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“La rabia y el coraje de una madre son la mayor fuerza que hay”

De izquierda a derecha: Lola Onieva, Elena Ortega y Paloma Gregorio. / H.J.

Héctor Juanatey Ferreiro

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En el intervalo de seis minutos, han pasado frente a la parada de autobús situada delante del número 98 de la avenida Entrevías de Vallecas, Madrid, al menos tres patrullas de la Policía Nacional. Una escena habitual en este barrio obrero madrileño.

Justo en la parte posterior del bloque del número 98, en el sótano de lo que antes era un colegio, Elena Ortega, Paloma Gregorio y Lola Onieva ultiman los preparativos de la presentación de la Asociación Madres contra la Represión, que será este domingo a las 12.00 horas. Son la presidenta, la secretaria y la vicepresidenta.

Nos sentamos los cuatro en el escenario desde el que explicarán en qué consistirá la asociación, que busca dar apoyo legal y psicológico a familias que sufran algún tipo de represión (policial, etc.) y despertar conciencia.

Lanzo la primera pregunta, que será prácticamente la única, ya que las tres inician el siempre deseado foro en esta clase de entrevistas.

¿Cuándo surge la idea de crear laasociación?

Lola: Fue con la muerte de Carlos Palomino --fue asesinado en el metro por un fascista--. Ahí empezamos a organizarnos todas las madres. Digamos que su asesinato fue la guinda. Entonces veníamos ya muchas palizas de la Policía a nuestros hijos, de los fascistas...

Elena: Tomamos conciencia definitivamente. Aquí, en Vallecas, la verdad es que siempre hemos luchado contra el fascismo y el racismo y eso ha provocado que nos criminalizaran. Por ello decidimos ponernos en guardia y luchar contra el acoso, contra las denuncias constantes, las multas, los calabozos, la tortura.

Lola: Antes de organizarnos, muchas habíamos vivido en soledad todas esas agresiones contra nuestros hijos. Era algo durísimo. A veces incluso la familia era la que trataba de ocultar lo que había ocurrido. Ahora, por lo menos, la gente por fin se ha dado cuenta de que nuestros hijos no son unos delincuentes. Son simplemente la juventud luchadora que parió la clase obrera.

Elena: Sabíamos que había que poner freno a lo que estaba pasando y el único modo de hacerlo era dando la cara.

La detención de Alfon [hijo de Elena] fue otro detonante.

Lola: Justo antes de que detuvieran a Alfon, las madres estábamos ya cerrando la creación de la asociación. Su detención fue, eso sí, el remate.

Elena: Todas nos unimos más. Era el momento. El ahora.

Lola: El cambio fue sustancial. Cuando mataron a Carlos Palomino, únicamente dábamos charlas y cosas así en locales antifascistas. Ahora la gente se ha sensibilizado. ¿Por qué? Porque han visto que lo que sucede es que le han quitado el futuro a los jóvenes.

Paloma: Ya ni siquiera pueden tener una buena educación, con toda la subida de tasas.

La conversación sigue su curso y las tres hablan de su experiencia en este barrio obrero y luchador.

Lola: Nosotras no somos madres gallinas, somos luchadoras desde siempre, personas con conciencia.

Elena: Nuestros hijos, de hecho, son así por nosotras. Han mamado la lucha. Y han sufrido por ello.

Paloma: A mi hijo le dieron una paliza unos policías. Solo fue a una concentración contra una manifestación de Democracia Nacional. Tenía 19 años y hay una foto de aquel día en la que se le ve tirado en el suelo con un policía apuntándole con un arma. Fueron cuatro años durísimos desde entonces, hasta ahora, que ha pasado el juicio. Yo le decía: ‘Hijo, estudia’. Y me respondía: ‘Ya lo haré en la cárcel, mamá’.

Elena: Son presos políticos.

Lola: Hasta lo de Carlos, todo era considerado una reyerta, una lucha entre bandas. Por lo menos aquello ya se reconoció como asesinato ideológico.

