ANDALUCES EMIGRAOS

Sin papeletas para votar desde el extranjero

En estas Elecciones al Parlamento Europeo, muchos andaluces en el extranjero se han quedado sin votar por no tener papeletas. A más tardar el 30 de mayo, nos tenían que haber llegado a todos los que estamos inscritos en el Censo de Residentes Ausentes en el Extranjero (CERA) dos sobre distintos: uno lleno de sobres para remitir el voto al consulado, y otro con las papeletas correspondientes a los partidos políticos que concurrían a las elecciones. 

En los días previos y posteriores a los comicios, los grupos de Facebook de españoles viviendo en el extranjero se llenaron de publicaciones con quejas acerca de la falta del sobre de las papeletas, de su llegada más tarde del plazo para votar, o en muchos casos, la ausencia de ambos dos (como ha sido mi caso). 

Explica el periódico España Exterior que la Oficina del Censo Electoral (OCE) envió fuera de plazo “buena parte” de las papeletas a las provincias, ya que la fecha límite era el 25 de mayo y el último recurso contra las candidaturas se resolvió el 23 de mayo. Luego, las provincias tienen que remitir esto a los electores, que en ocasiones vivimos en la otra parte del mundo, y a pesar de vivir en 2024 donde un correo electrónico es inmediato, lo postal todavía tarda un rato. 

Cierto es que debido al retraso se habilitó en la página info.eleccioneseuropeas2024.es un enlace para descargar cada uno sus papeletas en casa y poder así rellenar los sobres que la mayoría sí habían recibido, pero la confusión ya estaba servida. 

Ahora, solo con estar registrado en el consulado más cercano y figurar en el CERA, nos envían unos sobres y unas papeletas con las que podemos participar en la fiesta de la democracia, lo que por experiencia sé que facilita enormemente el proceso

Y eso que para los andaluces (los españoles en general) que vivimos en el extranjero, ejercer el derecho al voto es ahora más fácil que hace poco más de un año, gracias al fin del voto rogado en 2023. Esta normativa, implantada en 2011, exigía que quienes tenemos nuestra residencia fuera de las fronteras españolas teníamos que pedir, casi por favor y de rodillas, que nos dejaran votar. 

Durante los años del voto rogado, la participación de los españoles en el extranjero bajó estrepitosamente, de un 31,98% en 2008 al 4,95% en 2011. 

Ahora, solo con estar registrado en el consulado más cercano y figurar en el CERA, nos envían unos sobres y unas papeletas con las que podemos participar en la fiesta de la democracia, lo que por experiencia sé que facilita enormemente el proceso. 

Además, para estas elecciones europeas se podía votar en persona tanto en los consulados como en centros habilitados para el depósito de voto en urna en las ciudades de Buenos Aires (Argentina), Ciudad de México (México), São Paulo (Brasil) y Caracas (Venezuela).

Estas nuevas facilidades se han visto recompensadas, ya que según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el número de electores en el españoles en el extranjero que ha votado en estas elecciones ha alcanzado el 10,4%, superando con creces el 6,85% de electores CERA que mandaron su papeleta en las elecciones generales de 2019. 

Debemos ir allí donde estén los electores, no solo por la diferencia que dos millones de votos puedan hacer en el país, sino porque es nuestro deber como sociedad democrática proteger el derecho fundamental al voto, esté donde esté el votante

A pesar de la tendencia positiva, no debe ser motivo de celebración que uno de cada 10 de los electores residentes en el extranjero, sobre todo cuando casi la mitad de los españoles han votado dentro del país. Pero sobre todo si tenemos en cuenta que antes de la proclamación del voto rogado, la participación de votantes del CERA rondaba el 30%. 

Si queremos que los más de 2 millones de españoles (y más de 200.000 andaluces) censados en el extranjero se animen a votar, tenemos que verlos como una prioridad, mandarles las papeletas a tiempo, asegurarnos al establecer los plazos, que todos los votantes van a tener la misma oportunidad, independientemente de donde vivan. Y si para ello, hay que acortar los plazos de impugnación de candidaturas, pues hagan eso, porque no puede ser que no estuviera previsto dentro del procedimiento lo necesario para que los documentos llegaran a tiempo allá donde se necesiten. 

Y debemos ir allí donde estén los electores, no solo por la diferencia que dos millones de votos puedan hacer en el país, sino porque es nuestro deber como sociedad democrática proteger el derecho fundamental al voto, esté donde esté el votante.