Celia Cruz, Leonard Cohen, Paco de Lucía... cuyas fotografías se iban sucediendo unas a otras en la pantalla. Se atrevió incluso con el clásico de jazz Mack The Knive de Kurt Weill, que Louis Armstrong convirtió en un éxito en 1956 y que posteriormente inmortalizara Frank Sinatra, donde su voz se acercó a la de los 'crooners' más golfos estadounidenses.

Cuesta creer que Blades esté de retirada. Artista y polifacético 'ministro de la salsa' en el Mundo y parte del extranjero que no solo es leyenda viva, sino una enciclopedia de la salsa -como se puede ver y escuchar en sus conciertos, donde relata con pasión esas cinco décadas en las que ha compartido escenarios, historias y estudios de grabación con los más grandes de la música como Willie Colón, Héctor Lavoe, Wynton Marsalis (con el que compartió profesor de solfeo, aunque de eso se enteró mucho más tarde). Y no solo de la música: Blades ha reescrito a Gabriel García Márquez, 'Gabo' -lo que fue un “fracaso discográfico”, como ha recordado esta noche en el cierre de esta 41 edición del festival de jazz vitoriano. Un fracaso -del trabajo 'Agua de Luna' (1987), junto a Seis del Solar- que alumbró temas tan espectaculares como Ojos de Perro Azul -que ha sonado en todo su esplendor- o Claro Oscuro.

No cantó en cambio otro tema mítico como Desapariciones, aunque desde el público una hilera de personas levantara con insistencia en varias ocasiones una pancarta alargada con la leyenda “Desaparecidos”. Pero Buscando América dejó al público contento y en paz, a “nuestros hermanos de Panamá, Venezuela, Colombia, ¡Adiós!” Y con ese tema se dejó engullir por la negrura del fondo del escenario, justo cuando el reloj oficial marcaba la 1:02, una hora antes de que llegara al mundo hace ahora 69 años.

Por todo esto (y por lo que seguro está por llegar), cuesta creer que Rubén Blades esté de retirada. Todos Vuelven. Al tiempo.

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