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Si un familiar me presta dinero, ¿debo pagar impuestos?

Prestamistas

A veces, si no queremos pedir un crédito a un banco (en los últimos años han puesto muy difícil la solicitud de dinero rápido a la mayoría de sus clientes), una buena alternativa puede ser pedir un crédito a un familiar. Aunque a alguno le puedan surgir dudas, se trata de una práctica perfectamente legal, y un familiar puede tanto realizar como recibir un préstamo con un interés del 0%.

Empecemos por el principio: ¿En qué se diferencian un préstamo y una donación?

El dinero recibido como préstamo siempre tiene que ser devuelto, ya sea con intereses o sin ellos. Generalmente asociamos el préstamo a un banco o a una entidad financiera, pero el término incluye también aquellos realizados por familiares o amigos. El propio término ‘prestar’ proviene del latín praestāre, y es, según la RAE, el “acto de entregar algo a alguien para que lo utilice durante algún tiempo y después lo restituya o devuelva”.

Sin embargo cuando hablamos de donación nos referimos a cualquier importe material (dinero, inmuebles u otro tipo de bienes) que una persona da a otra sin esperar que sea devuelto. Las donaciones son comunes entre familiares o como forma de aportación a una causa u organización. Las donaciones están recogidas de manera general en la Ley 29/1978 del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, y cada Comunidad Autónoma establece en cada caso las condiciones y alcance de una donación.

¿Cuál es la manera correcta de realizar un préstamo entre familiares?

El caso más extendido de préstamo familiar es el del hijo que al comprar una vivienda o un coche y, para no endeudarse más con el banco recurre a sus padres o a algún otro familiar para cubrir la parte del dinero que falta con sus ahorros. La parte delicada de todo esto es siempre el cómo: para evitar problemas tanto con Hacienda como entre las partes implicadas, el préstamo deberá llevarse a cabo según la ley vigente y siempre registrado por escrito con sus todas sus condiciones (cantidad, plazos de devolución, intereses aplicados e identidades y autorización del deudor y el acreedor). Todo préstamo implica un riesgo, y en el caso de los préstamos entre familiares la situación se puede complicar si no está todo claro desde el primer momento.

Para hacerlo, se deben seguir 3 pasos:

1. Formalizar el documento que certifica que se está produciendo un préstamo entre particulares con unas condiciones determinadas.

2. Presentarlo en una oficina de Hacienda de la Comunidad en la que residas.

3. Liquidar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) en la oficina correspondiente (debes saber que este impuesto no se aplica para préstamos entre particulares, pero que es necesario como forma de trámite).

Hay algo que conviene tener en cuenta a nivel legal. Al haberse cerrado el grifo de los créditos por parte de los bancos el mercado de los préstamos interpersonales ha movido en los últimos años muchos millones de euros y Hacienda está trabajando para regularlo y evitar que alguien se ampare en esa situación para llevar a cabo un fraude. Por eso es importante que Hacienda no confunda un préstamo con una donación, ya que las donaciones sí están sujetas al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales mientras que los préstamos estarían exentos.

Recomendaciones

1. Realizar cualquier movimiento de dinero vía transferencia bancaria para que haya un registro de la transacción (tanto el préstamo como su devolución), y conservar los comprobantes en los que figuran las fechas. Créenos, te ahorrarás muchos problemas si puedes demostrar que has realizado o recibido (o no) un pago.

2. Si eres el acreedor, piensa si de verdad estás es las condiciones idóneas de prestar la cantidad de dinero que te piden o si más adelante (por un imprevisto, por ejemplo) podrías necesitar el dinero y arrepentirte de haberlo prestado; y si eres el deudor, piensa que es una situación delicada para un familiar y sé realista en cuanto a tu capacidad de devolver el dinero prestado en los plazos y condiciones acordados.

3. Presta únicamente la cantidad que estarías dispuesto a perder. Es decir, que si nunca recuperaras el dinero, por el motivo que fuera, esto no supondrá un problema grave ni para tu economía ni para las relaciones familiares. No sería la primera vez que una familia se divide por tensiones derivadas de un problema económico.

4. Déjalo todo por escrito para que no haya malentendidos. Con un papel de por medio a nadie se le olvidarán ni las cantidades ni las condiciones y límites del préstamo, y seguro que no se confunde el préstamo con un regalo.

5. Para terminar, te recomendamos que aprendas a decir ‘no’: si no puedes prestar el dinero o no tienes confianza en acabar recuperándolo, busca otra manera de ayudar a la persona que te lo pide o anímale, si se trata de un gasto pequeño, a solicitar un microcrédito para ello.

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