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Los argumentos a favor y en contra sobre los grupos parlamentarios de las confluencias

Pablo Iglesias y el portavoz de En Comú Podem, Xavi Domènech, en el Congreso

Aitor Riveiro

La composición de los grupos parlamentarios tras la constitución del Congreso es uno de los pasos más importantes de toda legislatura. Es una decisión que marca el devenir de todas las actuaciones de la Cámara Baja. No solo implica el acceso a recursos económicos, materiales y humanos, sino que otorga visibilidad a quienes logran constituirse como tales. Además supone entrar en el reparto de cargos internos, como la Mesa del Congreso o las distintas comisiones; presentar iniciativas legislativas; intervenir de forma independiente en debates fundamentales como el de presupuestos o el del estado de la nación.

Hasta ahora el debate sobre los grupos era una cuestión más o menos soterrada y sin excesiva trascendencia pública ni política. Salvo durante los primeros años 80, cuando los socialistas vascos y catalanes perdieron sus grupos por una decisión avalada por el PSOE. O por las interpretaciones que del Reglamento de la Cámara han hecho los partidos mayoritarios, normalmente favorables a los intereses de los grupos salvo en el caso del independentismo vasco. El caso más reciente fue en 2011, cuando en condiciones muy similares la Mesa del Congreso concedió el grupo a UPyD y a Amaiur no.

Tras las elecciones del 20 de diciembre, el debate ha adquirido una presencia pública muy notable al convertirse en uno de los principales escollos para un entendimiento entre el PSOE, Podemos y las confluencias que intente una alternativa de gobierno al PP de Mariano Rajoy. Las candidaturas catalana, gallega y valenciana tenían como objetivo el grupo propio en el Congreso, pero tanto el partido de Pedro Sánchez como el PP y Ciudadanos (que juntos tienen siete de los nueve miembros de la Mesa) se niegan.

Estos son los principales motivos que alegan tanto en Podemos como en las confluencias para reclamar los grupos. Y algunas cuestiones que tienen en contra.

El Ministerio del Interior reconoce su naturaleza jurídica propia

En la página web del Ministerio del Interior figuran los resultados oficiales de las elecciones del 20 de diciembre. Allí En Marea, En Comú Podem y Compromís-Podemos aparecen de forma independiente. Y los resultados de Podemos que recoge Interior no suman los datos de las tres candidaturas.

Para el Gobierno, Podemos obtuvo 42 escaños y 3,18 millones de votos. Así lo comunicó también la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en la misma noche electoral, en la rueda de prensa que ofreció junto al ministro del Interior, Jorge Fernández.

En otros casos, como en la coalición formada por el PP con UPN en Navarra o Foro en Asturias, y por el PSOE con Nueva Canarias, la página web de Interior no separa las candidaturas, pese a su ámbito regional. Ni lo hizo la vicepresidenta en su rueda de prensa. Finalmente los tres diputados obtenidos por dichos partidos se integrarán en el Grupo Mixto. Así, según se quejan desde Podemos y las confluencias, Interior dio unos resultados inferiores al partido de Pablo Iglesias de los que les correspondería si se sumaran las confluencias mientras a PP y PSOE se les dio “de más”.

La Junta Electoral Central admitió candidaturas separadas

El Ministerio del Interior recopiló así los datos la noche del 20D porque así se registraron las candidaturas. La Junta Electoral Central recibió y admitió que las coaliciones fueran separadas otorgándoles personalidad jurídica propia. El criterio de la JEC se mantiene en el tiempo.

En 2011 rechazó una queja interpuesta por Equo que reclamaba espacios televisivos propios y alegaba que debería contabilizarse juntas su candidatura nacional y la presentada en la Comunitat Valenciana, donde iban en coalición con Compromís. Entonces, la JEC respondió que la LOREG impide sumar candidaturas individuales con otras en las que se forme parte “de coaliciones”.

Desde las candidaturas afirmadas reconocen que jurídicamente la JEC y el Congreso son distintos pero señalan la contradicción política que supone esta situación.

Diferencias políticas

A los matices jurídicos se suman los políticos. Las confluencias tejidas durante prolongadas conversaciones se presentaron a las elecciones como sujetos políticos independientes. Tanto los nombres como las cartelerías eran propias en cada comunidad autónoma. En el caso de Galicia, la coalición se llamó En Marea, sin referencias a Podemos. En el País Valencià la negociación fue especialmente dura y derivó en la salida de la dirección de algunos opositores al acuerdo. Hasta el punto de que, en caso de no lograr el grupo, el acuerdo valenciano permite a los miembros de Compromís buscar posibles acuerdos ajenos a Podemos si eso se lo permite o irse al Grupo Mixto.

