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Españoles, no os rindáis

Juan Manuel Gil

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Se fue Stéphane Hessel y nos dejó su testamento político. ¡No os rindáis!, que lleva como subtítulo Con España en las trincheras por la libertad y el progreso, es un pequeño volumen de apenas 60 páginas que la editorial Destino va a publicar en unos días y que, según se ha podido saber, fue pensado y escrito fundamentalmente para los lectores españoles.

La Agencia EFE ha publicado algunos de los fragmentos que podremos encontrar en este nuevo libro de Hessel. Y ciertamente resultan muy reveladores. Con la lupa puesta sobre la información que, durante los últimos tiempos, no deja de emerger en nuestro país, habla de forma clara, lúcida y contundente: “Los casos de corrupción que han salido a la luz en los últimos meses en España muestran con crudeza las connivencias existentes entre el poder político y el poder económico, exponente de una cultura de la irresponsabilidad que ha sido favorecida por el funcionamiento oligárquico de la sociedad” [...] “Ello convierte en más urgente que nunca la necesidad de emprender una auténtica remoralización de la vida pública. Ha llegado el momento de decir basta al dominio de la oligarquía y reconquistar una verdadera democracia. Los ciudadanos tienen una gran responsabilidad. Son los ciudadanos los que deben movilizarse para empujar a los Gobiernos a llevar a cabo las reformas fundamentales”.

Y en este sentido la protesta no es suficiente por sí sola: “El cambio precisa esfuerzo. Está muy bien expresar nuestro rechazo a la oligarquía, pero a la vez hay que proponer una visión ambiciosa de la economía y de la política capaz de transformar la condición de nuestro país. No hay que quedarse en la protesta. Hay que actuar”.

Adentrándose aún más en las particularidades de nuestro país, Hessel reflexiona sobre Cataluña: “La crisis económica, el descontento con el funcionamiento del sistema democrático, el sentimiento de no ser tratados con justicia, parecen haber llevado ahora a muchos catalanes a pensar que con un Estado independiente las cosas irán mejor. Es algo comprensible. Pero peligroso, y no me parece el camino a seguir...”.

Y, por supuesto, no se olvida del papel de Europa en este complejo entramado político, económico y social. Según él, por ahí pasan las soluciones: “Nuestra única esperanza de salir de la crisis mundial es una construcción europea fuerte. Cualquier otra salida es inimaginable”.

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