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El PP asume que las primarias para elegir al relevo de Rajoy no pueden esperar

Mariano Rajoy, durante la Conferencia Política que el PP celebró en julio.

Luz Sanchis

El pasado mes de julio, durante la Conferencia Política, el PP planeaba aprobar al cabo de unos meses un sistema de primarias para elegir a su candidato a presidente del Gobierno. La convocatoria de elecciones generales obligó a postergar la celebración de un congreso que ya lleva un año de retraso. La idea era que el nuevo método sirviera para elegir al siguiente aspirante a La Moncloa.

Ante la incertidumbre sobre quién será nuevo jefe del Ejecutivo y la exigencia de que todos los partidos mejoren su democracia interna, cada vez más voces en el PP demuestran su preocupación por ser los últimos en adoptarlo. La segunda renuncia de Mariano Rajoy ante su imposibilidad de pactar un gobierno empieza a provocar nerviosismo en las filas conservadoras.

La decisión de avanzar en la democratización interna pasa por aprobar unos nuevos estatutos que permitan el principio de un voto por cada militante y dejar atrás el sistema de compromisarios. Mariano Rajoy manifestó, antes de las elecciones del 20 de diciembre y también después, que él volverá a aspirar a liderar el PP aunque no logre gobernar. Esa idea ya la descartan varios miembros del partido, que se inclinan por jubilarlo si no logra quedarse en La Moncloa.

“A mí no me cabe en la cabeza que alguien quiera repetir con quien ha perdido y ya no es un chaval”, expresa un diputado con varias legislaturas a sus espaldas, que añade que cada vez está más convencido de que Rajoy dijo que seguiría para escaparse de la pregunta pero no realmente convencido de ello.

Mientras PSOE y Ciudadanos exigen el compromiso de democracia interna a todos los partidos que tengan que formar parte de un acuerdo, en el PP no tienen claro aún cómo hacerlo. A lo más lejos que ha llegado el PP es a esbozar un sistema que no estuvo exento de críticas nada más plantearse. El encargado de abrir el fuego fue Juanma Moreno, el responsable del PP de Andalucía. En la breve exposición que el barón andaluz dirigió a la plana mayor de los conservadores hasta incluyó el término “asambleario”, lo que puso los pelos de punta a los más veteranos.

Más allá de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, ambas elegidas a dedo pero partidarias del sistema, muchos dirigentes enarcaron la ceja al escuchar a Moreno hablar de futuros congresos “plurales”, con varios candidatos y con 800.000 militantes con derecho a voto. Una de las más veteranas dirigentes del PP no escondía su enfado por lo que calificaba de “modernez peligrosa”, a pesar de que es una exigencia sobre todo de los más jóvenes, Nuevas Generaciones.

“Las primarias son siempre una trampa porque nunca los candidatos compiten en igualdad de condiciones. Ya sé que te lo dice una que siempre ha sido nombrada a dedo, pero hay que tener cuidado porque se puede quedar en disfraz. El candidato al que más apoye la dirección siempre va a ganar y para eso no hace falta cambio, ¿no?”, explicaba a eldiario.es una dirigente muy próxima a Rajoy. Consciente de que los más mayores pondrían todo tipo de pegas, Moreno apostaba por ir convenciendo a los reticentes con el tiempo y salvar la “brecha generacional”.

La orden de que ningún congreso regional se celebre antes del nacional está poniendo en peligro a formaciones como la del PP valenciano, sumido en una desintegración a raíz de la corrupción que la operación Taula ha acelerado. Los conservadores valencianos, con Isabel Bonig al frente, ya plantean una refundación completa que podría pasar hasta por un cambio de nombre. El detalle no gusta en Génova, aunque su dirección aún no se ha pronunciado hasta no recibir una propuesta detallada sobre qué hacer una vez se haga cargo del PP local una gestora.

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