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Polígono de Bardenas, cuando el Ejército está por encima del Parlamento navarro

El Parlamento navarro rechaza las maniobras militares en el polígono de las Bardenas

N. Elia

Sin cambios en Bardenas. El Ejército del aire ha vuelto a desarrollar en el polígono de tiro su Operación Tormenta con fuego real. La Asamblea Anti Polígono ha vuelto a manifestarse en las cercanías de la base pidiendo su desmantelamiento. Y los partidos que apoyan el Gobierno del cambio se han manifestado con rotundidad en el Parlamento, que por mayoría ha exigido el cese de la actividad militar en el centro neurálgico del parque natural de Bardenas.

Pero nada cambia, ni siquiera ahora que las formaciones políticas que se oponen al uso militar del polígono suman mayoría parlamentaria. Es más, haciendo oídos sordos a la voluntad mayoritaria del Parlamento foral, el máximo responsable de la Operación Tormenta consideró que el polígono de tiro es “fundamental” para el Ejército al hacer balance de las maniobras llevadas a cabo este año en la base.

Según sus datos, durante los tres días que han durado las maniobras con fuego real, más de 2.000 efectivos de casi todas las unidades del Ejército del Aire han participado en los ejercicios. En la última jornada de maniobras de este año, cabe recordar que el polígono de tiro es el único lugar en el que el Ejército del Aire realiza este tipo de ejercicios con fuego real en toda España, participaron 24 aviones y se lanzaron otras tantas bombas guiadas por láser, además de dos misiles Máverik.

Incidente con un helicóptero

Aunque este año no se han producido accidentes como el que ocurrió en julio de 2015, en el que un turista que conducía su vehículo resultó herido al alcanzarle un proyectil real disparado desde un helicóptero en plena maniobra, sí se registró un incidente que apenas tuvo repercusión. Coincidiendo con el primer día de la Operación Tormenta, se produjo un incendio en la localidad de Cortes, cerca de la estación del tren. Para sofocar el fuego acudió un helicóptero del Gobierno de Navarra, pero las restricciones del espacio aéreo que se establecen para que los aviones militares puedan practicar sus maniobras con fuego real obligó al helicóptero de emergencias a dar media vuelta y volver a su base, ya que no llevaba suficiente combustible como para dar el rodeo al que le obligaba la restricción del espacio aéreo. El incendio fue finalmente extinguido con la intervención de otra aeronave sin que se registrasen consecuencias graves.

Ese mismo día, convocadas por la Asamblea Anti Polígono, cerca de un centenar de personas se había dado cita en Tudela para pedir el cese de la actividad militar en el polígono. Una concentración que se repite cada año y que ha perdido el poder de convocatoria que tuvo en sus inicios, hasta quedar en una concentración más testimonial que relevante. Aunque este año contó con la presencia de personas de otros colectivos, como la Plataforma Contra la Guerra de Ejea o Ecologistas en Acción, la concentración volvió a ser mínima. Pero sus convocantes no tienen ninguna intención de rendirse.

“No podemos olvidar los riesgos a los que estamos sometidos”, advertía Milagros Rubio, de la Asamblea Anti Polígono. “No queremos sufrir los riesgos de tener a nuestro lado el polígono, ni queremos convertirnos en seres insensibles al dolor de los seres humanos que sufrirán las guerras que se preparan aquí”.

En la denuncia anual de Rubio se puede entrever la clave por la que la protesta anti polígono ha perdido adeptos y apenas consigue un mínimo espacio en los medios de comunicación cuando se celebra: el espíritu de su protesta es, única y exclusivamente, pacifista. En todos estos años, los argumentos en contra del uso militar del polígono de Bardenas no se han visto contaminados por ningún otro razonamiento político que no sea el no a la guerra.

Así que los partidos políticos tradicionalmente alineados en el antimilitarismo han visto cómo la protesta contra el polígono de tiro no ha servido a otros de sus intereses políticos. Y, a la vuelta de los años, han dejado de considerarla un instrumento político utilizable. Sus principales representantes han dejado de acudir. Y con ellos, sus simpatizantes.

Inasequibles al desaliento, formaciones como Izquierda Unida de Navarra o Batzarre mantienen su respaldo a esta protesta y continúan concentrándose cada año para protestar por las maniobras militares en el polígono. Otros partidos, como Geroa Bai, Bildu o Podemos, prefieren expresar su oposición a la base militar en el Parlamento. En esta ocasión, a propuesta una vez más de IU, el cuatripartito aprobó una moción que pide al Estado el desmantelamiento inmediato del polígono de tiro. Como ya ocurrió en diciembre del año pasado, sólo se opusieron los partidos de la oposición, UPN, PSN y PP, que no consideran la cuestión prioritaria para los habitantes de la Ribera.

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