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Sobre este blog

La federación Andalucía Acoge nace en 1991 para dar una respuesta más eficaz al fenómeno de la inmigración. La labor de nuestra federación tiene como principal objetivo fomentar una sociedad plural que favorezca la inclusión, la no discriminación, la cobertura de derechos y la equidad de oportunidades. Ante los muros tenemos que encargarnos de construir puentes de convivencia entre todas las culturas para que así podamos vivir en valores de diversidad e interculturalidad.

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Un Día Mundial del Medio Ambiente con la vista puesta en las migraciones climáticas

'Kleos: asilo, refugio y personas bajo protección internacional' es un proyecto de la Federación Andalucía Acoge para concienciar sobre la realidad de las personas refugiadas

Ana Carretero

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Las migraciones ambientales han sido una constante a lo largo de la historia. No obstante, en los últimos tiempos estos desplazamientos son más masivos que nunca. El Informe Mundial del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos 2019 no deja dudas al respecto. En 2019 se registraron casi dos mil desastres naturales de todo tipo: tormentas, ciclones e inundaciones… Casi veinticinco millones de nuevos movimientos en 140 países, un 44% más que el año anterior. Somalia, Yemen y Sudán del Sur son ejemplos de esta situación.

La Organiza­ción Internacional para las Migraciones (OIM) ha defini­do este tipo de migraciones como los desplazamientos de “personas o grupos de personas que, por razones imperiosas de cambios repentinos o progresivos en el medio ambiente que afectan negativamente a la vida o las condi­ciones de vida, se ven obligados a abandonar sus hogares habituales”. ACNUR, por su parte, lleva años alertando de que la escasez de agua y la inseguridad alimentaria derivadas de fenómenos como desastres naturales o episodios de sequía, son a su vez los nuevos focos de conflicto y violencia.

Paradójicamente, son las personas que menos han contribuido a generar este cambio global, las que sufren sus consecuencias en mayor medida. También son las que en peor situación se encuentran para hacerles frente. Ante esta realidad, son muchas las preguntas todavía sin respuesta: por ejemplo, ¿cómo cuantificar estos desplazamientos correctamente para que no pasen desapercibidos? La mayoría de estos movimientos migratorios son internos: ¿cómo se podría reconocer oficialmente que estas personas no se desplazan simplemente porque quieren?

La denominación de persona refugiada por razones medioambientales no está contemplada en el derecho internacional, por lo que tampoco existen datos exactos sobre el número de personas que abandonan sus hogares como consecuencia del cambio climático, ¿puede, entonces, alguien que huye de una crisis climática ser considerada una persona refugiada? Muchas de estas personas huyen del hambre a causa de los episodios de sequía, la pérdida de las cosechas o la desertificación de sus regiones. Según ACNUR, es más preciso referirse a “personas desplazadas en el contexto de desastres y cambio climático”, ya que estos episodios generan fundamentalmente desplazamientos internos y afecta a las personas dentro de sus propios países.

La inclusión de las personas que migran por razones climáticas solo como personas desplazadas en los acuerdos internacionales no convence a los países que más han luchado por proteger los derechos de estas personas en los últimos años. Las islas del Pacífico Central, como Kiribati, llevan más de un lustro liderando el movimiento para que el medio ambiente y las amenazas frente al cambio climático tengan cobertura internacional. La República de Palau impulsó un movimiento de los países más vulnerables frente al cambio climático, el grupo de Pequeños Estados Insulares y en Desarrollo del Pacífico. Con el apoyo de Alemania, Irlanda y Suiza consiguieron una resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas, el 4 de junio de 2009, donde se reconocía que el cambio climático suponía “una grave amenaza para la seguridad de las personas”.

En esta línea, el pasado mes de enero, esta resolución del Comité de Derechos Humanos, por un caso de una persona de Kiribati a la que se le denegó asilo, afirmaba que el cambio climático es una amenaza para el derecho a la vida. No es vinculante, pero está basado en derechos humanos que sí lo son. Reconocer esto, por tanto, ya es muy importante jurídicamente y sienta un precedente.

No podemos pasar por alto, no obstante, que estos primeros pasos se están dando en los  países ricos. No todas las personas son iguales ante este tipo de migraciones: migran primero quienes más recursos tienen. Además, como todo lo que genera po­breza y desigualdad, el cambio climático no es ajeno al género. Las mujeres, por norma general las más pobres y las más vulnerables de cualquier sociedad, son también desproporcionadamente las más afectadas por las con­secuencias del cambio climático.

En cuanto a las políticas europeas, la aprobación del nuevo Pacto de Migraciones y Asilo de la UE está previsto para este año: ¿cómo se relacionará el cambio climático con las personas migrantes en este acuerdo? Hoy más que nunca es necesario que la dimen­sión ambiental y climática se tenga en cuenta en las polí­ticas migratorias, y viceversa.  Si los Estados, tanto a nivel nacional como internacional, no actúan para frenar esta emergencia climática, ¿llegará un momento en el que se podrá considerar que sus efectos en la población constituyen una violación del derecho a la vida? ¿Calarán las voces que hablan de impulsar el principio de justicia climática? ¿Deberían acoger a estas personas por compensación los países más ricos, que son los que más han contribuido a agravar la crisis climática? ¿Se convertirán finalmente los flujos migratorios en una estrategia en sí misma de adaptación al cambio global?

Son muchísimas las preguntas sin resolver que no hacen más que afianzar la urgente necesidad de definir y aprobar un marco legal de referencia, con normativa internacional al respecto, que recoja nuevas medidas de protección para estas personas. Una reivindicación que habrá que recordar, sin duda, todos los días, más allá del 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.

Este artículo forma parte de las acciones de  concienciación y sensibilización sobre la situación que están viviendo las personas refugiadas del proyecto ‘Kleos: Asilo, refugio y personas bajo protección internacional’. Una iniciativa financiada por la Dirección General de Migraciones del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea. 

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La federación Andalucía Acoge nace en 1991 para dar una respuesta más eficaz al fenómeno de la inmigración. La labor de nuestra federación tiene como principal objetivo fomentar una sociedad plural que favorezca la inclusión, la no discriminación, la cobertura de derechos y la equidad de oportunidades. Ante los muros tenemos que encargarnos de construir puentes de convivencia entre todas las culturas para que así podamos vivir en valores de diversidad e interculturalidad.

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