Paloma: Y eso que los fascistas ya habían matado a más gente, habían quemado a personas sin techo...

Lola: Y de lo de Carlos fue gracias a unas cámaras del metro, que si no...

Elena: Si no nos lo comíamos con patatas, como todo lo demás.

Paloma: Esto es importante. Ahora mucha gente se conciencia porque ve los vídeos, las imágenes.

En un determinado momento las interrumpo para hablarles de una entrevista que realicé hace no mucho a un activista vasco, miembro también de una asociación contra la represión.

Se quejaba de que hace años nadie quería visibilizar la represión contra los jóvenes vascos, porque a todos les valía la excusa del terrorismo.

Paloma: Ahora todos somos etarras.

Elena: Lo que sucede es que estamos gobernados por la ultraderecha fascista y católica. El problema es que ellos tienen muy claro todo lo que deben hacer. Nosotros tenemos que empezar a hacer lo mismo.

Lola: Debemos pararlo antes de que esto se convierta en un verdadero fascismo y ni siquiera podamos estar teniendo esta conversación.

Elena: Es la lucha de clases.

Paloma: Todavía no hemos salido del franquismo. No se ha depurado nada: ni la justicia, la Policía...

Elena: Al menos los bisnietos del franquismo son conscientes de que hay cuentas que deben saldarse.

Paloma: Es que además nos gobiernan los herederos de los franquistas.

Elena: Todo lo que hacen es para callarnos, como la droga en su momento. [La asociación tiene muy en cuenta el trabajo de la Asociación de Madres contra la droga] Eso es algo que está volviendo a hacerse. Meten la droga en los barrios luchadores y trabajadores para enganchar a los jóvenes. Nos combaten de dos modos: con el nazismo y con la droga.

Lola: En Vallecas se cargaron a mucha gente con la droga.

Paloma: Y después vino la pérdida de concienciación, cuando todo iba bien.

Elena: Es que era muy fácil tener de todo.

Lola: Todo es parte del diseño capitalista.

Elena: Ahora mismo, está claro que el único camino de los jóvenes hijos de trabajadores es la lucha. Les han quitado todo.

Paloma: A los que mandan no les interesa que nuestros hijos tengan, por ejemplo, una buena educación. Así no les hacen sombra a los suyos.

Lola: Pero esto no consiste en una reforma, no. Hay que cambiar el sistema.

Paloma: Tiene que haber una transformación total.

Elena: Y en eso nuestro papel es el de apoyarles. Ellos saben, y piensan, que esto no tiene arreglo. Ni siquiera votan, pero es porque no creen en este sistema. Lo que quieren es que haya por fin un enfrentamiento. Nos están llevando a la miseria. Te dicen: ‘Tienes que vivir con 400 o 600 euros almes’. Es como con lo de las lentejas, o las comes o las dejas. Pues lo siento, no quiero, las dejo.

Paloma: Pero aún hay gente que no lo entiende. Por ejemplo, muchos criticaron a nuestros hijos por cómo acudieron a la manifestación del 14 de abril [En tres filas ordenadas, portaban banderas republicanas, negras y comunistas]. No sabían que aquello era un cortejo en honor a los maquis.

Elena: Era un homenaje a los caídos, y yo me siento muy orgullosa de ellos.

Lola: En el fondo es una demostración de fuerza.

Elena: De organización.

Lola: No siempre se puede estar con batucadas. No estamos celebrando nada, estamos de reivindicación. Ahora los jóvenes que luchan, que tienen conciencia de clase, lo tienen claro. Y yo, como su madre, estoy a su lado. No voy a permitir que les destrocen y aniquilen.

Lola: Nos hemos plantado y vamos a llegar hasta donde haga falta. Ahora mismo, nuestros hijos son lo único que nos conmueve.

Elena: La rabia y el coraje de una madre son la mayor fuerza que hay.

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