Los documentos que se suscribieron también hacían hincapié en el aspecto independiente de las coaliciones y dejaban clara la pretensión de alcanzar grupo propio. También se dijo en los mítines y debates. Los programas no son coincidentes y las dinámicas internas de cada una de las candidaturas ha sido distinta. Es decir, como defienden los partidos afectados, no se intentó ningún engaño.

¿Qué pasa con Izquierda Unida?

El partido dirigido por Cayo Lara concurrió en casi todo el Estado como Unidad Popular-Izquierda Unida. Salvo en Cataluña y Galicia, donde integra las candidatura de confluencia. La organización figura en los documentos registrados ante la JEC. Pero nadie ha sugerido que los diputados de En Marea o En Comú Podem se integren con Alberto Garzón y Sol Sánchez, cuando en el caso gallego, por ejemplo, IU y Podemos forman parte de la coalición al 33%. Desde IU algunos se preguntan con sorna si ellos pueden reclamar a los 18 diputados de esas candidaturas. Les solucionaría el grave problema del grupo parlamentario.

Un portavoz en la Mesa del Congreso para las confluencias

En Comú Podem tendrá un representante en la Mesa del Congreso. Con 71 votos (los 42 de Podemos, los 27 de las confluencias y los dos de IU) Marcelo Expósito fue elegido el pasado miércoles secretario cuarto del órgano de Gobierno de la Cámara Baja. Tras la primera reunión, el representante catalán aseguró que todos los partidos con presencia en la Mesa acordaron que Expósito “sería la voz que representaría a las tres fuerzas de confluencia”. Independientemente de que Podemos tenga su propio representante: la diputada Gloria Elizo.

El rey recibe a las confluencias por separado... y a dos representantes de Podemos

El escenario político surgido de las urnas el 20D es tan novedoso que algunos protocolos no están preparados para adaptarse a la nueva realidad. A última hora de la mañana del viernes la Casa del Rey envió un comunicado con la planificación de las audiencias que celebrará desde este mismo lunes. Un listado con algunas curiosidades.

Para sorpresa de muchos, Felipe VI recibirá por separado a los representantes de Podemos, En Comú Podem, En Marea y Compromís-Podem. Fuentes del Palacio de la Zarzuela y del Congreso recuerdan que el rey hace los llamamientos en función de la información que le aporta el presidente de la Cámara, en este caso Patxi López.

Un portavoz del Congreso explica a eldiario.es que el listado ofrecido por la Cámara representa a los partidos, pero no a todos en realidad. La Constitución señala en el artículo 99.2 que el rey debe llamar a consultas “a los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria”.

El término “grupos políticos” es ambiguo y el listado enviado por el rey así lo refleja. Por ejemplo, Felipe VI verá a representantes de UPN y Foro, que iban en coalición con el PP, pero no a miembros de ICV o Equo, integrados en En Comú Podem y Podemos.

Además, se da la circunstancia de que en la ronda de contactos Felipe de Borbón recibirá a dos representantes de Podemos: Pablo Iglesias y Antón Gómez-Reino, que acudirá junto a Alexandra Fernández en representación de En Marea.

...Y dos motivos para negar los grupos

El texto del Reglamento del Congreso es un factor contra la existencia de cuatro grupos: “Tampoco podrán formar Grupo Parlamentario separado los Diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado”. No sería la primera vez que la Mesa del Congreso hace interpretaciones favorables a los intereses de partidos que no cumplían a rajatabla los criterios. Eso sí: nunca se había dado una circunstancia como la actual.

El Tribunal Constitucional ha venido señalando en sus sentencias que el órgano de gobierno de la Cámara Baja es soberano y siempre ha respetado sus decisiones. Podemos y las confluencias tienen así dos problemas en uno: una Mesa del Congreso en contra de su petición y sin antecedentes a los que recurrir.

Además, los líderes de Podemos han utilizado a su antojo los resultados electorales en sus declaraciones públicas. Pablo Iglesias o Iñigo Errejón, por citar a dos, han insistido en múltiples entrevistas o ruedas de prensa en que Podemos había logrado más de cinco millones de votos y 69 diputados. Una interpretación que les acercaba al PSOE en el resultado final de las elecciones del 20 de diciembre y que ahora podría ser utilizado en contra de sus intereses.

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