EREcciones

Parece que se ha producido un choque entre los tiempos que marcan el llamado “caso de los ERE” y el de las “elecciones primarias en el PSOE andaluz”, y que de él surge un nuevo tiempo caracterizado por la confluencia de ambos elementos. Un tiempo que podríamos llamar de “EREcciones”, pues según el diccionario de la RAE, entre los significados de la palabra “erección” se encuentra la “acción y efecto de levantar una cosa”, hasta el punto de que en su segunda acepción la define como “fundación o institución”. Y si hay algo claro es que de este choque surgirá una nueva fundación en términos de tiempo, o sea, una nueva realidad en Andalucía.

Sin embargo, aunque todo se presente con una relativa claridad, debemos estar atentos al paso de los días. El tiempo es tan aliado como traidor.

El tiempo es una de las falacias que más ha condicionado a la humanidad al romper la continuidad de la vida en fragmentos que afectan su desarrollo lineal, y la actitud de las personas ante la realidad. Y no es que el tiempo no exista o que sea irrelevante, el problema es que hace de la existencia trozos de continente que se presentan como contenido, como si fueran esas horas, días o meses los que guardan la esencia de un vivir que no se detiene, y que cuando por fin lo hace no es el tiempo el que se para, sino la vida.

“Año nuevo vida nueva”, “hay que dar tiempo al tiempo”, “mañana Dios dirá”… El tiempo ha sido razón y excusa, ha sido argumento para hacer y motivo para permanecer en la pasividad. Y todo ello no ha venido marcado por el reloj del universo, sino por la voluntad de las personas que buscaban algo con cada una de las decisiones.

Por eso no es casualidad que hablemos de “EREcciones” para referirnos a la confluencia de dos de las referencias que marcan la actualidad de Andalucía, ambas caracterizadas por unos tiempos muy particulares.

La Justicia es lenta y las elecciones primarias deben ser rápidas. La persona responsable de la investigación judicial en el “caso de los ERE” está dilatando el proceso, matizando el tiempo, alargándolo como el verano prolonga la luz diurna… La convocatoria de las primarias busca un proceso acelerado, rápido, se quieren acortar los tiempos como las tardes invernales reducen el día a favor de la noche. El tiempo de la Justicia parece medirse con un reloj de arena gruesa de río, en el que cada grano es un mundo, en cambio, el de las elecciones se mide con un cronómetro de centésimas aceleradas que no dejan detener la mirada.

Y de nuevo el tiempo, ese testigo aparentemente neutral y ajeno a la realidad, juega a favor de unos y en contra de otros con su lentitud, y actúa en contra de unos y a favor de otros con su rapidez. Y lo hace por los minutos que arrastra y por lo que cada uno ha colocado en el recipiente temporal de los días.

No deja de ser preocupante que la Justicia juegue con el tiempo y con las personas prolongando investigaciones y unas dudas, que en este caso no actúan a favor de los reos imputados ni de los que puedan serlo. Y no deja de ser preocupante, porque las informaciones indican que puede haber personas aforadas que no son imputadas porque la jueza instructora perdería el caso a favor del Tribunal competente, algo que no es malo para la Justicia, más bien lo contrario, se supone que cuando el sistema ha establecido ese procedimiento es para su mejor funcionamiento y garantías. Actuar de ese modo a conciencia, y jugar con tiempos y personas, traslada una imagen de interés personal que va más allá del prurito profesional.

Si lo llevamos a otras circunstancias sería difícil de entender. Por ejemplo, si un médico o una médica especialista en Medicina Familiar está atendiendo a un paciente de una serie de síntomas que le resultan muy interesantes desde el punto de vista profesional, y detecta una patología que escapa a su formación y que requeriría la intervención de un nivel superior con la participación de un especialista en esa patología, no sería aceptable que el Médico de Familia ocultara esa realidad para continuar con el tratamiento del enfermo, por muy interesante que le resultara, y por mucho reconocimiento que obtuviera al hacerlo.

Da la sensación, por tanto, de que la Justicia se está equivocando al jugar con el tiempo en el “caso de los ERE”, aunque al final el paso de los días haga parecer que todo se ha hecho bien.

Y también resulta preocupante que se convoquen unas elecciones primarias, y dos de los tres candidatos lo primero que hagan sea cuestionar el procedimiento, los plazos, las formas y al aparato del partido que las convoca. Al final, la imagen que se traslada es que algo no se ha hecho bien, y que quien ha decidido esas formas se equivoca en el planteamiento, aunque luego sus tiempos le den la razón.

El tiempo es tan aliado como traidor, y no debemos olvidar que lo que sucede al presente es el futuro, un futuro que no dependerá del paso del tiempo, sino de lo que hayamos hecho o dejado de hacer con él.