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El 'indio' que vigila Andalucía

El 'indio' que vigila Andalucía.

Juan Miguel Baquero

Cualquiera que ronde el cruce de caminos que es Antequera será observado por un colosal perfil pétreo. Como guardián de todo movimiento, la conocida Peña de los Enamorados muestra su rostro en una suerte de alerta atávica. Con el cuerpo envuelto en tierras de la vega, las letanías viajeras quedan bajo el escrutinio seguro del ‘indio’ que vigila Andalucía. Como si fuera el custodio eterno del trasiego de la antigua Al-Ándalus.

El epicentro de la región está coronado por lo que parece la cabeza de una persona tumbada. Lo cuentan las crónicas, las fábulas, los testimonios orales. Curiosa morfología yacente. “Mira, el indio”, dicen los viajantes que transitan por el lazo viario que une las cuatro mayores ciudades andaluzas: Málaga, Granada, Córdoba y Sevilla. Un punto estratégico en el que está sembrado el pueblo antequerano. Anticaria romana, Antaqira árabe.

Leyenda de los enamorados y patrimonio megalítico

Una antigua leyenda explica el nombre de Peña de los Enamorados de AntequeraPeña de los EnamoradosAntequera: “Un joven, al parecer nacido en un reino cristiano, fue hecho prisionero en los dominios de Granada y llevado como esclavo a la casa de una rica familia mora, donde se enamoraron él y la hija del dueño. Conscientes ambos de las dificultades con las que preveían iban a encontrarse para dar rienda suelta a su amor, mantuvieron la relación en secreto, hasta que un buen día decidieron escaparse, siendo perseguidos por el padre de la joven acompañado de su séquito”.

El mito prosigue, atado a un lugar que fuera límite fronterizo entre la España musulmana y cristiana: “En el largo recorrido de su huida llegaron hasta la Peña, donde decidieron detenerse a descansar o a encontrar un refugio, pero allí fueron sorprendidos por las personas que les venían persiguiendo. Ante el acoso de los mismos, los jóvenes trataron de defenderse, pero les obligaron a entregarse. En medio de esta situación y desesperando de no poder consumar su huida y sobre todo su amor, se lanzaron abrazados al abismo desde la cima de la Peña”. Una montaña, para siempre, de los Enamorados.

Con un extenso paisaje natural –con una superficie de 117 hectáreas–, al interés ecológico se le une la importancia arqueológica de un espacio declarado Bien de Interés Cultural. Punto de asentamiento histórico desde el paleolítico inferior, importantes yacimientos firman la presencia humana en Antequera desde hace más de 6.000 años. Caso del conjunto de dólmenes de Menga, Viera y El Romeral. Sepulcros del Megalítico que son candidatos a Patrimonio de la HumanidadPatrimonio de la Humanidad con la campaña 'Piedra a piedra' que incluye el paraje de El Torcal –donde destacan las caprichosas formas de las rocas calizas que componen uno de los paisajes kársticos más reconocidos de Europa– y el propio peñón. La Unesco decide en junio de 2016 sobre la candidatura de los Dólmenes de AntequeraDólmenes de Antequera. Y la ciudad promociona su aspiración, ahora en el Salón Mundial del Turismo de París (Francia).

El listado antequerano de atractivos turísticos, culturales y de naturaleza suma paisajes arquitectónicos de diversas épocas y estilos como monumentos, iglesias, palacetes… o el soporte de una comarca que transita el conocido Caminito del Rey. Y un apunte histórico al que sin duda el 'indio' prestaría suma atención: el inicio del nacionalismo andaluz. El pueblo antequerano fue, de nuevo, epicentro de la región con la redacción de la Constitución Federal de Antequera en 1883 y con el Pacto Autonómico de Antequera, texto acordado en 1978 y que conduciría a la proclamación de la autonomía de Andalucía.

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