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Superurgente, rápido, devolución: el impacto de las rutas cuando compras por Internet

Ballena Blanca

Sara Acosta

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Cada vez que alguien compra un producto por Internet para recibirlo en su casa en menos de dos horas –ya hay incluso entregas en 15 minutos– obliga a una furgoneta de reparto a transportar prácticamente ese único bulto. Cuando varias personas piden algo a la vez de forma ultraurgente, la ciudad se va llenando de furgonetas con tres viajes cada una: del punto donde se encuentre al almacén o la tienda, de ahí al domicilio del cliente y de nuevo hacia la base. Esto supone que haya vehículos transportando aire por la ciudad durante todo el día, con la mínima eficiencia y el máximo impacto ambiental en emisiones (el transporte para logística es casi todo diésel), atascos, invasión del espacio público y multiplicación de residuos por el embalaje de todos esos paquetes.

Cuando el pedido se realiza para entrega con un mínimo de 24 horas, las empresas de logística tienen algo más de margen para optimizar la carga y la ruta, unificando las entregas dentro de una franja horaria e identificando otras recogidas por la misma zona. Por otro lado, en su camino de regreso recogen paquetes que entregarán al día siguiente. Ojo, esta opción no hace eficiente la compra, pues se genera tráfico y de nuevo emisiones. Además, en las casas puede no haber nadie cuando el repartidor llama al timbre, ni saber cuándo esa persona llegará, lo cual multiplica los viajes.

“El comercio electrónico ha generado un hábito malo: comprar sabiendo que el producto se va a devolver, y que esto resulta gratis”, explica May López, directora de Desarrollo en Empresas por la Movilidad Sostenible. Según las estimaciones de esta organización, las devoluciones en las compras por Internet representan el 20%, y cuando se trata de ropa, el 30%. Esta cifra aumenta hasta un 50% en campañas como el Black Friday.

¿Qué supone esto? Por un lado, que la furgoneta llega de vacío o con muy pocos paquetes. Además, la persona que hace la devolución debe embalar de nuevo el producto, generando nuevos residuos, y no siempre sabe cómo hacerlo, lo cual convierte el proceso en muy ineficiente.

La mejor compra por Internet, según la especialista May López, es la que no pide la entrega el mismo día de la adquisición del producto, ni tampoco personalizada hasta la misma puerta de casa. Lo óptimo sería que las empresas de logística recogieran la mercancía en las tiendas o en almacenes y los depositaran en pequeños comercios de barrio o en taquillas situadas en lugares como gasolineras, estaciones de bus o supermercados. De este modo se reducen los desplazamientos de las furgonetas, es la gente la que se mueve. Además, lo idóneo para esta experta sería que las plataformas de compra online indicaran a sus clientes las diferentes opciones de entrega, no según lo que va a tardar en llegar el paquete, sino en función de la contaminación que supone elegir una opción u otra.

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