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The Guardian en español

El consumo de marihuana en EEUU aumenta en diez millones de personas en 12 años

La cifra de estadounidenses que consumen marihuana todos o casi todos los días prácticamente se duplicó entre 2002 y 2014.

Jessica Glenza

El número de estadounidenses que fuman marihuana ha crecido en unos diez millones de personas en doce años, según ha determinado un nuevo estudio publicado en la revista médica británica Lancet Psychiatry.

El informe llega en un momento en el que al menos cinco estados se disponen a votar si legalizan la marihuana con fines recreativos. Entre ellos está California, considerada un eje central de la campaña por la legalización de esta droga a nivel federal.

“Claramente esperábamos, a partir de otras investigaciones, encontrar un aumento en el consumo de marihuana”, cuenta Wilson M. Compton, uno de los autores del estudio e investigador del Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas. “Es ampliamente conocido en Estados Unidos que las leyes relacionadas con la marihuana han ido cambiando, hemos visto cómo varios estados aprueban leyes para permitir la marihuana con fines médicos”.

El estudio saca sus conclusiones sobre cuántos estadounidenses consumen marihuana a partir de los datos de 596.500 adultos entrevistados entre 2002 y 2014 para la Encuesta Nacional sobre Salud y Uso de las Drogas. Uno de los principales hallazgos es que entre 2002 y 2014 el porcentaje de estadounidenses que decían haber fumado marihuana al menos una vez en el último año creció del 10,4% al 13,3%.

Ese incremento de 2,9 puntos porcentuales equivale a diez millones de ciudadanos más que dijeron que habían consumido la droga al menos una vez en el último año. La población que admitía el consumo creció por tanto de 21,9 millones en 2002 a 31,9 millones en 2014.

Una de las conclusiones más sorprendentes, según Compton, “es cuánta gente hay que consume marihuana todos o casi todos los días”. Esa cifra pasó a ser más del doble, de 3,9 millones a 8,4 millones (del 1,9% de la población estadounidense al 3,5%) en el mismo periodo. La proporción de adultos que probaron la marihuana por primera vez también aumentó, del 0,7% al 1,1%.

Sin embargo, los investigadores no han encontrado un incremento de la proporción de estadounidenses que abusan de la marihuana, lo que se denomina “trastorno por consumo” en términos psiquiátricos. Ese número permaneció invariable en el 1,5% de la población general. La cifra se contradice con una encuesta que publicó el gobierno federal el año pasado, según la cual la proporción de personas que abusan de la marihuana pasó a ser aproximadamente el doble, del 1,5% al 2,9% entre 2001 y 2012.

“Nuestras conclusiones mostraban un incremento agudo”, explica Deborah Hasin, profesora de epidemiología en psiquiatría en la Universidad de Columbia. Hasin fue la autora principal de la Encuesta Epidemiológica Nacional sobre Alcohol y Trastornos Relacionados, que detectó el gran aumento en los trastornos por consumo. “Eso es coherente con el amplio incremento de las personas que acuden a servicios de urgencias por consumo de marihuana, accidentes letales de coche relacionados con la marihuana y en los historiales médicos de veteranos”, indica Hasin.

Se reduce la percepción del peligro

El objetivo del estudio de Lancet Psychiatry era determinar si los cambios de actitudes hacia la marihuana han tenido un impacto en la percepción que tienen los estadounidenses sobre el daño que produce, y por tanto en su consumo.

Los investigadores han hallado que los ciudadanos ven la marihuana menos peligrosa y que el cambio de actitud más precipitado fue en torno a 2007. La proporción de estadounidenses que decían que consumir marihuana dos veces a la semana supone un “gran riesgo” para la salud cayó del 50,4% en 2002 al 33,3% en 2014.

“Aún no sé por qué 2007”, admite Compton. “No se me ocurre ningún evento desencadenante que ocurriese en ese año. Lo máximo que se nos ha ocurrido es que la legislación empezó a cambiar lo suficiente para que se modificara la actitud de la sociedad”.

“Respecto a la reducción en la percepción del riesgo del cannabis, hay que ponerla en contexto”, señala Amir Englund, doctor en psicofarmacología de cannabinoides en el King's College London. “Quizá algunos creían antes en el alarmismo clásico en torno al cannabis, en las ideas de 'un porro y te vuelves loco o te haces adicto a la heroína'”, apunta. “Sin embargo, sería equivocado pensar que el cannabis no tiene riesgos”.

Los colectivos que defienden la legalización de la marihuana han visto con buenos ojos el estudio publicado en la Lancet Psychiatry, en especial su conclusión de que no ha aumentado el número de personas que abusan de esa droga. “Subraya lo que mucha gente ya sabe que es cierto”, explica Mason Tvert, portavoz del Marijuana Policy Project. “Una gran cantidad de adultos consumen marihuana de forma responsable y no deberían ser tratados como si fueran drogodependientes”.

Los investigadores concluyen que la tendencia de uso creciente indica “una necesidad de educación sobre los riesgos de fumar marihuana y de mensajes de prevención”, a pesar de que incluso esos daños están muy debatidos.

El estudio no aborda algunos de los interrogantes más urgentes sobre el consumo de marihuana, como su relación con trastornos psiquiátricos o con problemas de conducción de vehículos o las consecuencias de la legalización. Tampoco el consumo de marihuana entre niños y adolescentes.

Una recopilación de las evidencias disponibles publicada en 2007 por la Lancet Psychiatry concluyó que había suficientes certezas para advertir a los jóvenes de que el consumo de marihuana podría “aumentar su riesgo de desarrollar una enfermedad psicótica a lo largo de su vida”, pero que es poco probable que otros estudios a largo plazo aclaren si la marihuana provoca psicosis.

Muchos investigadores estadounidenses se han quejado de que la falta de acceso a la marihuana para usos científicos ha hecho casi imposible investigar esas cuestiones. Hasta el momento, el único proveedor de marihuana para la investigación científica con licencia en Estados Unidos es la Universidad de Mississippi.

En noviembre, los ciudadanos de Arizona, California, Maine, Massachusetts y Nevada votarán si legalizan o no la marihuana para usos recreativos. Arkansas, Florida, Montana y Dakota del Norte votarán si legalizan el cannabis con fines médicos.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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