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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El taray 'republicano' que se moja las raíces

Taray.

Iñigo Mas

Almería —

Los cuatro Taray de las playas de la Ventilla y Los Bajos (separados por escasos metros en una playa que prácticamente es la misma), situados en el municipio almeriense de Roquetas de Mar, cuentan con protección medioambiental por una circunstancia curiosa: Son los únicos ejemplares en el Catálogo Andaluz de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía cuya singularidad radica en su cercanía al mar. Se encuentran a pie de playa, casi dentro del agua. Llegaron a ser protagonistas del debate político municipal, cuando Izquierda Unida pidió en una moción elaborar un catálogo de árboles para poder estudiarlos y protegerlos, pero el Partido Popular la rechazó puesto que tanto el Catálogo Andaluz como el PGOU roquetero los protegen.

El Taray de la Playa de los Bajos destaca por su tamaño, su proximidad al mar y la amplitud de su copa. El Taray o Tarajal de la anexa Playa de la Ventilla está compuesto por tres individuos y está también a escasos metros del mar. Todos tienen una morfología similar con un tronco único que se bifurca en dos ramas y una copa irregular.

Taray (Tamarix Gallica)

El taray no suele exceder del tamaño de una mata, aunque en ocasiones crece mucho y forma un árbol corpulento, cuyo tronco se rodea de una corteza áspera. Las hojas que echa son delgadas, estrechas, parecidas a las del ciprés. Las flores se hallan en los extremos de los tallos, sostenidas por largos cabillos; son bastante pequeñas, de color encarnado por fuera y blanco por dentro. Se cría en las orillas de ríos y torrentes, tanto mejor si discurren por tierras arcillosas, calcáreas y más o menos salinas. Medicinalmente tiene un uso moderado como astringente y antidiarreico, y leve como cicatrizante.

Bajo estos ejemplares se arrullan las parejas aprovechando la romántica orilla en los amaneceres o en los crepúsculos, robándose besos mientras entran en el agua huyendo de miradas furtivas en una zona poco transitada, de paso, poco habitada, pero poblada en ciertas horas punta de deportistas, corredores, ciclistas, caminantes o paseadores de perros.

Los Taray también han sido víctimas de los gamberros. Hace apenas unos años la asociación medioambiental 'Posidonia' denunció que uno de los troncos había aparecido con una gran pintada roja, utilizando estos términos. “Uno de los símbolos más queridos de los habitantes de Aguadulce, un árbol denominado Taray, que se encuentra a pie de playa y a escasos metros de la orilla del mar en el Corredor Verde, apareció semanas atrás con una gran pintada roja ocupando todo el tronco. Algún cafre o energúmeno no ha tenido otra cosa que hacer que llenar de pintura roja el tronco de uno de nuestros árboles más emblemáticos. Nuestro Taray, símbolo de naturaleza y espacios abiertos en Las Palmerillas y a pie de Turaniana ha sido ultrajado. Se trata de un verdadero atentado a nuestro patrimonio natural. Posidonia desea denunciar este desgraciado acontecimiento solicitando la ayuda de los vecinos para descubrir a los autores”.

El Corredor Verde es un camino paralelo a la playa, bajo protección de la Junta de Andalucía, prohibido a los vehículos a motor, exclusivo para el caminante, el jinete o el ciclista, que une a través de senderos de tierra, charcas que se secan en verano y vegetación, Aguadulce con el resto de Roquetas de Mar. En este Corredor Verde se encuentran 'Turaniana' y 'Las Palmerillas', zonas bajo las cuales los arqueólogos presuponen la existencia de restos milenarios de culturas árabes y romanas, existiendo una lucha titánica entre los conservacionistas que exigen su estudio y protección y quienes apuestan por el desarrollo urbano de una paradisíaca zona playera aún no saturada.

“Son muchas personas las que disfrutan de este espacio tan querido para todos los que viven en Aguadulce y Roquetas de Mar y algunas de ellas se comportan como gente sin escrúpulos ni educación que arrojan decibelios de música y basura por doquier y lo que es peor, no muestran el más mínimo respeto por lo que es de todos. Son estos pocos los que conseguirán que paguemos justos por pecadores. Solicitamos a las autoridades que pongan coto a estos desmanes”, pedía la asociación ecologista de Aguadulce, Posidonia, cuando denunciaba la pintada roja contra los Taray, ya que a escasos metros de ellos, son constantes las barbacoas y las discotecas nocturnas ambulantes.

Si finalmente se logró acabar con la gamberra pintada de color rojo, actualmente puede verse con claridad una bandera republicana diseñada en el tronco, que todavía no se ha podido o querido borrar. Así parece que el protegido árbol tiene que aguantar, democráticamente, la libertad de expresión de sus convecinos, aunque los calificativos de los del 'bando nacional' cuando descubren la última pintada, no son aptos para menores.

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