Moreno hace oficial en el Parlamento el portazo del PP a la quita de deuda de 19.000 millones “por dignidad” andaluza

Daniel Cela

Sevilla —

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El mismo Parlamento andaluz que, en 2018 y a las puertas de unas elecciones, aprobó con los votos de PSOE y PP una propuesta al Gobierno de España para la reforma del modelo de financiación, que incluía una “reestructuración de la deuda autonómica”, ha vuelto sobre sus pasos y, este jueves de 2025, a las puertas de otras elecciones, se ha autoenmendado y hecho añicos aquel consenso político.

La fractura, condicionada por la hipertensión política que arrecia España y porque, sin duda, este debate no tendría lugar hoy si el independentismo catalán no hubiese impuesto una quita de deuda y una “financiación singular” para Cataluña a cambio de sostener al Gobierno de Pedro Sánchez, se ha visibilizado en la rotura de un mismo debate en dos: reclamar al Gobierno que negocie multilateralmente un modelo de financiación autonómica más justo y equitativo -a propuesta del PP- y solicitar la condonación de deuda de de 18.791 millones que el Ministerio de Hacienda ofrece a Andalucía.

La Cámara ha aprobado lo primero por amplia mayoría -Vox al margen- y ha rechazado lo segundo con la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno.

“¿Por qué estamos hablando de algo en lo que estamos todos de acuerdo?”, se ha preguntado la portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, en un momento surrealista del debate, en el que todos los grupos -menos Vox- parecían atrapados en la espiral de los enamorados que discuten: Yo te quiero más. No, yo te quiero más.

Populares y socialistas andaluces se habían citado este jueves en el Parlamento a un duelo al sol, a ver quién de los dos era capaz de mantener el órdago del rival: los de Moreno llevaban consigo una moción que exigía a María Jesús Montero, ministra de Hacienda y rival en las próximas elecciones, la “convocatoria del Consejo de Política Fiscal para, a través de una negociación multilateral, acordar las bases del nuevo modelo de financiación”.

Se la habían copiado, literal, al PSOE de Asturias, con idea de hacer incurrir en contradicciones a sus compañeros andaluces. Pero los de Montero, lejos de vacilar o mostrarse incómodos, ni siquiera han esperado a que empezara el debate sobre la proposición no de ley y, cuatro horas antes, la portavoz socialista, María Márquez, ha anunciado que la apoyaría. “Lo que dice la PNL es lo mismo que defiende Montero y no es incompatible con la condonación de deuda”, dijo, para acto seguido retar al presidente de la Junta a apoyar su iniciativa a favor de la quita de deuda.

Pero el presidente andaluz no se ha movido un milímetro de la posición que el PP ha implantado en todas las comunidades que gobierna. “Es una trampa, no es dinero real”, ha dicho una y otra vez Moreno, tratando de explicar que aceptar la quita no supondría recibir 19.000 millones, que a lo sumo habría un ahorro en intereses de deuda de 150 millones al año, y que ni siquiera podría destinar ese dinero a gasto social.

El riesgo político que tiene este portazo es que la posición a favor -de las izquierdas- tiene una explicación más sencilla (y quizá más simplista) que la posición en contra -de las derechas-. Sobre todo en un contexto preelectoral, donde la brocha gorda se adueña del debate. “Este debate lo tienen perdido”, le han repetido varios diputados al presidente. Montero, artífice de la quita de deuda autonómica, se ha esforzado en popularizar este arenoso asunto de financiación para que todo el mundo lo entienda:

Una familia con una hipoteca de 40.490 euros acude a su banco, tras recibir una llamada del director, que le ofrece reducir su deuda casi a la mitad. Y la familia dice que no. “¿Eso en qué cabeza entra?” En el otro extremo de las metáforas interesadas: Una comunidad de vecinos le perdona a un inquilino moroso una deuda abultada, que deciden pagarle entre todos. “¿Eso quién lo entiende?”

Por supuesto, en política todo es mucho más complicado, pero el presidente de la Junta no ha querido enredarse en los números y ha echado mano del discurso emocional para apuntalar el no del PP, grabado ya oficialmente en el diario de sesiones del Parlamento. “Según el cálculo de su grupo, con la quita nos vamos a ahorrar 150 millones de intereses al año. Yo, por 150 millones en un Presupuesto de 50.000 millones, no voy a perder la dignidad de esta tierra para salvar a los indepentistas catalanes y al Gobierno de Sánchez”, ha sentenciado, visiblemente encendido. “Esto le va a retratar de por vida”, le ha respondido Márquez.

El 60% de la deuda andaluza, en manos del Estado

La Junta de Andalucía reclama mejor financiación, un “fondo transitorio de nivelación” hasta que se reforme el modelo actual -caduco desde 2014- y 1.500 millones de euros extra al año por “la deuda que arrastra el Estado con esta comunidad desde 2009”. Moreno ha tratado de zanjar el quebradero de cabeza de la quita anunciando que Andalucía renunciará a los préstamos del Estado en 2026 -año electoral- para pasar a financiarse íntegramente en los mercados. “No necesitamos una quita, ya tenemos autonomía financiera y política”, ha dicho.

La deuda pública de Andalucía asciende a 40.490 millones, de los que 23.795 millones están en manos del Estado (casi el 60%), según datos del Banco de España. La Ley de Estabilidad Financiera, que limita el gasto público autonómico, esablece que el porcentaje de deuda de las comunidades no debe superar el 13% de su PIB. Pero la deuda andaluza representa ahora el 18,8% del PIB regional, y la condonación que ofrece el Gobierno (el 47% del total), la situaría en el 11% del PIB, esto es, en niveles “aceptables” por los organismos supervisores para financiarse en los mercados.

Los populares han masticado en silencio la moción del PSOE asturiano sobre financiación, una vez constatado que no había fisura con los socialistas andaluces. Ni una sola alusión en el discurso. De hecho, el PP ha terminado volviendo a sacar en su debate el tema de la quita de deuda, tildándola de “esparadrapo” para “tapar la boca de todos los andaluces”, en palabras de Antonio Repullo, diputado y secretario general del PP andaluz.

Repullo ha disparado sobre el pecado original de esta medida, a saber, que nace de un pacto bilateral del Gobierno de Sánchez con el independentismo catalán, luego extendido al resto de territorios. Pero su compañero, y portavoz de Hacienda en el Parlamento, Pablo Venzal, ha usado un discurso más posibilista, que sus rivales del PSOE han aprovechado. “¿Qué prefieren: la financiación autonómica o la quita?”, ha preguntado tras exponer los números y la posibilidad de gasto. “Las dos. No es incompatible”, han insistido los aludidos.

“No es incompatible” es una frase que le han repetido al PP los portavoces de las tres izquierdas. Por Andalucía y Adelante Andalucía han presentado enmiendas a la moción popular -a favor de la reforma del modelo de financiación- y a la moción socialista -a favor de la quita- para demostra precisamente que una cosa “no es incompatible” con la otra. Pero los de Moreno no han aceptado los añadidos a su texto, y los de Montero sí lo han hecho.

El Parlamento andaluz podría haber agrupado hoy el debate sobre financiación, del PP, y el debate sobre quita de deuda, del PSOE, porque en realidad es el mismo. Lo era, al menos, en 2018, como quedó escrito en aquel gran acuerdo político. Pero esta escenificación de la fractura política, a ratos esperpéntica, se ha dilatado hasta el mismo momento de la votación, en la que los populares y las izquierdas han votado juntos unos párrafos sí y otros no.