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Depresión, estrés y una carga “inasumible”: los trabajadores de las residencias de mayores denuncian la falta de personal

La consejera de Ciudadanía del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, en una visita a la residencia Ciudad de Huesca

Miguel Barluenga

Huesca —

Los trabajadores de los centros de mayores del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) no dan abasto y piden que se amplíen las plantillas. El pasado miércoles se convocaron parones de 15 minutos con un seguimiento muy elevado. En las dos residencias de Huesca, Sagrada Familia y Ciudad de Huesca, y también en otras como Romareda (Zaragoza), Borja o Javalambre (Teruel), el sentir es unánime: falta personal. Así se lo han trasladado a sus superiores, y mientras no reciban una respuesta satisfactoria van a continuar con las movilizaciones.

Denuncian las “escasísimas” altas que se han producido en los últimos tiempos y que no exista la posibilidad de realizar sustituciones en verano, un momento delicado del año puesto que los cuidadores familiares se toman un descanso y la carga de trabajo para los que se quedan llega a ser “inasumible”. Se trata de centros tipificados para personas mayores en situación de dependencia y estas requieren atenciones cada vez más especiales.

Los trabajadores se han unido a través de la Central Sindical Independiente (CSIF) y del Sindicato de Auxiliares de Enfermería (SAE), que vehiculan sus reivindicaciones. Además, se está llevando a cabo una recogida de firmas. No es una situación nueva. Se ha ido enquistando con el tiempo y se agrava además con el cambio de perfil de las personas atendidas. Aunque la que se abre ahora es la etapa crítica del año, las dificultades son constantes durante los 12 meses.

También faltan cocineros o limpiadores

Se trata de una propuesta encabezada por el personal que, sin embargo, “se extiende asimismo a quienes más sufren, que son los residentes”, señala Inma Gracia, del SAE. En la capital oscense, tanto la Sagrada Familia como el Ciudad de Huesca cuentan con medio centenar de trabajadores y se estima que haría falta, en ambos casos, un 40 % más para cubrir todas las lagunas. “Hablamos de auxiliares, pero también de pinches de cocina, ordenanzas, personal de limpieza…”, añade. La falta de personal se traduce en la acumulación de días de libranza pendientes, estrés, depresión, ansiedad y sobrecarga física.

“La administración no mira a donde debe -continúa Gracia-. Tenemos a los mismos residentes desde hace muchos años y ahora poseen una dependencia más aguda que en los comienzos. Los que viven desde entonces tienen un grado de dependencia muy grande. Lo que no ha cambiado es el número de trabajadores”. Los nuevos residentes añaden más peso: “Es gente más joven y de la calle, que da más problemas que los otros. Beben, nunca han convivido en un centro y se portan peor”.

Desde la junta de personal y el comité de estos centros se tomó la determinación de salir a la calle y protestar. En los días previos se reunieron con el IASS y este les trasladó su intención de aumentar el personal en el menor lapso de tiempo posible, como también confirmaron fuentes de la institución a este medio. Sin embargo, y a falta de un “sí” rotundo, se espera que haya nuevos parones en las próximas semanas.

“La bola de nieve crece”

Inma Gracia explica los motivos: “Todos los días estamos bajo mínimos si alguien cae enfermo. Una baja tarda dos o tres días en reemplazarse y nos cubrimos entre nosotros, y así nos deben muchos días de fiesta. La bola de nieve crece. Los días pendientes nos los devuelven entre finales de año y comienzos de 2019”. No es una cuestión únicamente de falta de auxiliares de enfermería que completan la labor de médicos y enfermeros, “es que somos lo que atendemos al anciano diariamente. Pedimos que cubran el 100 % de la atención directa”.

En general, se trata de un perfil de usuario con una edad muy elevada que ha ido requiriendo de más cuidados con el paso del tiempo, por lo que los propios trabajadores se han sometido a un proceso de aprendizaje: “Nos es lo mismo una persona de 70 años que de 90”. En los meses de verano llegan las vacaciones y se agrava la situación. Además, lamenta Gracia, “a la gente que viene hay que enseñarla, no es culpa de ellos, no decimos que lo hagan peor. Ya vamos sobrecargados”.

“Dejaríamos atrás el estrés y el nerviosismo”

Las bajas físicas y psicológicas se acumulan “por el estrés diario que supone esta situación, que no mejora. No estaríamos más descansados pero sí dejaríamos atrás el estrés y el nerviosismo. Reclamamos una valoración de cargas y trabajo para que ponga el personal necesario. En la Sagrada Familia llevamos un par de años con ‘moscosos’ (días de permiso de libre disposición) que no podemos coger. Un día se puede soportar pero muchos días no porque te agobias y hay gente que se tiene que coger la baja”.

La Sagrada Familia cuenta con un centenar de internos y el Ciudad de Huesca con unos 110, con lo que el ratio aproximado sería de dos personas atendidas por cada profesional. Pero no. Inma Gracia juzga que el IASS es como la “hermana pobre del Salud, al que le dan mucho más presupuesto cuando el trabajo es el mismo. La carga de trabajo es mayor que un hospital, donde hay cuatro o cinco residentes para una enfermera. Aquí, por la tarde estamos dos para 24 ancianos. Por la noche, dos técnicos para cualquier atención”.

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