La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad viral altamente contagiosa de los cerdos domésticos y silvestres, con un índice de mortalidad que puede alcanzar el 100 % entre esta población. Así define la enfermedad la Organización Mundial de Sanidad Animal. El organismo asegura que este virus “no representa ningún peligro para la salud humana”, y advierte que es “altamente resistente en el medio ambiente, lo que significa que puede sobrevivir en la ropa, el calzado, las ruedas de los vehículos y otro tipo de equipos”, de ahí la urgencia en implementar las medidas de bioseguridad e higienización en el sector porcino.
A finales de noviembre aparecieron 13 jabalíes muertos infestados con el virus de la peste porcina africana. La crisis se disparó. Hasta la fecha, la APP está localizada, no ha salido de la zona del brote localizada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), y no afecta por el momento a ninguna granja ni explotación. Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat aseguran que los “mejores expertos en bioseguridad” de Cataluña, del Estado y de la Unión Europea están trabajando en la investigación para determinar dónde y cómo de este brote de peste porcina africana, que ha reaparecido en España después del último caso hace 31 años.
La notificación de la presencia del virus en España ha supuesto el cierre automático de fronteras de los países de fuera de la Unión Europea que importan porcino y alimentos derivados. China, Estados Unidos o Reino Unido, entre otros seguirán comprando porcino a empresas españolas, salvo a aquellas situadas dentro del radio de 20 kilómetros alrededor del foco de PPA.
Pero preocupan otros mercados, en especial Japón y México. Ambos países han cerrado sus fronteras y juntos las pérdidas ascienden a 1.200 millones de euros en exportaciones. A esto se añade el protocolo internacional, que marca que las compras quedan suspendidas durante al menos un año tras una alerta sanitaria como la que vive España. ¿Cómo afecta a Aragón?
En Aragón, el sector del porcino representa más del 40% de la producción final agraria en toda la comunidad. Crea más de 21.000 empleos directos e indirectos y cuenta con un censo de más de 10 millones de cerdos y más de 4.300 explotaciones ganaderas dedicadas a su producción. Estas cifras sitúan a Aragón como la primera región productora de porcino de España.
Por el momento no se han detectado casos en la comunidad, pero el peso del sector en la economía de la región ha activado las alarmas.
Los jabalíes en el punto de mira: cerca de 3.000 abatidos este puente
Se estima que en Aragón hay entre 90 mil y 150 mil ejemplares de jabalí, dependiendo de la fuente consultada, y la mayor concentración de la especie se encuentra localizada en la provincia de Huesca. El censo es variable y ha ido en aumento debido a cambios sociales; como la despoblación y la disminución del pastoreo, que ha hecho que los montes están menos limpios y sean más propicios para la habitabilidad de especies cinegéticas; o las cosechas cada vez más abundantes, que dan sustento a estas especies, entre ellas, el jabalí.
Entre las medidas aprobadas por el Gobierno de Aragón para prevenir la entrada de la enfermedad en la Comunidad, el consejero del ramo, Javier Rincón, daba luz verde a la caza intensiva de jabalíes, financiando una subvención de 30 euros por animal abatido y el uso excepcional de visores térmicos.
Este puente festivo de la Constitución y la Inmaculada en la comunidad ha coincidido con la solicitud del Gobierno de Aragón a los cazadores de intensificar las batidas rutinarias de caza, como medida para luchar contra la peste porcina. En un fin de semana, sábado y domingo, la estimación media de ejemplares abatidos ronda los 2.000, sin embargo, este fin puente el saldo ha ascendido a cerca de 3.000 jabalíes.
La Federación Aragonesa de Caza (Farcaza), la segunda más numerosa en federados después del fútbol en Aragón, cuenta con 45.000 licencias de caza activas y más de 28.000 cazadores federados en 2025. En este panorama, la federación está colaborando con el Gobierno de Aragón al considerar que la entidad es “una herramienta indispensable en la gestión de una crisis” como lo está siendo la peste porcina africana.
“Entendemos que la sobreabundancia de jabalíes produce accidentes a nivel sanitario, de accidentes de tráfico y daños agrícolas, pero si de repente la especie desaparece, tiene una repercusión negativa en el desarrollo del equilibro natural ambiental”, apunta el Nicolás Urbani, veterinario de Farcaza. Además, apunta a que el impacto negativo de la desaparición total del jabalí se expendería a todo el sector cinegético, a la economía vinculada al mismo, “y a nivel social”.
El director técnico de la Federación Aragonesa de Caza recuerda sobre el último brote que afectó al país que: “Nos costó más de 30 años conseguir erradicarlo”, por ello argumenta que los cazadores “son clave en esta situación de crisis que todavía no afecta a Aragón” ya que “la única forma de evitar una expansión rápida del virus es bajar las poblaciones de jabalí” ha asegurado públicamente Urbani.
El SEPRONA investigará en firme la posible fuga de un laboratorio
Mientras en Aragón se pide intensificar la presión cinegética sobre los jabalíes, el Gobierno de España no descarta la posibilidad de que el origen del foco de peste porcina africana de la provincia de Barcelona proceda de una fuga de laboratorio. Lo hace tras recibir el informe del laboratorio de referencia de la Unión Europea, que ha secuenciado el genoma del virus en cuestión, se deduce que “cabe la posibilidad de que el origen del virus no esté en animales o productos de origen animal provenientes de alguno de los países en los que actualmente está presente la infección”.
Por ello, la Dirección General de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura ha iniciado las siguientes actuaciones: “Comunicar al Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), de la Guardia Civil, la necesidad de investigar estos hechos, como autoridad competente para la investigación de posibles infracciones o delitos medioambientales”. Y, de otra parte, “iniciar un procedimiento de investigación del origen del virus en el marco del artículo 57.2 del Reglamento (UE) 2016/429, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016”.
