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The Guardian en español

Esta es la razón por la que Netanyahu busca callar a Breaking the Silence

"¿Ayudar a Netanyahu a continuar con la ocupación y convertirnos en un Estado que fomenta el apartheid?"

Yehuda Shaul

Miembro fundador de Breaking the Silence —

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se reunió la semana pasada con la mandataria del Reino Unido, Theresa May. Entre otras cosas, Netanyahu pidió a May que interrumpa la financiación del gobierno británico al grupo que yo ayudé a crear, Breaking the Silence (Rompiendo el silencio), además de otras organizaciones de derechos humanos israelíes y palestinas. Un pedido singular, teniendo en cuenta que Breaking the Silence no recibe fondos del gobierno británico desde 2011.

Como israelí, no me corresponde pedir a Netanyahu que deje de interferir en las decisiones del gobierno británico. Eso lo pueden hacer los ciudadanos del Reino Unido. Lo que sí puedo es aclarar por qué Netanyahu está tan decidido a detenernos a nosotros, una organización de soldados en la que fomentamos el debate público sobre la ocupación de tierras palestinas y sobre el precio moral que pagamos los israelíes por ella.

Mientras Netanyahu regresaba a Israel, la Knesset (el parlamento israelí) aprobó la Ley de Regularización, una legislación de expropiación de tierras que legaliza, con carácter retroactivo, el robo de territorios palestinos llevado a cabo por Israel para expandir los asentamientos.

Robar territorios palestinos para expandir los asentamientos no es nada nuevo: Israel viene haciéndolo desde hace casi 50 años. Es la única forma en la que podríamos haber instalado a 700.000 colonos a lo largo de la llamada Línea Verde. A veces, el robo de tierras toma la forma de una declaración: el territorio palestino pasa a ser “territorio del Estado” (propiedad israelí). Otras, simplemente se cerca la zona por motivos de seguridad.

Lo nuevo acerca de la ley recientemente aprobada es que la legislación relativa a Palestina, hasta ahora proveniente de las Fuerzas de Defensa de Israel o del IDF (el ente soberano en Palestina), se escribió por primera vez en el parlamento israelí, un poder que los palestinos no pueden votar y que no los representa.

El parlamento israelí hizo así que mi país diera un paso más en el proceso de convertirse en un Estado que practica el apartheid. Además, la Ley de Regularización es una señal evidente de que el gobierno de Israel no tiene ningún interés en terminar con la ocupación ni en la llamada 'solución de los dos estados'.

No es ninguna novedad para los soldados involucrados en Breaking the Silence, hombres y mujeres que prestamos servicio en Palestina y ejecutamos las políticas de ocupación. Así lo entendí yo durante mis primeros días de servicio en el corazón de Hebrón, como uno de los 650 combatientes que protegían a 850 colonos en una ciudad de 200.000 palestinos.

Una de nuestras misiones principales era “hacer sentir nuestra presencia”. La idea era que, si los palestinos sentían la presencia de la IDF en cualquier lugar y en cualquier momento, ya no querrían llevar a cabo ningún ataque. Llevamos tres patrullas a Hebrón con ese objetivo. Día y noche íbamos a la Casbah, la ciudad vieja de Hebrón. Completamente al azar, en lugar de operar en base a información, el agente o el sargento elegía una casa. Completamente armados, despertábamos a una familia a las dos de la mañana y registrábamos la casa sin ningún motivo.

Luego empezábamos a golpear las puertas de casas y negocios para hacer ruido en medio de la noche. Corríamos hasta el otro lado de ciudad vieja, entrábamos en otra casa… Y así durante ocho horas, hasta que terminaba nuestro turno.

Desde el comienzo de la segunda intifada en septiembre del año 2000, ese fue el protocolo las 24 horas del día y los siete días de la semana. El único objetivo era intimidar a los palestinos con lo que llamábamos “una sensación de persecución”. Porque eso es lo que tienes que hacer cuando quieres mantener el control sobre millones de personas sin derechos ni solución a la vista. La única manera es provocar miedo constantemente. Cuando ese miedo se convierte en rutina, incrementarlo desproporcionadamente.

Estas medidas se tomaban para apoyar la ocupación, no para terminarla. No son políticas implementadas por gente que quiere vivir en paz junto a millones de palestinos en Cisjordania, sino por gente que quiere controlarlos para siempre.

Así es la política que Netanyahu quiere mantener y por eso le resulta tan importante detenernos. A nosotros o a cualquiera que trate de resistirse. Como israelíes, debemos preguntarnos qué clase de Israel queremos, un estado democrático o uno de apartheid. En 'Breaking the Silence' hemos elegido la democracia y los Derechos Humanos. Para eso trabajamos incansablemente en nuestro rechazo a la ocupación.

Los amigos británicos de Israel deberían preguntarse qué significa ser pro Israel: ¿Ayudar a Netanyahu a continuar con la ocupación y convertirnos en un Estado que fomenta el apartheid? ¿O ayudar a restaurar la democracia terminando con la ocupación y haciendo realidad la solución de los dos estados?

Traducido por Francisco de Zárate

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