Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La vida de película de la cupletista que fue princesa en la India

xxx

Néstor Cenizo

Esta es la historia real de una cupletista que cantaba en Madrid hasta que de ella se enamoró un marajá. La cupletista y el príncipe se casaron en una fastuosa ceremonia y ella se convirtió en maharaní de un reino de oriente, donde llevó la vida de una maharaní. Por si le faltara algo, en esta historia real y muy celebrada en su día intervino decisivamente la pluma de Valle Inclán, que selló el flechazo. El rastro de Anita Delgado aún puede seguirse en los museos de Málaga, donde nació la princesa de Kapurthala.

Primero, de cómo una cantante salerosa pero vulgar se convirtió en una princesa de un mundo que se esfumaba. De las paredes del Museo de Bellas Artes de Málaga cuelga la estampa imponente de una mujer enfundada en un sari verde oscuro. Decora su frente con una joya y tiene el contorno de los ojos tintado de un rojo intenso. Cubre el cabello con un velo, que cae hasta el escote, y mira intensamente al retratista mientras reposa sobre un diván.

Es el retrato, pintado por Federico Beltrán Massens, de una princesa que nació en Málaga en 1890, hija de un tabernero. Cuando a su padre le cerraron el Café La Castaña porque allí, qué escándalo, se jugaba, la familia se marchó a Madrid. Anita y su hermana se convirtieron en Las Camelias, un dúo de tonadilleras quizá no demasiado talentosas, pero sí tan artistas como para camelar a la bohemia que frecuentaba el Royal Kursaal, donde hoy se levanta el Mercado de San Miguel. Ricardo Baroja, Valle Inclán o Julio Romero de Torres eran habituales.

Primavera de 1906: Alfonso XIII y Victoria Eugenia ultiman los detalles de su boda y Madrid es un hervidero de familias reales, aristócratas y demás beautiful people. Cuenta la leyenda que el marajá de Kapurthala paseaba con su comitiva por la calle Montera cuando se quedó prendado de una niña de apenas 16 años, peinada con trenzas y vestida de luto porque su abuela había muerto. Tanto se encaprichó que a la siguiente noche fue a verla al Kursaal, y al final de la función envió a un emisario para que comprara a la muchacha. “Señor, eso es mucho dinero y mucha tentación, pero ¿qué hacemos con la honra?”, le respondieron sus padres.

Pero aquel maharajá tenía serias intenciones y aunque el cortejo se interrumpió por la bomba con la que Mateo Morral quiso matar a Alfonso XIII, siguieron carteándose. Un día el príncipe indio recibió una carta en su residencia de París en la que se fijaban los requisitos para el enlace. Lo que no sabía es que aquella misiva se debía a la pluma de Valle Inclán, que hizo de feliz celestino. Y así fue cómo primero en París y luego en el Punjab se casó Anita Delgado con el maharajá de Kapurthala, que distribuyó entre el pueblo sus 95 kilos de peso en oro. El 4 de abril de 1908 ABC publica la noticia de la boda por el rito sij. La fiesta duró diez días.

Vida de una maharaní: tenis, champán y la caza del tigre blanco

La vida de la cupletista malagueña fue a partir de entonces la de una princesa de oriente. En el Museo de la Basílica de la Victoria se conserva un rastro de aquella época: el suntuoso manto que donó para la Virgen, como agradecimiento tras superar el difícil parto de su único hijo.

La Virgen nunca lo lució porque sus camareras reprobaban la vida emprendida por Anita. Y eso que, según su biógrafa, nunca formó parte de las 500 mujeres del harén del marajá. Ella era especial: la europea. “Soy consciente de que gozo de un privilegio: el de ser libre y no estar condicionada a mi esposo, mi suegra o mis hijos (…). Hago lo que un hombre: pinto acuarelas, voy de cacería, juego al tenis, bebo champán y visto a la europea cuando se me antoja. Yo, la española, liberadora de la mujer india. Y claro, soy motivo de escándalo, pero ¿qué importa?”, dejó escrito en unas memorias publicadas en 1915, en las que también se explayaba sobre la caza del tigre blanco. Y “para asombrar al mundo”, decía, si esto no bastaba les bailaba flamenco.

La princesa de Kapurthala relató sus viajes veraniegos al palacio que el maharajá tenía al pie del Himalaya, y su paso por el desierto del Thar, por Jaysalmer , Jodhpur y Udaipur, hasta terminar en la ciudad rosa de los elefantes de Jaipur. Todo eran maravillas y riquezas, y ella contó alguna vez cómo el nizam de Hyderabad (se decía que el hombre más rico del mundo, pero también muy tacaño) la bajó a un sótano lleno de riquezas y le permitió coger las piedras preciosas que quisiera.

Pero la riqueza no le dio la felicidad y la melancolía llegó. “Los cantos de la India, por su languidez, me recuerdan los de mi Andalucía”, escribió alguna vez. En el archivo del Museo de Artes y Costumbres de Málaga se conservan 71 cartas enviadas entre 1908 y 1917 a Narciso Díaz de Escovar desde París, El Cairo, Kashmir o Yderabad. Allí se explayaba sobre su frustración. “¿El amor? Una mentira”, le dijo en 1913. En 1915 se declara contraria a la poligamia y ahí comienza su declive, marcado por la pérdida de interés del marajá y un entorno receloso.

Libros, documentales y una película frustrada

En 1925 se separa oficialmente, pero seguirá recibiendo una pensión que le permitirá vivir cómodamente en Madrid. A su vuelta a España, la princesa de Kapurthala fue de nuevo Anita Delgado y encontró el amor. Primero, en un apasionado romance con el torero Belmonte; finalmente, con un viejo conocido que volvió a cruzarse en su camino: Ginés Rodríguez.

Su historia fue material para libros (La Pasión India, de Javier Moro), documentales (en La Aventura Humana o Crónicas, de TVE) y una biografía oficial de Elisa Vázquez de Gey. Una mini-serie de Antena 3 se quedó en el camino y los herederos del marajá bloquearon el proyecto de Penélope Cruz para rodar una película.

“Un rajá que de la India vino aquí, a cierta bailarina conoció, que es una malagueña de mistó, más linda y más graciosa que una hurí”, decía una coplilla, que cuenta en verso la historia de la mujer que quiso ser bailarina de flamenco y acabó reinando en la India.

Etiquetas
stats