El regreso del Rijksmuseum

El viernes, en esta sección, consignábamos que en Buenos Aires se exhibirán como obras artísticas dibujos hechos con caracteres bajo el rótulo de “tweet art”. Este extremo que obliga a pensar una vez más dónde se ubican los márgenes del arte, encuentra un contrapeso en Ámsterdam, donde después de diez años de trabajo, vuelve a abrir sus puertas el Rijksmuseum (Museo del Reino), que alberga ocho siglos del arte de los Países Bajos y que está fuera de toda duda en cuanto a su valor artístico: Rembrandt, Vermeer, Hals, Van Gogh…
El nuevo Rijksmuseum ha estado a cargo de los arquitectos españoles Antonio Cruz y Antonio Ortiz, quienes han concebido su propuesta preservando el espíritu forjado originalmente por Pierre Cuypers en el siglo XIX.
Uno de las principales reclamos de la reapertura es el regreso de La ronda de noche de Rembrandt a su lugar original. El cuadro, de grandes proporciones (4,54 metros de ancho y 3,79 metros de alto y con un peso de 170 kilos sin marco) ocupa un sitio central con una galería de honor. Eso sí, se han tomado todas las medidas de seguridad posibles para impedir nuevas agresiones contra el lienzo, que recibió doce cuchilladas en 1975 y un ataque con ácido sulfúrico de 1990.
El director del Rijksmuseum, Wim Pijbes, declaró a la revista británica Wallpaper que “un museo es un sitio donde podemos ver arte, conocer gente agradable, pasar un buen rato e inspirarnos. Un lugar donde pasan cosas”. Como se puede apreciar, es muy amplio el abanico que propone Pijbes. Lo que está claro, por las medidas adoptadas, es que una de las cosas que no espera que pase es una nueva intervención contra una obra, hecho que podría ser leído por algunos como una manifestación artística, un happening de muy distinta carga al protagonizado en un centro comercial de Ámsterdam para promocionar la apertura del museo. Lo pueden ver en el vídeo.
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