El lienzo y la taza
Si estás por París algún día entre el 19 de abril y el 18 de agosto, puedes ver en el Musée d'Art Moderne la exposición más completa que se ha hecho hasta la fecha de la obra de Keith Haring (se exhiben 250 obras entre cuadros, lonas y ¡trozos de pared!). Fácilmente reconocible por esas figuras humanoides de trazos simples, el trabajo de Haring estuvo siempre cargado de intención simbólica y política. Temas como la religión, el poder, el sida o la guerra nuclear centraron su obra. “The political line” es, de hecho, el título de esta muestra.
Nacido en Pensilvania en 1958, Keith Haring comenzó pintando en el metro de Nueva York, hasta que en la década de los ochenta su trabajo fue reconocido internacionalmente. Combinó a partir de entonces las exposiciones en museos y galerías con la pintura de murales en espacios públicos. Murió de sida en 1990, a los 31 años, dejando un lenguaje visual identificado con la década de los ochenta que se exhibe hoy en las colecciones de los museos más importantes de todo el mundo.
Cuando en 1986 Haring abrió su propia tienda en el Soho para comercializar camisetas, muñequitos, pósters, llaveros y todo tipo de mercadería con sus inconfundibles imágenes, el gesto fue criticado por gran parte del mundo artístico (a excepción, claro está, de Andy Warhol). Según él, su motivación era que su trabajo llegara al mayor número de personas posible, no el beneficio económico. Sea como sea el asunto plantea el interesante y nunca resuelto tema de las relaciones entre el arte y la industria, entre la obra y el producto. Ver el dibujo de la silueta típica de Haring en la taza donde tomas el café… ¿hace que lo veas luego de otra manera enmarcado y colgado en un museo? ¿O tal vez la obra de este autor urbano se aviene más con el muro, en la calle, al aire libre? En cualquier caso esta es una buena ocasión de viajar a París y comprobarlo.
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