En este sentido, Juan José Badiola catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza que asistía este martes a la reunión del comité de seguimiento de la evolución de la peste porcina africana convocada en Aragón por el ejecutivo, ha dicho que el laboratorio cercano a Collserola, escenario de la presunta fuga, tiene nivel 3 de bioseguridad y que, aunque “es improbable” que esto haya sucedido, reconoce que “habrá que investigarlo”.
Por otra parte, Juan José Badiola ha recalcado que la peste porcina no es transmisible a la especie humana, solo al cerdo y al jabalí, “nada más”, añadiendo que “se puede consumir carne de cerdo y de jabalí sin ningún problema”.
Más medidas para transportistas, mataderos y propietarios de granjas
Las medidas de bioseguridad para evitar que la peste africana salte a Aragón se han intensificado desde hace una semana. Afectan especialmente a los trabajadores de la cadena: transportistas, trabajadores de mataderos y propietarios de granjas. Desinfectar los vehículos, la ropa y el calzado son las medidas prioritarias que, además deben mantenerse en práctica durante 12 meses después del último contagio detectado.
Los profesionales del sector del transporte actúan con “normalidad” estos días y aseguran que “no han recibido instrucciones diferentes” ya que todo lo que se transporta pasa de manera rutinaria por controles y laboratorios para comprobar que esté limpio y cumple la normativa. La higienización es “obligatoria” y los camiones pasan por vados de desinfección.
Los mataderos han reforzado el personal de limpieza, en algunos casos han limitado el acceso de los camiones de transporte de animales a las instalaciones, y se han instalado vados de desinfección para la desinfección de los transportes al entrar y al salir del matadero.
Esta intensificación de las medidas de higienización forma parte del plan de acción puesto en marcha por el Gobierno de Aragón que incluye: “campañas de comunicación dirigidas a ciudadanos y visitantes”, “protocolos de actuación ante el hallazgo de animales muertos en la montaña”, “inversión de 100.000 euros en material especializado equipos de protección profesional”, y la “contratación de veterinarios a través de SARGA”, un número todavía indeterminado, que se unirán a “los 4 que trabajan en el Departamento” para asesorar, controlar las medidas de bioseguridad y supervisar las 4.217 explotaciones ganaderas que hay actualmente en Aragón.
Las organizaciones agrarias piden coordinación
Las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, ARAGA, UPA y UAGA están participando en las reuniones sectoriales con el Gobierno de Aragón para reforzar la bioseguridad y coordinar esfuerzos para adelantarse a un brote de peste porcina africana en Aragón, comunidad que, por el momento no ha registrado ningún caso.
UAGA-COAG (Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón - COAG) ha reclamado medidas rápidas y control estricto del brote, pidiendo transparencia y cumplimiento de protocolos. UPA Aragón (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) coinciden en la necesidad de implementar medidas de protección e incluso ponen sobre la mesa la posibilidad de restringir la actividad en las proximidades de las explotaciones, “Aragón lidera la producción de porcino en España con 2.300 millones de euros y la aparición de casos tendría un impacto económico y social brutal”, han sentenciado.
El sector porcino recuerda que una granja porcina estándar en España ha tenido que invertir entre 135.000 y 240.000 euros por explotación en medidas de bioseguridad durante las dos últimas décadas. Entre esas medidas se encuentran: vallado perimetral de bioseguridad, vados sanitarios y arcos de desinfección, vestuarios y duchas para el personal.
'Criminalización' de una especie para salvar un modelo agroindustrial que no funciona
“Se está poniendo el foco de manera errónea en la fauna silvestre”, apuntan desde Ecologistas en Acción. La organización reconoce que “puede estar justificado el aplicar medidas de control de jabalíes en el foco donde ha aparecido la PPA para evitar que la enfermedad se expanda entre las poblaciones de animales silvestres y llegue a las granjas”, pero sin embargo, denuncia la medida puesta en marcha por el Gobierno de Aragón de intensificar la caza y subvencionarla ya que, por el momento la comunidad no se ha visto afectada y “no es una medida que se deba hacer extensiva a otras zonas de forma preventiva con la excusa de que hay superpoblación”, explican.
Los ecologistas niegan que exista superpoblación de jabalíes, y apuntan a que las poblaciones “se han recuperado de unos niveles anormalmente bajos de hace un siglo”. Una proliferación derivada de la expansión de “su ecosistema preferido, el monte y el matorral”, como también apuntaba el veterinario Nicolás Urbani.
Evitar la suelta y alimentación suplementaria de jabalíes en los cotos de caza, proteger al lobo “ya que es el mejor sistema natural de regulación de las poblaciones de jabalíes, por su depredación directa”, mejorar la gestión de los residuos urbanos y usar vacunas esterilizantes como sistema de la fertilidad en poblaciones como los jabalíes, son algunas de las medidas que proponen desde la organización ecologista para reducir el impacto humano en el medio y recuperar los equilibrios naturales.
“Se debería poner el foco en la ganadería industrial, que mueve miles de millones de euros, pero es un ejemplo incuestionable de insostenibilidad”, aseguran desde Ecologistas en Acción. Laia Serra, portavoz, ha declarado que la respuesta del gobierno demuestra “la vulnerabilidad que genera la dependencia” de unas empresas que apuestan por maximizar la producción en granjas, a la vez que se muestra sorprendida de que las Administraciones “que no tienen suficiente presupuesto para la conservación de los ecosistemas y espacios protegidos”, sin embargo, “habiliten partidas no previstas cuando hay una crisis en el sector agrario industrial”.