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Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

¿La cabeza, cómo la prefiere? ¿En bandeja o en la pica?

Suso de Toro

Hemos visto imágenes de periodistas con cámaras y micrófonos y hombres y mujeres que rondan la puerta de la sede socialista madrileña, la voz del locutor cuenta las discusiones que tienen dentro los dirigentes socialistas. Un tumulto, la gente se arremolina en torno de un automóvil y grita “víbora”, “culebra”…Dirigentes socialistas entre gente y micrófonos, a unos los animan pero a otros les gritan “vergüenza” y “traidores”.

A lo largo de dos días presenciamos una dinamitación del PSOE desde dentro. El sábado acabó con una fuerte explosión pero el proceso sigue, no sabemos aún lo que quedará cuando finalice y si habrá torre o pared en pie.

Pero a pesar de que en esas imágenes aparecían agentes de policía no está sucedió ningún incidente grave, sin embargo donde sí han sucedido cosas gravísimas es en la sede del PP en la calle Génova y allí no hubo ni policías ni cámaras ni algarada antes las puertas. Si en los mismos momentos alguien estuviese destruyendo documentos comprometedores, borrando archivos, machacando ordenadores a martillazos, coaccionando testigos, recibiendo sobornos o receptando sobres de dinero negro, por ejemplo, ninguna cámara lo estaría grabando ni ningún policía detendría a los delincuentes. Es sorprendente, ¿no es el mundo al revés?

Tanto lo que nos muestran como lo que no, está escrito. Lo que vemos no es inesperado, el castigo al partido socialista, ejecutado por sus propios dirigentes, es el resultado exacto del juego de presiones a las que ese partido ha sido sometido, y el Partido Popular no. Un resultado que conviene a poderosas fuerzas que controlan la economía y el estado.

¿Las entradas y salidas, las votaciones y contravotaciones, los gritos y discusiones eran iniciativa de los propios dirigentes socialistas o representaban obedientemente escenas escritas por los guionistas de “Aquí no hay quien viva”? Esta escena, que para la militancia honrada, es vergonzosa y humillante, es “la actualidad” y el proceso a Rato y al propio PP no lo es, ésa es la dura realidad de la política mediática, el espectáculo se traga la realidad de los militantes.

Si considerásemos lo visto estos días como una comedia y analizásemos los personajes que fueron apareciendo, González, Sánchez, Borrell, “los sargentos chusqueros”, Díaz, la enviada de Díaz, los espontáneos…, encontraríamos muchas dimensiones humanas, también generacionales y de clase. En primer plano una lucha entre arribistas, armados unos de elitismo clasista y otros de populismo marrullero, una lucha voraz entre generaciones. Ingredientes humanos que siempre aparecen, pero lo que está ocurriendo de fondo con el PSOE, lo importante, es que ese partido está siendo conducido a la fuerza a un nuevo lugar para que cumpla una función asignada.

Recordamos como el PSOE de González y Guerra apareció tras la muerte de Franco de la mano del dinero alemán y, detrás de él, el norteamericano. Los que coparon el congreso de Suresnes llegaron para cumplir la misma función que estaba cumpliendo en Portugal el PS de Mario Soares, contener a los comunistas, garantizar la permanencia de las bases americanas y una serie de estrategias económicas y militares a largo plazo. Cumplieron su función, de su mano entramos en Europa y la OTAN y España se hizo más moderna, se hizo una sociedad más confortable y menos dramática, con posibilidades democráticas. La generación que fundó el partido perdió el control momentáneamente y cuando Zapatero quiso llevar a sus últimas posibilidades la democracia española con una ley de Memoria Histórica o un “estatut”, chocó con lo prohibido.

Mientras Zapatero intentaba sostener el pedazo de cielo que había desprendido la crisis, la vieja guardia en un congreso celebrado en Sevilla, naturalmente, retomó el control. Rubalcaba fue recibido por los medios con la calidez habitual, todo estaba en orden. Cuando Rubalcaba perdió, los dioses organizaron una sucesión controlada y se buscó a alguien de paso (“no vale pero nos vale”, dicen que dijo una). El tal que creían que servía para estar de paso resultó entender el poder del mismo modo que quienes pretendían utilizarlo y fue tan manipulador y despiadado como ellos.

En resumen, Sánchez se salió de guión y se guió por su ambición particular. Debido a la complicada situación electoral desde hace cuatro años por la competencia de “Podemos”, su supervivencia personal chocó con los deseos de los dioses que lo crearon. González entendía, cual Abraham bíblico, que en estos momentos era el momento del sacrificio de su hijo Pedro. Pero Pedro no quiso ser como Isaac y se negó a poner el cuello.

González mentía haciéndonos creer que estaba contra Sánchez porque lo engañó y por la forma de dirigir Sánchez el partido, lo que pretendía era que gobernase el PP. Y Sánchez mentía haciéndonos ver que lo movía su ideal por formar un gobierno alternativo a Rajoy, pretendía sobrevivir y no perder el poder interno. Ambos bandos se levantaron sus posiciones sobre ficciones.

El papel de Susana Díaz con su juego particular, protegida por González pero movida por intereses particulares idénticos a los de Sánchez, tiene su puñado de sal gorda propia. Le dió a este conflicto un estilo que ella debe creer popular pero que expuso completamente su ambición ante la militancia y se quitó cualquier crédito moral para dirigir ese partido.

El objetivo último ya estaba conseguido al empezar el día: ganase quien ganase, el PSOE no puede encabezar ningún proyecto alternativo a la derecha sobre una organización destrozada. Aunque ganase el bando supuestamente unido por el propósito de un gobierno progresista no podría garantizar los votos de todos los diputados y diputadas. El partido queda devastado, la izquierda ensu conjunto es incapaz de gobernar y la derecha reina, el nihilismo prevalece. ¿Preguntan quién ha ganado? Ninguna de las dos partes, ganó la derecha y perdió quienes deseaban un gobierno más decente y mejor.

¿Qué persona tiene ahí capacidad para levantar ese partido, necesario a pesar de todo, otra vez? Desde luego nadie que haya estado en esa batalla, donde quien no está cegado y herido por las cuchilladas crueles de Sánchez, está envenenado por los sueños del botín de los conspiradores. En todo caso, esta batalla ha concluído. Sirvan la cabeza del perdedor en bandeja o bien clávenla en la pica, pase un camión a llevarse los cuerpos y entre gente con fregonas a limpiar la sangre.

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